miércoles, 4 de noviembre de 2009

Sin Plusvalía habría Recesión
(A mayor Jornada laboral más PIB)
Manuel C. Martínez M.
03 nov. 09

Cuando afirmamos que sin plusvalía habría recesión ni remotamente podríamos estar justificando la explotación de los asalariados, por favor. Por el contrario pasaremos a exponer cómo ellos también son coexplotados por el resto de la sociedad, es decir por sus gobernantes, por los demás patronos y, para colmo de las contradicciones, por los demás asalariados locales, regionales y mundiales en su conjunto.
Es que los asalariados, además de trabajar horas extras no remuneradas porque estas están falsamente incluidas en la paga convenida por patronos y trabajadores, durante esas horas de labor excedentarias los trabajadores del capitalismo emplean complementariamente una significativa parte de los medios de producción que de otra manera se mantendrían ociosos, y de perogrullo, sin tales horas de plusvaloración el PIB de todos los países se vendría en picado. También es válida la proposición en contrario porque con más horas diarias de trabajo, ordinarias y/o extraordinarias se logra un mayor empleo de todos los recursos económicos, dentro de una constancia en todas las demás condiciones concomitantes.
Digamos que todo plusvalor tiene un “valor” constituido por capital constante del patrono y por “capital” no menos “constante” de un trabajador que por hallarse descapitalizado no sólo no recibe paga por ese valor sobreagregado sino que tampoco le acreditan reconocimiento alguno como verdadero empresario que es.
Consecuencialmente, los productores de plusvalía no sólo son explotados mediante trabajo impago, sino que al lado de esa misma explotación sufre un despojo nacional e internacional cual filántropo involuntario que le sirve a todo el mundo a cambio de nada.
Cualquier pizca de concientización que pudieran tener los trabajadores sobre estos sucesos permitiría apoyar con bases científicas la necesidad de una unión proletaria mundial.
Aunque el asalariado lo haga sin proponérselo, o inconscientemente, con esa labor suya por concepto de trabajo excedentario aplicado a un capital ajeno no menos excedentario, está contribuyendo, gratuita, muy “solidariamente” y sin que así se le reconozca para nada, a la dinamización y crecimiento económico de cada país.
Curiosamente las reducciones de la jornada de trabajo, son vendidas como grandes conquistas sindicales y de políticos supuestamente defensores de los trabajadores, pero todas se han traducido en mermas proclives a recesiones en el PIB, particularmente cuando estas reducciones de las horas de trabajo no se compensen con un empleo paralelamente sustituto de nuevos asalariados.
Reconozcamos que el portentoso y acelerado desarrollo industrial que desde hace un par de siglos ha catapultado los Imperios transnacionales que hoy controlan el mundo como gigantescas potencias económicas y militares se debió fundamentalmente a jornadas de trabajo suficientemente generadoras de excedentes de capital derivados de una plusvalía con alta proporción respecto del capital ajeno invertido.
Las reducciones horarias pudieron factibilizarse gracias al propio desarrollo de las fuerzas productivas de esos asalariados, un desarrollo manifiesto en mejoras tecnocientíficos que produjeron mejores rendimientos en los medios de producción y con ello una mayor productividad del trabajador con cargo a la cual también este ha recibido algunas pírricas mejoras en su salario, pero, por supuesto, no como expresión de un mejor reparto de la riqueza creada por este asalariado sino, por el contrario, porque con dichas mejoras productivas el plusvalor se potenció y consecuencialmente también lo hicieron las ganancias patronales.
La mayor productividad del trabajador le permitió trabajar durante menos horas diarias y semanales. Los logros sindicales en ese aspecto no fueron más que los típicos efectos pos féstum de un sindicalismo que, ya enterado de las factibles concesiones y elasticidades patronales o gubernamentales, anuncia un paro con éxito en su reclamación y luego se atribuye para sí tales concesiones patronales.
Por supuesto, hoy esas mismas potencias económicas transnacionales confrontan el problema de un alto desempleo de su capital constante más sofisticado. Esto se les ha traducido en una virtual subcapitalización económica en grandes capitales provocadas por la escasez de mercados rentables derivada en segundo orden a la ineludible desarmonía entre capacidad productiva alcanzada y el volumen del consumo efectivo.
De allí que desde hace décadas en contradicción a la norma de la acumulación o ahorro de capitales esas potencias empezaron a darle luz verde a todo género de reivindicaciones laborales tendentes a mejoras salariales y a reducir la jornada de trabajo, particularmente en países como el nuestro a fin de robustecer la capacidad de compra de los consumidores y, como si fuera poco, para frenarles a esos países cualquier viso de peligrosa competitividad mercantil. Desde la misma Segunda Guerra Mundial optaron por aplicar ese desenfrenado y poco analizado efecto keynesiano; a ofrecernos capital para unas inversiones controladas por ellos mismos, además de otras medidas que eviten su propio hundimiento burgués.
Los gobernantes ignaros en asuntos económicos estructurales, de escaso vuelo interpretativo, carentes como están de asesores auténticamente profesionales, han caído en esa trampas o artilugios mercadotécnicos que hoy los ha llevado a defender una mejor distribución del salario, en lugar de combatirlo, a defender la proliferación de empresas burguesas nominalmente llamadas socialistas, cosas así, pero lo peor ha sido pretender desarrollar a su país con atmósfera capitalista a punta de reducciones en la jornada de trabajo y sin la garantía paralela de una suplencia laboral para las horas así liberadas. El resultado inmediato es una reducción de la oferta que deriva en una mayor carestía.
Buena parte de los incrementos industriales provenientes de nuevas empresas suele anularse con semejantes reducciones laborales. Por tal razón los trabajadores y gobernantes deben vigilar sigilosamente la garantía de que el subempleo causado por reducciones en la jornada sea inmediatamente reemplazado por nuevas fuentes de trabajo capaces de superar la recesión causada por un achicamiento de la plusvalía.

martes, 3 de noviembre de 2009

Plusvalía Recesión y PTB

Sin Plusvalía habría Recesión
(A mayor Jornada laboral más PIB)
Manuel C. Martínez M.
03 nov. 09
Cuando afirmamos que sin plusvalía habría recesión ni remotamente podríamos estar justificando la explotación de los asalariados, por favor. Por el contrario pasaremos a exponer cómo ellos también son coexplotados por el resto de la sociedad, es decir por sus gobernantes, por los demás patronos y, para colmo de las contradicciones, por los demás asalariados locales, regionales y mundiales en su conjunto.
Es que los asalariados, además de trabajar horas extras no remuneradas porque estas están falsamente incluidas en la paga convenida por patronos y trabajadores, durante esas horas de labor excedentarias los trabajadores del capitalismo emplean complementariamente una significativa parte de los medios de producción que de otra manera se mantendrían ociosos, y de perogrullo, sin tales horas de plusvaloración el PIB de todos los países se vendría en picado. También es válida la proposición en contrario porque con más horas diarias de trabajo, ordinarias y/o extraordinarias se logra un mayor empleo de todos los recursos económicos, dentro de una constancia en todas las demás condiciones concomitantes.

Digamos que todo plusvalor tiene un “valor” constituido por capital constante del patrono y por “capital” no menos “constante” de un trabajador que por hallarse descapitalizado no sólo no recibe paga por ese valor sobreagregado sino que tampoco le acreditan reconocimiento alguno como verdadero empresario que es.

Consecuencialmente, los productores de plusvalía no sólo son explotados mediante trabajo impago, sino que al lado de esa misma explotación sufre un despojo nacional e internacional cual filántropo involuntario que le sirve a todo el mundo a cambio de nada.
Cualquier pizca de concientización que pudieran tener los trabajadores s
obre estos sucesos permitiría apoyar con bases científicas la necesidad de una unión proletaria mundial.
Aunque el asalariado lo haga sin proponérselo, o inconscientemente, con esa labor suya por concepto de trabajo excedentario aplicado a un capital ajeno no menos excedentario, está contribuyendo, gratuita, muy “solidariamente” y sin que así se le reconozca para nada, a la dinamización y crecimiento económico de cada país.

Curiosamente las reducciones de la jornada de trabajo, son vendidas como grandes conquistas sindicales y de políticos supuestamente defensores de los trabajadores, pero todas se han traducido en mermas proclives a recesiones en el PTB, particularmente cuando estas reducciones de las horas de trabajo no se compensen con un empleo paralelamente sustituto de nuevos asalariados.

Reconozcamos que el portentoso y acelerado desarrollo industrial que desde hace un par de siglos ha catapultado los Imperios transnacionales que hoy controlan el mundo como gigantescas potencias económicas y militares se debió fundamentalmente a jornadas de trabajo suficientemente generadoras de excedentes de capital derivados de una plusvalía con alta proporción respecto del capital ajeno invertido.

Las reducciones horarias pudieron factibilizarse gracias al propio desarrollo de las fuerzas productivas de esos asalariados, un desarrollo manifiesto en mejoras tecnocientíficos que produjeron mejores rendimientos en los medios de producción y con ello una mayor productividad del trabajador con cargo a la cual también este ha recibido algunas pírricas mejoras en su salario, pero, por supuesto, no como expresión de un mejor reparto de la riqueza creada por este asalariado sino, por el contrario, porque con dichas mejoras productivas el plusvalor se potenció y consecuencialmente también lo hicieron las ganancias patronales.
La mayor productividad del trabajador le permitió trabajar durante menos horas diarias y semanales. Los logros sindicales en ese aspecto no fueron más que los típicos efectos pos féstum de un sindicalismo que, ya enterado de las factibles concesiones y elasticidades patronales o gubernamentales, anuncia un paro con éxito en su reclamación y luego se atribuye para sí tales concesiones patronales.
Por supuesto, hoy esas mismas potencias económicas transnacionales confrontan el problema de un alto desempleo de su capital constante más sofisticado. Esto se les ha traducido en una virtual subcapitalización económica en grandes capitales provocada por la escasez de mercados rentables derivada en segundo orden a la ineludible desarmonía entre capacidad productiva alcanzada y el volumen del consumo efectivo.

De allí que desde hace décadas en contradicción a la norma de la acumulación o ahorro de capitales esas potencias empezaron a darle luz verde a todo género de reivindicaciones laborales tendentes a mejoras salariales y a reducir la jornada de trabajo, particularmente en países como el nuestro a fin de robustecer la capacidad de compra de los consumidores y, como si fuera poco, para frenarles a esos países cualquier viso de peligrosa competitividad mercantil. Desde la misma Segunda Guerra Mundial optaron por aplicar ese desenfrenado y poco analizado efecto keynesiano; a ofrecernos capital para unas inversiones controladas por ellos mismos, además de otras medidas que eviten su propio hundimiento burgués.

Los gobernantes ignaros en asuntos económicos estructurales, de escaso vuelo interpretativo, carentes como están de asesores auténticamente profesionales, han caído en esa trampas o artilugios mercadotécnicos que hoy los ha llevado a defender una mejor distribución del salario, en lugar de combatirlo, a defender la proliferación de empresas burguesas nominalmente llamadas socialistas, cosas así, pero lo peor ha sido pretender desarrollar a su país con atmósfera capitalista a punta de reducciones en la jornada de trabajo y sin la garantía paralela de una suplencia laboral para las horas así liberadas. El resultado inmediato es una reducción de la oferta que deriva en una mayor carestía.

Buena parte de los incrementos industriales provenientes de nuevas empresas suele anularse con semejantes reducciones laborales. Por tal razón los trabajadores y gobernantes deben vigilar sigilosamente la garantía de que el subempleo causado por reducciones en la jornada sea inmediatamente reemplazado por nuevas fuentes de trabajo capaces de superar la recesión causada por un achicamiento de la plusvalía.

domingo, 18 de octubre de 2009

Plantas y Animales, Como alimentos y compañeros
(Sin ellos moriríamos de hambre y de soledad)
Manuel C. Martínez M.
18 oct. 09
Estamos convencidos de que las mejores pinturas de los mejores artistas son los paisajes donde sus protagonistas son árboles y arbustos, yerbas, hojas, aves, peces, canes, gatos, vacas, caballos y mariposas.
Convencidos también de que los modernos apartamentos familiares de propiedad horizontal serían cascarones cavernosos si en sus paredes no colgaran las pinturas, y si estas son “impresionistas” mucho mejor porque sus creadores terminan recogiendo en ellas todo el caluroso dinamismo de la vibrátil luz, única forma de reflejar físicamente la realidad material del mundo exterior.
Nos han acostumbrado a una versión idealista del mundo donde la Flora y la Fauna aparecen como objetos y no como sujetos. Y todo parece encajar armoniosamente, ya que la autovisión clasista hace que unos hombres no miren a los otros como reflejos de sí mismos sino como extraños.
Por esas contradicciones, los vegetarianos aducen no comer cadáveres, pero se alimentan de vegetales, por eso descuidamos el jardín de las calles, reducimos la vegetación, los peces y mamíferos en general, y hasta hoy en la China moderna se alimentan con fetos abortados, y en América se come sintéticos programados.
Cuando paseamos por las calles vacías, libres de esculturas, carentes de árboles y arbustos, y ni siquiera vemos un hambriento perro callejero, pareciera que estamos solitarios en un apelotonado mundo donde además de hambre estaríamos muriendo de soledad.

jueves, 15 de octubre de 2009

La Administración Pública debe Sincerar sus Nóminas Laborales
Manuel C. Martínez M.
15 oct. 09
Todos los gobiernos nacionales, estadales y municipales venezolanos, particularmente los “democráticos”, se acostumbraron inercialmente a no honrar oportunamente sus pasivos sociales, a entrar en mora sostenida y creciente por concepto de una que otra obligación debidamente contraída con los funcionarios públicos. Y lo han hecho no necesariamente por falta de recursos financieros, de ninguna manera, sino porque al gobierno central de ayer y hoy no les ha convenido ni jamás se han preocupado oportunamente por actualizar ni siquiera semestralmente esos pasivos que suelen crecer, crecer y crecer sin freno ni control social popular alguno.
Con el uso de semejante método administrativo no es difícil reconocer un sobreprecio contable que incrementa constante e irresponsablemente la Deuda Social original del Fisco Nacional. Con semejante método cunde el descontento popular, y por lo general la infidelidelidad y la impostura populares se hacen crónicas frente a todos los gobernantes que van sucediéndose al frente de semejantes procedimientos administrativos y fiscales.

Buena parte de la Deuda Pública Nacional (DP) responde a esa olímpica manera de operar: El nuevo gerente gubernamental sigue automáticamente la costumbre hallada en su personal y que fue propia de sus antecesores, se muestra ortodoxo, no introduce reforma alguna, pero la DP sigue creciendo y con ello la desidia popular nos ha llevado hasta convertirnos en verdaderos tartufos morales de cuanto gobierno aparece con cada nueva elección popular.

Es que los ciudadanos tampoco tienen razón alguna para mostrarse sinceros en la administración de sus votos políticos. Hoy se lo dan a Fulano y mañana al propio enemigo de este. Es su manera de pasarle factura a cuanto administrador público transita por Miraflores, quien deja todo como lo encontró, con lo cual el funcionario público termina sufriendo el castigo que debería aplicarse severamente a los irresponsables administradores que el país ha incorporado en y para el manejo de unas insinceras nóminas durante el último 1/2 siglo.

La insinceridad de las Nóminas Nacionales venezolanas se manifiesta de la siguiente manera:
1.- Oportunos y religiosos descuentos semanales y mensuales por concepto de Seguro Social, de Política Habitacional, de aportes a la Caja de Ahorros así como de todas las demás cuotas en favor de Sindicatos, gremios varios y de Seguros privados, y

2.- Tales descuentos no son enterados ni transferidos con la misma religiosidad ni automáticamente a los beneficiarios de tales descuentos. Por el contrario, esos descuentos obligatorios alivian los desembolsos semanales y quincenales de los organismos públicos correspondientes. Estos empiezan a disponer de ellos con lo cual se acumula pasivos contra el Fisco nacional, y este suele terminar volviendo a autorizar nuevas partidas presupuestarias para parcialmente pagarles a los funcionarios públicos afectados con esa mora, y lo hace sólo como corolario de fogosos debates y pugnas entre sindicalistas y políticos quienes generalmente terminan convirtiendo una irresponsabilidad administrativa gubernamental en conquistas de votos para ambas partes, ya que sindicalistas y gobernantes usan semejantes, deliberadas y acostumbradas moras como fructíferas banderas para sus promisiones electoreras.

Se trata, pues, de toda una consuetudinaria y enquistada estrategia aplicada por descarados pillos de la cosa pública, más que de honrados funcionarios. No pedimos disculpas por estos peyorativos porque consideramos que estamos simplemente reflejando la calidad moral de unos funcionarios públicos cuyos ascensos al poder nadie duda que han estado respondiendo más a intereses grupales partidistas que a la sana obligación constitucional a la que deben su razón de ser para semejantes y elevados caragos gubernamentales.

martes, 13 de octubre de 2009

Reformas Estadísticas del PIB
(Sugeridas por el Nobel Stiglitz)
Manuel C. Martínez M.
13/10/2009
De entrada: no existen Nobelados antiimperialistas; por el contrario, son sus apologistas de avanzada. Los Nobeles son el máximo reconocimiento académico de los aportes teóricos personales y experimentales asumidos por algunos bien escogidos investigadores sin que estos posiblemente ni siquiera retribuyan unas simples “gracias” a sus respectivos colaboradores, como secretarias, ayudantes varios, y colegas inclusive no tomados en cuenta para la consignación de esas pecuniarias premiaciones.
El explosivo desarrollo de las “ciencias” fácticas y de las fuerzas productivas o laborales de los últimos 250 años ha sido burgués por excelencia, germinaron bajo la férula del capitalismo. Este sistema ha sido el más conspicuo beneficiario de todos los aportes tecnológicos derivados de ellas en materia de productividad de una riqueza material que, paradójicamente, ha terminado en los bolsillos de unos, y contribuido a la mayor pobreza humana conocida hasta ahora. Bien, precisamente, del seno de gente burguesa e investigadora nació la premiación nobelada, y de allí que sus objetivos jamás podrían ser contrarios a la preservación del sistema que les sirvió de cuna y alimento.
Por favor, no sigamos confundiendo pobreza humana con rezagos tecnocientíficos. Actualmente existen comunidades de personas que llevan una mejor vida que la experimentada diariamente por millones de esos modernos asalariados y exasalariados que sobreviven miserablemente en la periferia y penumbra de las grandes urbes de New York, México, Londres, París, etc.
Entrando en el tema que nos ocupa, los estadísticos, como el PTB, PIB, PIN, VA, (VAN, según mi personal aporte), “CI”, IMI, etc., son indicadores macroeconómicos de aplicación internacional. Esto lo sabe muy bien el Nobelado involucrado en estas pretendidas reformas estadísticas, las mismas reformas. que actualmente sugieren poner en práctica algunos gobiernos hora por ingenuidad, ora por otras causas que no debatiremos por ahora.
Lo cierto es que hay convenientes y bien planificados centros de acopio informativo, como la ONU, y hacia ellos van dichos datos para la consulta general de los países que los soliciten. De esa manera pueden tener bases cuantitativas comparativas mundiales, según los objetivos particulares de cada uno de ellos.
Tengamos claro que ni conocer ni manejar estadísticas nos convierte en matemático ni en científico alguno como tampoco en tecnólogos. Las estadísticas son simples troqueles teóricos susceptibles de recibir diferentes materiales para su correspondientes modelajes. Las es. suelen servir más a sus manejadores que al público en general. Provienen de una Matemática eminentemente burguesa, proburguesa, y son la expresión tecnológica más acabada en materia de lenguaje científico. De allí que haya necesidad de extremar el control ex ante de su tentadora y posible aplicabilidad ya que una estadística en manos inescrupulosas puede dar resultados inesperados e indeseables para los países receptores de semejantes informes.
Lo que viene proponiendo este mensajero de Estocolmo es sencillamente una suerte de “Torre de Babel” (Babilonia o alrededores íntimamente cercanos al actual Irak), por lo menos mientras haya países que manejen datos mediante diferentes métodos y variables, ya que obviamente estaríamos depositando en los mismos archivos una data de estadísticos heterogéneos e incompatibles entre sí.
Pero, además, vivimos en sociedades burguesas cuyo motor predominante, con mayor caballaje potencial, es el LUCRO, el dólar, por extensión. Como esto es así, de poco o nada serviría que un país, por ejemplo, Venezuela que es paternalista hasta los tuétanos, incluya rubros no monetarios en su PIB, salvedad hecha del empleo de un mayor número de funcionarios públicos parasitarios de lo cual ya está hipersaturada la Administración Pública Nacional, salvo que ahora se decida imputar en el propio PIB el monto de las erogaciones por concepto de remuneraciones al personal improductivo. En este aspecto y sin lugar a dudas Venezuela se aseguraría un privilegiado lugar en las estadísticas del nuevo PIB mundial.

martes, 6 de octubre de 2009

Sr. Presidente: El IVA ha sido mal calculado


Manuel C. Martínez M.
06 oct. 09
Nada permanece en reposo, así lo señala la propia Dialéctica Materialista. No confundir “reposo” con equilibrio. Decir que un cuerpo puede permanecer inercialmente en reposo es un expandido error de la Física Burguesa que bien podríamos ventilar en nuevas entregas.
De momento vayamos al punto: La ideología burguesa no sólo separó la sociedad en dos clases fundamentales, burguesía y proletariado, capitalistas y asalariados, sino que logró concientizar a ambas clases con una conciencia predominante y favorable a los intereses de la clase dominante.
En estas sociedades la pobreza se deposita en los trabajadores productivos, y la riqueza burguesa pasa a manos de los empresarios de la producción, de los comerciantes y financistas y de los principales administradores civiles y gobernantes. Esta riqueza suele ser envidiada, e imitados los métodos para su adquisición por parte de la clase trabajadora.
La mediática predominante es harto proburguesa, y la literatura comunista tiende a ser convenientemente minimizada y maquillada de mil maneras. Inclusive las teorías, leyes y principios socialistas y su terminología marxiana terminan sembradas tiesa y ortodoxamente en sus seguidores y defensores.
Es que además de ser en sí misma una literatura contraria a los intereses capitalistas, todas las adecuaciones, las posibles reformas y hasta las necesarias correcciones que históricamente deba sufrir la información comunista original suelen ser rechazadas a primera vista por los propios izquierdistas.
Digamos que hasta los más furibundos defensores de la dinámica social, del cambio sociológico y de la Dialéctica Materialista y del Materialismo Histórico se comportan reaccionariamente cada vez que se asoma alguna objeción contra lo que hayan afirmado Karl Marx o Engels, o Lenin.
A sabiendas de esa incuestionable realidad, aquí, por ejemplo, tenemos el caso de algunas precisiones que modestamente me he permitido hacerle a la Teoría del Capital.
En varias entregas he tocado la revisión del cálculo del salario diario:
http://www.aporrea.org/actualidad/a85543.html
Hemos demostrado que los salarios no son costes de producción:
http://www.aporrea.org/ideologia/a64497.html ,
y recientemente cabo de corregir y desarrollar el verdadero contenido del “capital constante” y del “valor agregado”.
http://aporrea.org/ideologia/a87814.html El contenido de este artículo se vincula con la entrega siguiente:
http://www.aporrea.org/ideologia/a84644.html
En esos dos artículos pretendo demostrar la esterilidad de los trabajadores indirectos de dirección, administración y vigilancia, aunque se ha reconocido que son trabajadores muy útiles en las condiciones de producción actualmente burguesa. Pero macroeconómicamente no son trabajadores productivos ya que no agregan valor nuevo ni viejo y mucho menos plusvalor alguno.
En este último trabajo se destaca el significativo hecho de que el verdadero Producto Interno Neto (Valor Agregado) es menor de lo que han presentado las estadísticas nacionales e internacionales. En estas se considera el Valor Agregado como suma de todos los sueldos y salarios con lo cual se da por sentado que un gerente empresarial es tanto o más importante productivamente que un obrero de planta, y se niega su carácter de capital constante. Como se infiere, este capital constante, contabilizado como capital variable, sólo adultera el costo total de producción, infla de partida el precio final de las mercancías y le complica la vida al trabajador en su condición de consumidor final, porque este paga un sobreprecio en cada mercancía con lo cual resulta indebida y excesivamente pechado sobre un Valor Agregado que ya sale inflado desde la fábrica.
O sea que como ahora se puso de moda pechar el consumo mediante el IVA (Impuesto al Valor Agregado), de perogrullo los verdaderos trabajadores no sólo dejan ganancias patronales (plusvalor o capital agregado), no sólo apoyan a un personal gerencial no productivo, sino que se ven obligado a pagar un impuesto por un IVA, por un “valor agregado” mal calculado”, que realmente es menor de lo que las empresas capitalistas declaran en sus estados financieros.

domingo, 4 de octubre de 2009

La “Inteligencia Emocional” o Inteligencia Vulgarizada


Manuel C. Martínez M.
04 oct. 09
Semánticamente, “La inteligencia permite elegir las mejores opciones para resolver una cuestión”. (Wikipedia, pássim). Es una definición bastante amplia, y sobre ella apoyaremos nuestras presentes consideraciones.
La vulgarización de cualquier fenómeno, cosa, concepto, experimento, etc. Significa su popularización. De esa manera lo que elitistamente pertenecía a un grupo de personas se pone a la orden de las mayorías, e independientemente de su grado o coeficiente intelectual. Precisemos que cualquier Coeficiente Intelectual (CI) sólo mide capacidades intelectuales ya vulgarizadas por los propios mensuradores o “testistas”.
Precisamente, los basamentos económicos que cotidiana y milenariamente aplican con eficacia los fenicios y sus descendientes, los comerciantes tanto otrora como ahora, son métodos de relaciones sociales periféricas (no estructurales) que están al alcance de todas las personas que siguen respondiendo a una buena carga genética de rasgos primitivos, de egoísmos, de viveza criolla, de ventajismos, de espuelas largas, de pillerías y tartufismo.
Esas relaciones son comunes para todos los mercaderes, son de vieja data, y quien no aplique todas o algunas de esas argucias comerciales, industriales o financieras, de baja, mediana y alta gerencias, sale del juego, por quiebra o ruina inminente, o, en el mejor de los casos queda condenado a conservar su pobreza comercial de pobre y pueblerino bodeguero, de tal manera y si se inicia como quincallero y carece de “inteligencia emocional”, como tal termina sus días cristiana, judaica o musulmanamente.
Desde los años noventas se introdujo en el mercado burgués el libro La Inteligencia Emocional, y luego apareció: “La Inteligencia E. Aplicada a las Empresas” (burguesas). Se trata de sendos panegíricos en favor de semejantes artilugios psicológicos,. En ellos se echa a un lado la capacidad académica, y lo peor, se conceptúa la inteligencia como una vulgar y primitiva o innata capacidad para ganar amigos, ganar dólares o para que el politicastro se salga con la suya, y para que el más pirata parlanchín aparezca en los escenarios de la demagogia. Tal es la mentira que tanto ha privado en la humanidad desde que algunos de sus integrantes optaron por mercadear y otros por ser consumidores.
La inteligencia no es programable ni mucho menos pedagogizable. Tampoco admite mediciones psicológicas ya que cada cabeza privilegiada de un ser inteligente siempre es una experiencia nueva, inédita y de perogrullo insólita. e insólita. La distinción entre IE e I. Académica es pura mercadotecnia. A nadie se le puede enseñar cómo debe configurara sus neuronas. Sugiero leer la entrega siguiente:
El CLONAJE ANTIIDIOTAS
La apropiación privada y sectaria del poder económico, social, cultural e ideológico les ha garantizado siempre a los poderosos de turno la disponibilidad de amplias facultades para adquirir por trueque, por compraventa o por la fuerza todo tipo de bienes materiales e inmateriales.
Por ejemplo, han secuestrado y recibido como botín a personas dotadas de acervo cognoscitivo e inteligencia superior. Así lo hicieron los romanos con los griegos, y lo hizo el papá de Alejandro Magno con Aristóteles, quien fungió de preceptor de ese afamado conquistador. También EE UU se repartió leoninamente, y con la URSS, la plantilla de científicos de punta, quienes a la sazón trabajaban para Hitler en la elaboración de las primeras bombas termonucleares, justo después que los capos del fascismo fueron vencidos por los aliados del terror angloyanqui.
Pero hasta allí ha llegado el ecuménico y suprapoder de los antisociales de siempre: Anteayer, esclavistas; feudales, ayer; hoy, salaristas.
Ocurre que, como ningún fenómeno es cerrado ni completo, siempre ha habido un bien incompartible, inasequible, inadquirible, incomprable, inexpropiable, intransferible, amercantilizable, inendosable e insintetizable. Hay bienes que no están disponibles en ningún mercado, como la exquisita y sui géneris belleza de alguna mujer.
Hablamos de la inteligencia humana, del talento, valores estos y hasta ahora que sólo azarosamente aparecen depositados en los seres humanos, sin ninguna obediencia a diferenciaciones de ningún tipo, porque se trata de paquetes neuronales de intrincadas configuraciones no comprobadamente hereditarias, cual variable aleatoria o probabilística, y supuestamente inclonable.
Este es el punto: Tal sería, a nuestro juicio, el objetivo final de los ensayos que viene realizando la moderna Genética. Todo comenzó en mamíferos con la oveja Dolly. Es que , así como los homosexuales masculinos han soñado y suspiran por salir encinta para consumarse como hembras, asimismo, quienes ostentan fortunas y poder sobre los demás no han podido tener, ni comprar todavía con todos sus dólares hijos de inteligencia superior. Estos suelen aparecer en los vientres de cualquier persona con absoluta independencia de sus condición socioeconómica.
El error de los genetistas del CLONAJE (que los convierte en timadores in vitro) es que, por idénticos que sean los paquetes genéticos, ningún clon garantizará que la estructura neuronal y combinatoria del cerebro configurará necesariamente la misma inteligencia del original. Ésta es inverosímilmente duplicable. Hasta ahora, dos gemelos normales se parecen muchísimo entre sí y en todo, menos en su cerebro, aunque con ínfima <> para este suceso..
Podríamos también hopotetizar que cada espermatozoide de las miríadas lanzadas en cada eyaculación porta una exclusiva configuración cerebral de las otras tantas miríadas heredadas del arcano árbol genealógico que se halla presente en cada progenitor. Verdaderamente, que sea el espermatozoide o el óvulo portadores de una inteligencia privilegiada procedente de algún pariente de atrás, es simplemente un asunto que sólo la probabilidad en juego puede resolver.
Por supuesto, para ningún magnate de las finanzas puede ser de su agrado que su *cachifa* dé a luz un hijo de inteligencia superior a todos los suyos propios, y, para evitar esa <> sociogenética, han estado haciendo lo imposible para el logro sintético de un cerebro humano, que, a la luz de estas inferencias, bien pudiera resultarle perfecta y artificialmente tarado. Tomado de www.all.at/sadelas

domingo, 27 de septiembre de 2009

Hablemos sobre Nobeles


(Algunos no son de fiar)
Manuel C. Martínez M.
26 sep. 09
De entrada, los premios Nobeles de Economía y de Paz son acientíficos. Esto es así debido a que la Economía Científica es marxista y leninista por excelencia, es la que hurga en las causas, principios y leyes de la conducta social asumida por los hombres cuando entre sí estos se las arreglan para satisfacer organizadamente sus necesidades económicas.
Esta Economía Científica (EC) analiza las leyes propias de la Sociedad Burguesa e infiere que en esta reina inexorablemente la explotación de unos hombres por otros, que allí priva la desigualdad de oportunidades, las irresolubles injusticias sociales, y que en ella germinan todos los vicios humanos derivados de la pobreza alimentada y reciclada por un modo de producción que escamotea al trabajador su parte en el proceso productivo, parte que trasiega para sí el patrono capitalista.
La EC asegura que dentro del mismo modo burgués no hay opciones válidas diferentes a la expropiación de todos los principales medios de producción; nos enseña que las reformas burguesas sólo logran, a lo sumo, alimentar la coexistencia de todas las desigualdades clasistas.
Los trabajos de esos economistas nobelados tienden a la estabilidad del sistema burgués. Consecuencialmente, mal podría recibir un Nobel aquel profesional que, lejos de proteger y alargarle la vida al sistema capitalista, prevé su terminación y aboga por su reemplazo lo más pronto posible.
Igualmente, el Nobel de la Paz premia a quienes se han ocupado eficiente y eficazmente buenos intervalos temporales de paz para la clase explotadora del sistema capitalista. Se concluye con que ambos tipos de Premios son antimarxistas por definición.
Ahora pasemos a considerar algunas consejas de economistas nobelados no marxistas, no sin antes recordar que todos ellos salieron del hueco de la pobreza. El monto actual de un Nobel ronda su MM de dólares.
2008 Paul Krugman por "sus aportaciones a la teoría de la Economía Internacional y la Geografía Económica"
Pareciera que 300 años de opresión social de patronos sobre asalariados no le ha bastado.
2006 Muhammad Yunus economista que obtuvo el Premio Nobel de la Paz "por sus esfuerzos para crear desarrollo económico y social desde abajo".
Un “desarrollo desde abajo”, financiado desde arriba por los de arriba.
2005 ROBERT J. AUMANN y THOMAS C. SCHELLING por haber ampliado nuestra comprensión del conflicto y la cooperación mediante el análisis de la Teoría de Juegos.
Como si el hambre del asalariado y del lumpen engendrado por este sistema dependiera del azar. Se trata de la más palurda e irónica versión de las causas de la miseria laboral.
2004 EDWARD C. PRESCOTT y FINN E. KYDLAND por sus contribuciones a la dinámica macroeconómica: la consistencia del tiempo en la política macroeconómica y las fuerzas que regulan los ciclos económicos".
Estos economistas proburgueses reconocieron la persistencia de las ínsitas crisis que caracterizan este sistema, para el cual las depresiones y/o recesiones se convierten en estímulos para las inversiones que a largo plazo reciclan sus propias crisis.
2002 DANIEL KAHNEMAN por haber integrado los avances de la investigación psicológica en el análisis económico y VERNON L. SMITH por haber establecido los experimentos de laboratorio como un instrumento en el análisis económico empírico.
Aquí dejaron ver el lavado cerebral que ha practicado ideológicamente un modelo de vida que ha ido formando dentro sus propias víctimas explotadas un cuadro de sumisos y embobalicados “escuálidos” (nombre con el que el “chavismo” venezolano identifica los cuadros de trabajadores de mejor remuneración salarial, a sus comerciantes y pequeños empresarios, a quienes equivocadamente se les trata como “clase media”.
2001 GEORGE A. AKERLOF, A. MICHAEL SPENCE y JOSEPH E. STIGLITZ por sus análisis de los mercados con información asimétrica.
Estos proburgueses y mercadotécnicos con ínfulas de socialista han tenido el tupé de sugerir que entre los rubros del PTB se incorpore el valor del “gasto social” gratuito cubierto con los impuestos del Estado burgués. De esta manera, por ejemplo, un país marcadamente paternalista como Venezuela podría ofrecer uno de los PTB más altos del mundo, habida cuenta de que prácticamente no hay una sola boca venezolana que no reciba gratis uno que otro servicio público, con inclusión de las personas mejor dotadas económicamente. Porque, si a ver vamos, sencillamente Venezuela lleva sus buenos 60 años viviendo literalmente de la renta de los trabajadores petroleros.
Mediante esos acomodaticios artilugios estadísticos macroeconómicos, la pobreza permanente de nuestro PTB, ya acrecentado por concepto de la estériles exportaciones de crudos y materias primas utilizadas por los países industrializados de punta, dejaría de intranquilizar a esos organismos financieros internacionales y a los inversionistas privados extranjeros que luego de 100 años no han podido demostrar en qué consiste ni de qué tamaño es el beneficio nacional de la “ayuda” que siempre nos han hecho para penetrar nuestra economía, a la que se han limitado a saquear de variopintas maneras.
2000 JAMES J. HECKMAN y DANIEL L. McFADDEN por desarrollar la teoría y los métodos de análisis de datos estadísticos que son actualmente utilizados ampliamente para estudiar comportamientos individuales en economía y en otras ciencias sociales.
Como si los científicos, Marx, Engels y Lenin no hubieran escrito miríadas de páginas sobre semejantes datos.
1998 AMARTYA SEN por sus contribuciones a la economía del bienestar.
Un curioso y antonímico “bienestar” que pareciera ser sinónimo de mayor hambre para los trabajadores del mundo burgués.
1997 ROBERT C. MERTON y MYRON S. SCHOLES por desarrollar un nuevo método para determinar el valor de los derivados.
El colmo de la reducción de una ciencia al estudio microeconómico de casos aislados.
1994 JOHN C. HARSANYI , JOHN F. NASH y REINHARD SELTEN por sus pioneros análisis del equilibrio en la teoría de los juegos no cooperativos.
Otros lúdicos metidos a Economistas.
1993 ROBERT W. FOGEL y DOUGLASS C. NORTH por haber renovado la investigación de la historia económica aplicando la teoría económica y métodos cuantitativos para explicar el cambio económico e institucional.
Digamos que estos “”innovadores”” niegan que la teoría procede de la historia, y afirmaron que la historia deriva de la economía. Algo muy parecido a que “primero pensamos y luego actuamos” de la manera más obsoletamente cartesiana.
1992 GARY S. BECKER por haber extendido el dominio del análisis microeconómico a un amplio campo del comportamiento y la interacción humanos, incluyendo comportamientos no mercantiles.

Este “se botó”: Ahora la Economía no sólo estudia las relaciones de producción y sus derivados mercantiles sino las extramercantiles, la Física, la Química, la matemática, por citar algunas acciones que pudieran escapar al tratamiento mercantil, si es que existen.
1990 HARRY M. MARKOWITZ , MERTON M. MILLER y WILLIAM F. SHARPE por su trabajo pionero en la teoría de la economía financiera.
Estos pretendieron reducir la Economía a parcelas de estudio, como si las finanzas pudieran desligarse y concebirse al margen de la producción y/o del comercio.
1989 TRYGVE HAAVELMO por su clarificación de los fundamentos de la teoría de la probabilidad para la econometría y su análisis de estructuras económicas simultáneas.
Otro que endilgó al azar y a las probabilidades el asunto obreril.
1988 MAURICE ALLAIS por sus contribuciones pioneras a la teoría de los mercados y la eficiente utilización de los recursos.
Como si la Ley de oro de la Economía no se conociera desde hace cientos de años. Hablamos de la maximización de los ingresos (elevación de precios de venta), y minimización de costes( baja de precios de compra.)
1987 ROBERT M. SOLOW por sus contribuciones a la teoría del crecimiento económico.
Otro que adivinó de cómo el capitalismo supone acumulación que se concentra y acrecienta hasta nunca acabar, salvo que sobrevenga una baja irreversible de la tasa media de ganancia.
1983 GERARD DEBREU por haber incorporado nuevos métodos analíticos a la teoría económica y por su rigurosa reformulación de la teoría del equilibrio general.
Nuevo sucesor de Marx sin ser marxista.
1981 JAMES TOBIN por su análisis de los mercados financieros y sus relaciones con las decisiones de gasto, empleo, producción y precios.
Nos luce más como Administrador que como Economista.
1980 LAWRENCE R. KLEIN por la creación de modelos econométricos y la aplicación al análisis de las fluctuaciones económicas y políticas económicas.
Nos lucen más como Ingeniero que como Economista.
1979 THEODORE W. SCHULTZ y SIR ARTHUR LEWIS por su investigación pionera en el desarrollo económico con atención particular a los problemas de los países en desarrollo.
Estos abandonan las clases sociales y trabajan con países. A quienes podríamos denominar Megaeconomistas en lugar de macroeconomistas.
1978 HERBERT A. SIMON por su investigación pionera en el proceso de adopción de decisiones en las organizaciones económicas.
Este es un “involucionario” revolucionarista.
1977 BERTIL OHLIN y JAMES E MEADE por su rupturista contribución a la teoría del comercio internacional y los movimientos internacionales de capitales.
Otros Contadores y Administradores que fungen de economistas.
1975 LEONID VITALIYEVICH KANTOROVICH y TJALLING C. KOOPMANS por sus contribuciones a la teoría de la óptima localización de recursos.
Dos Ingenieros más metidos a Economistas proburgueses.
1974 GUNNAR MYRDAL y FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK por su trabajo pionero en la teoría del dinero y las fluctuaciones económicas y por sus penetrantes análisis de la interdependencia de los fenómenos económicos, sociales e institucionales.
Otros que adivinaron que en Macroeconomía se maneja la interdependencia de las unidades productivas y derivadas.
1973 WASSILY LEONTIEF por el desarrollo del método input-output y por su aplicación a importantes problemas económicos.
Este es un plagiario actualizado de François Quesnay, el fisiócrata medioeval.
1972 SIR JOHN R. HICKS y KENNETH J. ARROW por sus contribuciones pioneras a la teoría del equilibrio económico general y la teoría del bienestar.
Los promotores de estos Nobeles deberían haberles dado los Nobeles de Economía (burguesa) y de Paz.
1971 SIMON KUZNETS por sus empíricamente fundamentadas interpretaciones del crecimiento económico que ha conducido a una nueva y más profunda comprensión de la estructura económica y social y el proceso de desarrollo.
Este supuestamente borró la Crítica de la Economía Política, de Marx y Engels.
1970 PAUL A SAMUELSON por el trabajo científico a través del cual ha desarrollado la teoría económica estática y dinámica y contribuido activamente a elevar el nivel del análisis en la ciencia económica. Es autor del manual de economía más vendido de la historia, que, además de hacerlo extraordinariamente rico, ha servido para formar muchas generaciones de economistas de todo el mundo.
Según este economista burgués, Marx y Engels se quedaron cortos, pero en su defensa al régimen capitalista.
1969 RAGNAR FRISCH y JAN TINBERGEN por haber desarrollado y aplicado modelos dinámicos al análisis de los procesos económicos.
En cuanto a los Nobeles de Paz, ellos están muy bien justificados. Ellos han hecho una extraordinaria labor en pro de la paz social que tanto necesitan la clase burguesa y sus gobernantes títeres para poder gozar, usufructuar y disponer a su arbitrio la riqueza expoliada a los verdaderos trabajadores.
El resto de las sociedades burguesas, sus trabajadores, el lumpen, los artesanos sin capital y los burócratas menores, no se caracterizan por hallar en sus vidas paz alguna, salvo la que los cristianos les ofrecen postmórtem.

sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Universo o Poliverso?

(Un tópico astrofísico)
Manuel C. Martínez M.
24 sep. 09
Etimológicamente, universo alude a una unidad formada por diferentes cosas animadas e inanimadas, mejor aún: por todas las cosas. El universo comprende pues, a todos los seres, a todos los objetos que se hallan dentro, sobre y fuera de la Tierra, dentro de nuestra galaxia, dentro de las 100 gigas de soles "vecinos" y dentro de otros tantos millones de galaxias de más allá, todos los cuales estimadamente pueblan y seguirán poblando el llamado mundo conocido e investigado por los astrofísicos contemporáneos. La heterogeneidad reinante en semejante Universo salta a la vista.
Esa definición ha sido coadmitida desde hace milenios por los teólogos, exégetas y epígonos de las religiones cuyos representantes han contado con una mayor "clientela" o con un mayor número de fieles, honestos y cándidos seguidores, fanáticos, vividores, feligreses, etc. Por tal razón, desde su propia concepción la alusión a varios universos (Poliverso) resultaría un contrasentido. Pero, veamos:
<<…Por otra parte, existe también la opinión de que solamente gracias a una adecuada interacción fisiológica con la madre, el embrión adquiere la identidad humana (6). Esta opinión se basa en las observaciones que confirman que, hasta el momento actual, un mamífero no puede completar su desarrollo en el útero de un individuo de otra especie. Este hecho ha llevado a sugerir que después de la nidación en el útero materno, la diferenciación celular que da lugar a los tejidos del organismo adulto está dirigida por mensajes que provienen del organismo de la madre. >> (Wikipedia, pássim).
Aunque se quedó corto con las exitosas incubaciones in vitro, si compartimos ese interesante criterio biológico, la maternidad habría sido hasta ahora una función genéticamente ininterrumpida, vale decir que hipotéticamente dependeríamos y descenderíamos de una madre original que ha sido progenitora de todas las madres, de todos los padres y de todos los hijos encadenados vertical y horizontalmente en todas las generaciones involucradas. En esto se nota una acabada semejanza con las versiones bíblicas ad hoc.

De resultas, cada uno de nosotros representaría en sí mismo un universo vital que ha cruzado todos los espacios y tiempos hacia atrás, y lo seguiría haciendo hacia adelante, circular, explosiva y rotativamente entendido.
Corrientemente y por extensión hablamos de universos estadísticos, como el de los números enteros, de los números reales, etc. También hablamos y decimos que "cada cabeza es un mundo". De tal manera que estamos refiriéndonos a las experiencias individuales de cada ser humano en concordancia con la monocosmovisión que va adquiriendo cada ser humano, y según aquella versión maternal que convierte cada parto en una muestra suficientemente representativa de la policreación de todos los universos personificados con sus correspondientes creaciones fácticas y espirituales.
Digamos que contradictoriamente el universo que manéjase no reúne "matrioshkalmente" los universos individuales en uno sólo, bajo su obcecada convicción de que habría sólo una causa para las múltiples manifestaciones fenoménicas del enriquecido "universo", sino que los da por iguales o semejantes, los apelotona y los hace depender de un solo creador, por cierto muy desviadamente machista, habida cuenta de que se trataría de un creador solitario lleno de una orfandad natural, que nadie lo creó, sino que fue concebido por un poderosa imaginación de filósofos, teólogos y creyentes, ateniéndose a la posibilidad de que fuera del universo, y ahora fuera del Poliverso, pudiera existir algún ente desenergetizado que mágica o religiosamente genere materia.
Un Dios que estaría allá, y un mundo que estaría acá, en franca contradicción con la ley de transformabilidad termodinámica, según la cual es inadmisible la idea de un creador del universo hallado fuera de este.
Consecuentemente, demos entrada a la convicción de que podría hablarse de por lo menos dos universos, y esto ya nos acerca a la idea de la "poliversidad". Un Dios ubicuo ya supone la idea de variopintos mundos regidos todos por esos múltiples dioses fusionados en la universidad de Uno.
Los biólogos trabajan el concepto de unidad y unicidad celular para armonizar la creación de las vidas vegetal, animal y humana con las religiones monoteístas ya establecidas en una reiterada y holística dependencia de todo y de todos de un solo sólo Dios, por ejemplo, de un solo y asexuado creador. Así fue como se arribó después a la hipótesis del "Big bang" u origen cosmogónico del universo, de un universo, cuestión que para nada nos impide concebir varias explosiones cósmicas originarias, y no una solita.
Bien, a favor de esa pluralidad de universos tenemos las mencionadas concepciones de unicidad y unidad, es decir, una universalidad referida a cada ser vivo para garantizarle a cada ser una autonomía propia que lo capacita para interactuar con voz propia con otros seres, de tal modo que en ello le vaya al mundo y a los "mundos" una estabilidad suya avalada por su periódico y perpetuo tráfico genético.
Obsérvese que sólo de mamíferos descienden los mamíferos, aunque se den atípicos casos de mamíferos que ponen huevos, y de aves cuadrupedales (Cónfer Federico Engels, Antidüring). Esta propiedad clasificatoria mantiene unas rígidas clasificaciones de seres independientemente de los ocasionales y circunstanciales casos de mutaciones o metamorfosis que sacrifican especies a favor de la aparición de otras.
 
Por su parte, los matemáticos han pretendido apresar todas las variables y dimensiones geométricas en solitarias fórmulas algorítmicas. Todos los números están referidos a una unidad, aunque contradictoriamente a los seres vivos les atribuimos un origen bicelular devenido en una supra unidad cigótica.
Estamos ahora planteando que puede concebirse miríadas y gigas de universos. Porque la sola idea de objetos "cuantificables" nos introduce en un universo lleno de universos, valga el oxímoron.
Sin embargo, ahora caemos en la cuenta de que los universos son no matematizables. Digamos que si respetamos ortodoxamente la geometría euclidiana entonces no es permisible la matematización de ningún agregado práctico de entes heterogéneos cuya suma es impensable de partida.
De resultas, al parecer no existe el monopolio de la universidad, por el contrario estamos poblados de muchísimos universos cargados de unidad y unicidad. Con cada ser fallecido muere uno reemplazable por el recién nacido. Lo que hemos denominado Universo es una impostura heredada de aquella cortísima visión geocéntrica que de hecho sigue reinando.

La personalísima sensibilidad y sus propias coordenadas geográficas, sumados a la impenetrabilidad de cada cuerpo, impiden que dos personas puedan sentir con la misma receptividad. La visibilidad, la ubicación, la sensación térmica y la intensidad y los timbres sonoros terminan siendo un coto privado de los diferentes y concebibles universos constitutivos de lo que ahora damos en llamar Poliverso.

miércoles, 23 de septiembre de 2009




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Débese tener claro que cualquier ganancia tomada por los patronos burgueses en los centros de asalariados podría esfumarse sin la presencia activa, eficiente y eficaz del comercio y las finanzas.
Es que en el modo de producción capitalista, el denominado “sector mercantil” conformado por los subsectores del comercio y las actividades financieras actúan complementariamente y de consuno con el “sector productivo”.
La importancia de aquellas dos actividades, extraproductivas en sí mismas, es decir, incapaces para agregar valor alguno, es tan relevante para el industrial productor que no sólo le garantizan a este la concreción del plusvalor depositado en la mercancía que sale de las fábricas, sino también la mayor o menor cantidad dineraria que termine desembocando en sus insaciables bolsillos.
No obstante, decir comerciante o banquero ha sido poco menos que decir “ladrones”, desalmados, usureros, agiotistas, especuladores, mala gente, hambreadores, y pare de contar en materia de epítetos cargados de indebida y pesada peyoratividad. Por cierto, la Biblia desde el texto mismo del Nuevo Testamento no los presenta de color de rosa. El pasaje de Jesús sacando a punta de azotes a los mercaderes cambistas y comerciantes varios nos habla de las posibles aberraciones y demás actividades mercantiles aisladamente consideradas o al margen de la producción de mercancías.
Es de perogrullo que el aporte del comercio consiste en servir de intermediario entre la fábrica y el consumidor que obviamente se halla lejos de aquella, atomísticamente desparramado en tiempo y espacio a lo largo y ancho del territorio nacional y/o internacional.

Las pujas entre comerciantes y su clientela, la competencia entre mercaderes, entre banqueros y entre todos ellos y los fabricantes, cumplen la función de equilibradores entre la oferta y la demanda efectivas. Las ganancias comerciales y financieras excesivas pueden reducir la oferta, y viceversa. Un comercio fluido acelera la circulación de las mercancías y con ello el reciclaje del capital. Este efecto desencadena una mayor tasa de ganancia anual, nuevos estímulos sobre la producción y paradójicamente una posible baratura del precio de compra que podría satisfacer la plantilla de intermediarios.
Las permanentes exigencias salariales suelen girar alrededor el nivel de precios que rija tanto para el consumidor intermedio como para el c. final, por lo que el sector mercantil termina retroalimentando la data para una mejor toma de decisiones en materia de adaptación y de productividad que debe asumir el sector fabril.
De resultas, a través de la circulación la actividad mercantil funge de principal distribuidor final de la riqueza creada en los centros productivos.
Decimos, pues, que la importancia que caracteriza a los comerciantes y banqueros es de tal magnitud que han terminado arrogándose la autoría como fuente de la ganancia capitalista. Han contribuido así al ocultamiento de la verdadera fuente del valor, del plusvalor y de la correspondiente ganancia salarial, con todo lo cual el intríngulis, los análisis y el conocimiento certero de cómo, con cuánto y dónde se explota al trabajador en este sistema burgués, sigue esperando su mejor y definitiva interpretación.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Vestigios Matrialcales en la Mujer Moderna

Vestigios Matriarcales en la Familia Moderna
(Un tópico sociológico)
Manuel C. Martínez M.
21 sep. 09
¿Se ha preguntado usted por qué el primogénito suele llevar con elevadísima frecuencia el nombre de su padre?, ¿sabía usted que la mayoría de los varones no llevan como apellido paterno el verdadero sino el que convenientemente se les dio como suyo en el seno familiar?

Con todo el merecido y moderno respeto de las damas del mundo actual y de la correcta y acertada defensa de los derechos de las féminas, hay temas que debemos abordar si queremos valorar y ubicar en su justo lugar todos los merecidos derechos de la mujer moderna.

Ocurre que durante la variante del “matrilinaje” dentro o fuera de régimen matriarcal que precedió al r. actual paternalista, la mujer incurría en prácticas poliándricas, según nos lo refieren algunos antropólogos e historiadores científicos correspondientes.

En esas circunstancias la mujer era la única que con certeza podía identificar fielmente la paternidad de cada uno de sus hijos en tiempo y lugar definidos. Ponerle John o Adán le garantizaba a la madre la identificación consanguínea más probable en correspondencia temporal con sus precedentes relaciones conceptivas.

Cuentan que Juan Vicente Gómez, un ex Presidente venezolano de la primera mitad del siglo XX, tomaba nota cada vez que practicaba relaciones íntimas con alguna “admiradora”, todo eso a los efectos de que no le “metieran gato por liebre”, con perdón de la analogía, ejemplo este que actualmente podría estarle sucediendo a un Presidente suramericano cuyo nombre omitimos por razones obvias.
En cuanto a la segunda interrogante que nos ha servido de introducción, para nadie es un secreto ni podría ocultarse del todo que buena parte de las madres y sus hijos han sufrido la llamada “paternidad irresponsable”, cuya alternativa vital (si se quiere) ha sido el paliativo y contrata de nuevas nupcias o nuevos concubinatos en general.

Dejamos a un lado los casos de infidelidad conyugal para los cuales y por supuesto hasta la misma ley reserva sus debidos controles. Sin embargo, como quiera que hoy es indiferente a los efectos sucesorales, éticos y obligacionales, es obvio que dentro o fuera del matrimonio las madres quieren lo mejor para sus hijos, razón por la cual ningún apellido más apropiado y conveniente como el del marido a quien encomiendan la crianza de sus hijos, ni nada más enorgullecedor para aquel que tener un hijo inclusive a sabiendas e independientemente de que tal hijo lleve, o no, la carga genética de un ex marido de su mujer, o la suya propia.

Digamos que las madres no han dejado jamás de llevar la voz cantante, como coloquialmente solemos decir, y a manera de importantes y necesarios vestigios matriarcales.

martes, 15 de septiembre de 2009

Autoría de la Multipolaridad Política


(Contribución a Das Kapital, de K. Marx)
Manuel C. Martínez M.
14 sep. 09
El fenómeno de la polaridad es ambivalente y bidireccional por naturaleza propia, tan así es que la misma ortodoxia marxista señalada por el propio Karl Marx indica que el modo de producción capitalista, originalmente cultivado con éxito en la Inglaterra victoriana y desde más atrás, debe explotar todo su potencial expansionista, globalista o transnacionalista, hasta que la Ley del decrecimiento tendencial de la tasa de ganancia revele a sus inversores que aquel ya no da más, ni estos tienen espacio económico hacia dónde buscar mejores rentas.
En ese sentido, los países aún no capitalizados (en barbecho) ejercen una poderosa fuerza atractiva sobre los capitales extranjeros, pero concomitante y complementariamente aquellos polarizan la atención de gobernantes ávidos de enriquecimiento y gloria personal.
Hasta ahora ha sido así, y los países que han repelido esa bipolaridad simplemente son marginados, bloqueados o invadidos antidiplomatidazadamente.
La idea original es que, tan pronto baja la rentabilidad en una empresa, o por causa de la acumulación de capital ocioso, como éste no halla empleo inmediato en su localidad, decide moverse hacia otro rubro u otro mercado que ofrezcan una mayor tasa. Este fenómeno se conoce como “proceso nivelador de la tasa general de ganancia”, un movimiento permanente y periódico que obliga a los capitales en funciones a la automática y forzosa e involuntaria conquista de nuevos mercados, a veloces e incesantes innovaciones mercantiles y, particularmente, a una lucha dialéctica no antagónica contra sus competidores.
El resultado de ese nomadismo industrial burgués es que el capital más perfecta y técnicamente desarrollado logra usurpar parte del plusvalor obtenido en los centros fabriles con mayor empleo de mano de obra viva y pobreza de capital “constante”. Una forma usual de explotar el trabajo asalariado propio y el de los otros empresarios rezagados en materia de rendimientos de unos medios de producción obsoletos para el capital más desarrollado.
Para que esa ley expansionista se cumpla debe darse una polaridad ejercida por mercados vírgenes o mercados sumisos, es decir, países prestos para la importación de capitales industriales, recién salidos de la oscuridad esclavista, vasalla o parafeudal. Diplomáticamente se recurre a un lobby estratégico que hace figurar el capital importado como un recurso amigo que supuestamente sólo busca ayudar a sus anfitriones. Estos abren sus puertas, el capital extranjero se instala como en su casa y hasta termina adueñándose de la voluntad e ideología de los habitantes del país receptor.
La transculturación económica burguesa prende ferazmente y el sistema logra penetrar todos sus mercados. Agotada la capacidad rentable de estos nuevos capitales, sus dueños reemprenden nuevas emigraciones, y así ortodoxamente hasta poblar todo el planeta con la venenosa semilla del burguesismo. Llegado a este fin territorial, llegaría el fin del sistema como tal ora por inanición o pérdida de polaridad, ora por un reacomodo hacia nuevas formas de explotación, respectivamente.
Por todo eso, cabe dilucidar de quién y a quiénes favorece la Unipolaridad o la Multipolaridad políticas. De entrada, todo capital resulta altamente cargado de polaridad frente a otras formas económicas alternativas. Nada más atractivo que la individualización capitalista así como la opción de pasar de asalariado a patrono. Esta polarización da origen a las mal llamadas clases medias, en Venezuela conocidas como “escualidad”.
Es la polarización de educación burguesa que ya ha sido sembrada en casi todo el globo terráqueo. En América nació con Washington, y en Suramérica con los ancestros de Bolívar y San Martín, con los de los Juárez y con todos los gobernantes venidos acá y descendientes de esa migración de la Europa del Medievo tardío en franco proceso de formación de capitales “capitalistas.
Por otra parte, la multipolaridad del momento actual es más bien una bipolaridad. Algunos países siguen atados a los carros procustianos de las potencias capitalistas convencionales como USA, Inglaterra, Holanda, Francia, Alemania, España e Italia, y otros han empezado a brillar con relativa autonomía económica (caso cubano), o están siendo polarizados por las novísimas ideas socialistas del presente siglo, esas que brotan en los países del Cercano y Mesoriente, con representaciones en Eurasia y parte de África, y en el Sur y Centroamérica.
Sin embargo, es claro que al capitalismo le conviene que siga viva la multipolaridad en el sentido de que sólo así podría seguir ofreciendo ventajas comparativas durante más tiempo frente a terceros polos, máxime cuando los países que se van declarando “·socialistas” toleren y permitan y hasta alimenten la convivencia con vestigios capitalistas. De de seguir la monopolaridad burguesa, , la tasa de ganancia aceleraría ortodoxamente su agotamiento, y con ello se arribaría más antes el fin del Capitalismo Pluripolar y la plena instauración del Comunismo Unipolar.






sábado, 12 de septiembre de 2009

Marx y Bolívar, Vidas paralelas

Simón Bolívar, tan laureado, venerado, perseguido, endiosado y muy utilizado, ofrece un bajo parangón con el vilipendiado, odiado, satanizado, marginado, silenciado, tergiversado y muy poco utilizado Carlos Marx, pero ambos tienen en común “haber arado en el mar”.
Luego de lanzado al mundo el “Manifiesto Comunista” (Marzo, 1848) las enseñanzas de sus autores llevan sus buenos siglos sin ser suficientemente aplicadas. Como docentes, Marx y Engels no han tenido muchos alumnos sobresalientes, que digamos, pero a Bolívar estos le han sobrado y siguen apareciendo por toda América y más hasta allá.
Si el proyecto libertario y justiciero de este último lleva 200 años sin ser eficazmente aplicado, el de Marx parece ir por el mismo camino.
Al margen de Bolívar y de Marx, la desunión del proletariado del mundo, apenas apelotonado como aceite y vinagre por esporádicos líderes de lo más populistas o pseudomócratas continúa, sigue produciendo pobreza y desilusiones, y servir ambos de romántica esperanza con platonizada candidez también los une.
Hay muchas razones especulativas que la elucubración popular pudiera exponer para explicar por qué la generosa semilla de elevado potencial de felicidad y justicia para la humanidad ha tardado tanto tiempo para que, cual trilogía de personas fundidas en una sola, termine de unir sus lazos de “libertad, fraternidad e igualdad”.
Hay una razón de peso que podría explicar los fracasos de tantas tentativas lebertarias. Esta razón constituye el principio y objetivo básico de la obra de Marx, y en esto, la precocidad científica y premonición de éste superó en mucho el idealismo, buenas intenciones e ingenuidad del otro.
Estamos hablando de la desigualdad social que se halla pesadamente asentada en la “infraestructura” del modo de vida burgués. De perogrullo, donde halla 2 o más clases sociales, una explotada, y explotadoras las demás, no puede haber igualdad. Si el piso de una sociedad y sus fundaciones y pilares se hallan fracturados, resulta iluso erigir cualquier edificación estable para todos sus habitantes.
La sociedad donde vivimos no puede garantizar ningún tipo de igualdad social que de alguna manera merme los privilegios de sus clases de mayor poder económico, ya que eso es y sería un contrasentido.
Mientras no se admita que mejorar las condiciones de los asalariados sólo perfecciona y alarga la relación burguesa; que mientras al lado de desempleados y marginados sólo mejoran las condiciones de algunos trabajadores, entonces jamás podrá haber libertad ni fraternidad ni igualdad ni unión proletaria local, ni regional ni mucho menos mundial
Paradójicamente los trabajadores que van corriendo con mejor fortuna por equis razones políticas, familiares, ecdémicas o naturales, jamás podrán unirse al resto del proletariado rezagado. Por el contrario, ha sido comprobado que mientras mejores sean la remuneraciones laborales de muchos asalariados, estos más se alejan de su condición social originaria y pasan a engrosar las filas de la mediana burguesía. En esta, por supuesto jamás serán asimilados como tales, pero sí muy bien usados como férreas férulas contra la protesta del resto de los trabajadores. A lo sumo, terminan pareciéndose entre sí, como bien lo afirmó el escritor Leon Tolstoi.
Estos pseudoburgueses, autollamados “clase media”, terminan siendo usados como falsas pruebas vivientes de que en la sociedad capitalista se puede ascender desde el oscuro “hueco de la pobreza” a prístina la libertad de otro mundo exterior. Las mejoras salariales son el mejor mecanismo de alienación con que cuenta la burguesía para seguir alejando la completa posibilidad de unión proletaria
Por eso podemos afirmar que Marx ha arado transitoriamente en el mar esperando una unión de proletarios al margen de una generalizada y global revolución que elimine la división social clases y la figura del aslarariamiento. Allí también aró definitivamente Bolívar cuando pretendió quitar privilegios a unos para otorgárselos a otros, principalmente en aquellos tiempos de plena efervescencia del burguesismo en aquellos territorios americanos posindependendistas. El logro de igualdad entre los hombres es una utópica tarea, de partida tan árida como el mar cuando se pretenda igualar por encima lo que se halla roto por debajo.
Manuel C. Martínez M.
12/09/KK9

domingo, 30 de agosto de 2009

Diáspora Socialista
Manuel C. Martínez M.
30 ago. 09
La población judía con su carga ideológica sufrió desde siglos precristianos el denso exilio de palestinos que se conoce universalmente como “diáspora”. Esta figura demográfica por extensión alude a todo movimiento de dispersión poblacional. Tales emigraciones forzadas parecieron culminar con la concentración de judíos en una nueva Israel que después de la II Guerra Mundial partió a Palestina en los dos actuales territorios que permanecen en pugna.
Se trata de movimientos migratorio e inmigratorio que mutatis mutandis pudiéramos revertidamente asimilarlos a lo ocurrido con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Nos explicamos:
Los sentimientos ancestrales y las arraigadas convicciones ideológicorreligiosas del pueblo hebraico quedaron íntimamente ligados al territorio de la antigua Jerusalén. Todo el andamiaje de la religión cristiana que reina aún en buena parte del mundo ha girado sobre ese medoasiásiaco espacio.
<>.(sic) (Wikipedia).
Por otra parte, con la ruina de la Europa Occidental causada por los países Imperialistas de mayor poder económico (EE UU, Inglaterra, y Francia más otros aliados de menor rango bélico), sobrevino el agrupamiento o concentración socialista de muchos países. Estos se declararon anticapitalistas y asumieron el “arcoproletariado” como bandera para transitar por un modo socialista de producción rumbo a la hipotético meta del Comunismo anticlasita.
Con la despiadada, sostenida y universalizada campaña anticomunista estimulada, financiada y comandada por EE UU y apuntalada por los gobiernos de muchos países aplastado por el Imperio capitalista, ha venido surgiendo desde el año 1992, aprox., una suerte de atomización territorial de los pueblos aunados espiritualmente por un sentimiento ideológico no menos antiburgués que el asumido por los pueblos miembros de la extinta URSS.
Digamos que en la URSS muchos pueblos se hallaban socialistamente aglutinados en un mismo espacio antiimperialista con una convicción ideológica común, y ahora y desde hace un par de décadas varios países han auto emprendido una asociación ideológica en medio de una considerable dispersión territorial.
A tales consecuencias políticas doy en llamar Diáspora Socialista. Potencialmente, esta diáspora está haciendo mella en los países imperiales que antes concentraban su lucha en un territorio perfectamente deslindado en la Eurasia soviética, y no así ahora que se enfrentan a los actuales y desparramados países Socialistas del siglo XXI, como los de América del Sur , de América Media, del Norcentro africano y del Mesoriente.
Paradójicamente, la conseja cesariana del “divide y vencerás” modernamente pareciera leerse como: “Dividámonos y venceremos”, porque para los agresores no es lo mismo luchar en varios frentes que en pocos o en uno solo.

sábado, 29 de agosto de 2009

Cálculo Auténtico del Salario Diario
Manuel C. Martínez M.
27 ago. 09
En Venezuela, después del Decreto presidencial de cada año sobre “salarios mínimos” mensuales, el cálculo final de estos y de los demás sueldos y salarios responde a convenios obrero-patronales sobre la base de las diferentes especializaciones técnica y profesionalmente involucradas.

Además, luego de establecido el salario semanal y mensual, queda siempre pendiente el cálculo del salario diario a los efectos de satisfacer obligaciones contractuales previstas en el Reglamento y la Ley del trabajo, y si fuera el caso en los estatutos sindicales para los convenios pactados periódicamente.

Entre las disposiciones laborales que recoge el ordenamiento jurídico correspondiente está el pago de bonos por concepto horas extras trabajadas fuera del horario regular, el pago de sueldos y salarios de aquellos días considerados de asueto y de Fiesta Nacional, durante los cuales el trabajador no está obligado a asistir a su centro de trabajo la remuneración de las vacaciones concedidas, el reconocimiento de pagos por concepto de “prestaciones” sociales, es decir, Cesantía y Antigüedad, particularmente a los efectos de jubilaciones y/o terminaciones de contratos de trabajo.

Así, por ejemplo, actualmente se establece como sueldo semanal el resultado de multiplicar por 12 el salario mínimo (SM), y luego este resultado se divide entre 365, para finalmente multiplicarse por 7, (SM x 12 x 7/365).

Hasta allí sólo basta añadir cualquier ajuste que sea necesario por nuevas modificaciones del salario mínimo, y por la cuantía de los bonos salariales que vayan conquistando los trabajadores durante su interminable lucha sindical de todos los días.

Ahora bien, si el salario semanal (de siete (7) días) es, por ejemplo, 42 unidades dinerarias (UD), obviamente el salario diario pasa a ser 42/7 = 6 UD.

Esas 6 UD son la referencia para el pago de todos los conceptos derivados: bonos y horas extras de trabajo, días no trabajados, días de vacaciones, etc., según ya lo dijimos. Pero si el se establece como salario diario el resultado de dividir sólo por los días estrictamente trabajados durante el año, es decir haciendo a un lado los días de asueto, de vacaciones y de Fiestas Nacionales, entonces el salario diario sería mucho mayor.

Así, si el mismo salario semanal cancelado cada 7 días es 42 UD y la obligación de asistir al trabajo es de lunes a sábado, entonces el salario diario sería el resultado de dividir 42 UD entre 6 = 7.

Por tal razón, es inferible que el procedimiento empleado para el cálculo del salario diario en Venezuela ha sido lesivo para los intereses de nuestros trabajadores. Así se lo hemos hecho saber a muchos sindicalistas, lo hemos publicado por Internet, y hasta ahora no percibimos conformidad ni retroalimentación alguna de parte de ningún trabajador que se sienta lesionado, ni de ningún lector acerca de tan importante denuncia laboral.

Porque el procedimiento más favorable para el trabajador debe ser mediante el cálculo siguiente:
Se toma el SM decretado por el Estado, este se multiplica por 12 y divide estrictamente entre los días de obligatoria asistencia al trabajo. No entrarían en el cálculo los domingos ni demás días de asueto ni los feriados, tampoco entrarían los días de vacaciones concedidos y remunerados.
Una vez obtenido este nuevo salario diario podría seguirse empleando el método convencional que rige hasta ahora.

Toda esta argumentación la fundamentamos en que a ningún trabajador tiene porqué pagársele por no trabajar. Esa supuesta solidaridad patronal con sus trabajadores no habría pasado de ser más que un simple pero eficaz artilugio contable burgués para hacerle creer al trabajador que sus patronos han sido elásticos con el otorgamiento de mejoras salariales.

Con la elección del método que venimos proponiendo, cuando un trabajador trabaje sólo 6 semanales, 6 días cobrará, si no trabaja los domingos su patrono no tendrá porqué reconocérselos en el sobre de pago. Igual ocurriría con las vacaciones. Estos días son de descanso para el aparataje productivo y para el trabajador pero ningún patrono tiene porqué pagarlos. Cosas así.

martes, 25 de agosto de 2009

CAPITALISMO EXTERIOR (Imperialismo)

Manuel C. Martínez M.
18 ago. 09

El sistema capitalista adolece de dos problemas irresolubles: 1.- Su imprescindible crecimiento, y 2.- Su crecimiento está prelimitado. Digamos que este sistema alberga su propia destrucción.
Los empresarios de un país cualquiera por su cuenta y guiados por una concepción individualista del mundo han hallado fructíferas vías en las guerras y en los convenios comerciales con los demás países para la solución del primer problema. Si bien es cierto que a corto y mediano plazos han podido crecer, este crecimiento les impulsa forzosamente a la celebración de nuevos convenios, nuevas guerras y nuevos apetitos para seguir creciendo.
No en balde las relaciones diplomáticas modernas han jugado un papel trascendental que las hace imprescindibles en tiempos de paz y más aún en los de guerra.
Repasemos brevemente las características básicas del desarrollo capitalista en un país atrapado en las poderosas garras de un sistema que mientras más éxito garantiza más problemas engendra.
Los teóricos y analistas científicos del Sistema Capitalista descubrieron que la relación de empleo capitalista necesita crecer para dar empleo a la riqueza adicional derivada de sus ganancias.
Cada bolívar ahorrado obtenido a punta de la compraventa de capital transformado en mercancías requiere ser invertido en la contrata de nuevos medios de producción y de más mano de obra. Esta puede ser la misma en términos absolutos y resultar más explotada intensivamente, mejorar en cantidad o intensa e intensivamente.
La satisfacción de esa necesidad de empleo del ahorro capitalista ha traído evidentes ventajas para el país inversor, y de allí su encanto por cuento a mayor empleo de trabajadores y de materias primas, de instrumentos y afines, mayor producción de bienes, todo lo cual supondría mejor confort y mayor estabilidad para todos sus ciudadanos.
Ocurre que si el ahorro de un año, por ejemplo, no es empleado entonces perdería sentido seguir contratando ni siquiera los volúmenes previos ya que estos necesariamente arrojarán más ahorros ociosos. El negocio se vendría abajo, la economía se constreñiría y el desempleo provocaría crisis de imprevisibles consecuencias. El desempleo del ahorro nuevo provocaría desempleo del ahorro anterior, y viceversa.
Ahora bien, es fácil dar empleo al nuevo ahorro dentro del mismo país y así podría arribarse el pleno empleo. Este sería el límite de crecimiento interior para cada país, más allá del cual se hace irrenunciable la conquista del Mercado Exterior. Nace así la figura del Imperialismo capitalista.
Como quiera que los empresarios actúan anárquicamente, cada uno por su lado, la guerra intestina o competencia destructiva resulta forzosa. Sin embargo, sea quien sea el empresario vencedor, al país como un todo le resulta indiferente habida cuenta de que todo quedaría en casa.
Es un hecho que el capitalismo no garantiza paz ni estabilidad a los habitantes de un país ni siquiera en condiciones de pleno empleo si no termina colocando sus ahorros excedentarios en el exterior. Por eso los trabajadores asalariados del país imperialista optan por callar. La viabilización y realización del imperialismo supone convenios comerciales pacíficos o la imposición política y militar con desagradables consecuencias.
Ahora empezamos a comprender la importancia del “imperialismo” como solución a la limitación del mercado interior. Desde luego, para los países receptores siempre resultará halagüeño y beneficioso la recepción del ahorro exterior, la contrata de inversiones extranjeras dirigidas a mejorar el empleo interno, con todo el desangramiento que esto supone, pero ni aún así la paz comercial podrá llegar porque logrado el pleno empleo en el país amigo y diplomatizado, los nuevos ahorros pedirán nuevos mercados en nuevos ´países, y así hasta colmar el planeta de países capitalistas.
Para este hipotético momento de pleno empleo mundial ya no habrá posibilidad de expansión, el inmenso ahorro generado por todo el planeta derivará en ahorro ocioso que detendrá la inversión anterior, vendría la recesión y el desempleo se generalizará. Esto sería como una “crisis imperialista total” con sus respectivas fases largoplacistas de prosperidad, crisis, recesión y reactivación. Esto nos dice que el segundo problema es irresoluble y que el sistema capitalista no es la solución para el mercado interior ni para el Mercado Exterior.
La Frontera de la Divinidad
Manuel C. Martínez M.
25 ago. 09

Las discusiones humanas sobre “el más allá” son de vieja data. Precisamente, mientras más nos adentramos en las profundidades de los pueblos originarios y primitivos más nos encontramos con una cultura practicante de un incuestionable respeto inmaculado sobre diversas “deidades” que en común responden al conjunto de poderosas fuerzas naturales, permanentemente incomprensibles para el común de los mundanos “del más acá”.
La educación popular y universal y occidental arranca con la Edad Moderna, inspirada con los enciclopedistas del siglo XVIII de los últimos 20 siglos, a pesar de que todavía se reproducen analfabetos con variado grado de ignorancia.
A mayor número de alfabetos se ha ido gestando un mayor número de investigadores científicos, de filósofos, de escritores, de músicos, de pintores y de poetas. Los matemáticos, los geómetras, los físicos, los químicos y los biólogos han descollado en lo que podríamos llamar un acercamiento hacia la frontera de la divinidad. Su formación académica y su incursión en las leyes de la naturaleza los hace personas especiales y a quienes, aunque imperfectamente, se les puede atribuir cualidades paradivinas, también se las ha considerado personas muy peligrosas y lejos de inspirar simpatía han sido perseguidas o doblegadas.
Los casos más resonantes de opresión y severos castigos para quienes se han atrevido cruzar la frontera de la divinidad, y por esa razón han sido consideradas como muy peligrosas, son los de Sócrates, Giordano Bruno, Miguel Servet, Galileo, Mozart, Marx y todo ese cúmulo de marginados, ignorados , silenciados y excluidos a quienes los grupos de poder no les han perdonado su atrevimiento a cuestionar las reglas, los dogmas y el acervo preexistente que garantiza estabilidad para los poderosos de turno.
El desenvolvimiento de la frontera intelectiva entre el mundo meramente terrenal y el mundo divino ha sido siempre terrenalmente impuesto a conveniencia de las clases poderosas que históricamente han germinado sobre este planeta.
Los primeros poetas, los primeros pintores, los primeros geómetras y los primeros físicos, y los “profetas” en general, a quienes la historia moderna atribuye credenciales despectivas como las de brujos, supercheros, adivinos, herejes y demás descalificativos, jamás fueron bien recibidos, y en su mayoría recibieron la muerte inducida como castigo.
El sacerdocio cristiano ha jugado un papel relevante en esta criminalización contra las personas que por sus conocimientos académicos o intuitivos han identificado y señalado algunas causas físicas para muchos fenómenos físicos catalogados ex ante como coto privado de Dios, y consecuentemente su manipulación terrenal como atrevidas violaciones del poder de Dios.
La Biblia, por ejemplo, no apoya el trabajo; en el Pacto Edénico, por ejemplo, el trabajo se o considera castigo de Dios precisamente porque sólo el trabajo puede elevar al hombre hasta la frontera de la Divinidad más elevada, si por esta entendemos el cúmulo de descubrimiento de las leyes de la naturaleza.
Los grupos de poder son cuidadosos en mantener a raya a la mayoría de las personas para las que exige solamente fe a a toda prueba ya que es la única manera de que los terrenales puedan desenvolverse en armonía, y reserva castigos para los ateos e intelectuales que no se avengan sumisa y servilmente a los interés del grupo dominante.

Modernamente se inventó el Premio Nobel para premiar la sumisión de los transeúntes de la frontera de la divinidad. Albert Einstein, director y coconstructor del arma más mortífera concebida y puesta en práctica por los terrenales de todos los tiempos, fue Nobelado. El resto de los premiados han sido intelectuales e investigadores científicos de alto valor cognoscitivo que han sabido bajar la cerviz y llenarse de dólares. También la bajó el sabio Galileo a cambio de su vida.

lunes, 24 de agosto de 2009

El Fetichismo del Salario
(No Existe “Capital Variable”)

La siguiente cita fue tomada de una entrega anterior en “aporrea.org”, http://www.aporrea.org/ideologia/a81738.html :

“Y más allá de esas ganancias y de su insoportabilidad está el hecho de que una vez legalizadas se convierten en poderosas armas para contrarrestar todo tipo de críticas, de observaciones contra el cuadro de riqueza en pocas manos y de pobreza en las mayorías.
Por ejemplo, el científico más vilipendiado y subestimado durante las dos últimas centurias ha sido Karl Marx, y este sólo hizo la consideración de que si el valor de una mercancía
proviene del trabajo humano, los ricos de siempre deben ser simples
rentistas o explotadores.
El resto de su obra se limitó a buscar cómo conciliar
la Contabilidad Macroeconómica a fin de cuadrar las cuentas globales del valor de la producción con el volumen de compraventas realizadas en período determinado, lo cual revelaría que las ganancias son sólo parte del valor creado y perteneciente al trabajador.”

En adición, hemos arribado a la convicción de que “los salarios no son un coste de producción” 1/, y si lo fueran deberíamos admitir que el trabajador vendería realmente su fuerza de trabajo cuando la aplica a medios diversos de producción. La fuerza de trabajo no es algo materialmente tangible, y de allí que su empleo no aparezca material ni expresamente en ninguna mercancía como bien lo hace la materialidad de los objetos de trabajo, del cuero en el calzado, por ejemplo. Los efectos de la fuerza de trabajo son formales en cuanto crea un nuevo valor útil2/.

El caso es que el trabajador asalariado se limita a crear la integridad de un bien y valor útil a partir de determinados materiales, y muy diferente de estos. La aplicación de la fuerza de trabajo sobre objetos de trabajo es un acto creativo tan natural como si se tratara de un producto vegetal en un huerto cualquiera.
Entonces, para que el trabajador venda esa creación debería ser dueño de los materiales depositarios de la aplicación de esa fuerza de trabajo suya. Como eso no es así, el patrono capitalista o el contratista de la mano de obra asalariada terminan asimilando el valor salario a la creación del valor trabajo atrapado en la mercancía. A este lo consideran un coste, es decir, enfetichan la creación del trabajo, y finalmente le dan una existencia fantasmagórica a un capital dinero al que en conjunto le atribuyen cualidad para generar la ganancia que reciban en el mercado. Por tal razón, el patrono considera como inversión suya el salario satisfecho post féstum, al lado de los demás costes concomitantes que Marx llamó “capital constante”.

Marx usó el concepto de “capital constante” y el de “c. variable”. El efecto inmediato de esa clasificación de costes entre constantes y variables es que, por una parte, se reduce la verdadera tasa de ganancia obtenida en dicho contrato laboral, y dentro del seno mismo de la producción y antes de llegar al mercado. Es por eso que el patrono identifica el valor del salario al valor trabajo que crea la fuerza de trabajo, como si se tratara de una mercancía pagada según su precio, e identifica el mercado como fuente de su ganancia.
Cabe observar que en realidad toda la inversión del capitalista es “capital constante”. No existe el “capital variable” citado en la obra que nos ocupa. Atribuirle variabilidad al pago salarial, según la concepción marxiana, sería admitir que los materiales y herramientas, los energéticos y otros costes materiales, pudieran también acrecentar su valor más allá del precio de compra. Y es así cómo con esta interpretación marxiana el capitalista logra atribuirle variabilidad a todo su capital como si los materiales y demás insumos en sí mismos pudieran revenderse a mayor precio.
Reafirmamos que el trabajador asalariado no puede vender su fuerza de trabajo ya que esta necesita objetos materiales donde desplegarse. En cambio, el patrono la recibe, la usa, la aplica a sus medios de producción y obtiene así un valor nuevo, agregado a su capital (a secas), invertido en los medios de producción correspondientes, de tal manera que cuando aquel vende su mercancía logra revender sus medios de producción consumidos, y también y simultáneamente logra vender el valor trabajo agregado, un valor que no es suyo sino del asalariado en favor del cual ahora este patrono tiene un pasivo.
Quede claro que la mercancía producida en un centro fabril cualquiera es obra exclusiva de la mano de obra, que le debería pertenecer por entero a los asalariados y ser estos quienes la vendan para luego reintegrarle el monto de capital constante al dueño de los medios de producción presentes en dichas mercancías.
Lo que estamos presentando es, pues, la posibilidad de que sean los asalariados quienes vendan la mercancías que produzcan para luego darle su parte al patrono. En teoría lo estamos haciendo, y con ello demostramos que la ganancia no tiene existencia propia ni derivada de ninguna operación mercantil. Esa “ganancia” es parte integral que conjuntamente con el salario suman el precio del nuevo “valor creado” y transmitido a los medios de producción involucrados. Este valor es y debería ser el pago completo al trabajador.

En esta hipótesis, baste que los trabajadores asalariados se comporten como artesanos que operan en conjunto y sean dueños jurídicos de los medios de producción. En tal caso, como efectivamente ocurre en la realidad, los artesanos venderían sus mercancías a un precio tal que cubriría el costo del capital empleado y un valor dinerario adicional que simplemente representaría el precio de su trabajo. Mal podría este artesano pensar que está sacándole alguna ganancia al mercado y no a su propio trabajo.
La ganancia desparece en este nuevo e hipotético modo de producción “cooperativo artesanal”. Marx denominó Socialismo este modo, como fase de transición, y Comunismo cuando se extinga plenamente todo vestigio de trabajo aburguesado.

Desde luego, en las sociedades con el modo actual ocurre lo contrario. El patrono recibe a crédito una fuerza de trabajo que produce mercancías y luego las vende conjuntamente con sus medios de producción proporcionalmente consumidos. Como obviamente recibe del mercado un monto de dinero superior a su capital inicial atribuye al mercado su procedencia.

Sin embargo, basta reconocer que el capital variable no existe, que el trabajador no vende su fuerza de trabajo, que se limita a crear un nuevo valor incorporado a los medios de producción que fueron empleados como objetos de trabajo, herramientas, energéticos, etc. Estos medios actualmente no son de su propiedad y por eso es explotado, y por eso se le considera pagado con el salario, por eso a este se le ha considerado parte del capital del patrono, y con ello se ve reducida la tasa de ganancia, se atribuye la ganancia a operaciones de compraventa con una magia que se ha visto soportada por el concepto mismo de capital variable atribuido marxistamente a la mercancía comprada por el patrono en forma de fuerza de trabajo.

Cuando se postula el capital variable y de resultas se divide su aplicación en “trabajo necesario” y “t. adicional” o “plusvalor”, añadidos a los medios de producción, se le ofrece al patrono burgués un excelente argumento para negar esa última parte, habida cuenta que siempre estará por determinarse cuánto vale el trabajo necesario. Es la conocida pugna por restricciones y mejoras salariales.
El patrono da por justo el valor del salario satisfecho y espera obtener su ganancia como diferencia entre su capital aportado y el precio que fije el mercado. Omite así la porción de valor añadido por el trabajador cuyo valor y monto es justamente equivalente al salario más la ganancia derivada del precio de venta de la mercancía en juego.

Nosotros estamos planteando que el capitalista sólo pone capital constante con inclusión del “capital salarial”. Cuando se presenta como mercader de sus mercancías recibirá un precio que supera al capital aportado y ya no habrá duda de que esa diferencia: precio- capital responde a una porción de valor añadido por la mano de obra viva de sus trabajadores.
_____
1/ http://www.aporrea.org/ideologia/a64497.html
2/ La cibernética industrial o la mecanización de la producción de mercancías, desde la mezcla de componentes, el troquelado, hasta el acabado y empaque son un ejemplo de la inmaterialidad sustancial de la fuerza de trabajo, muerta o viva, que se haya encargado de esa producción. Al final resulta indiferente que haya sido un equipo de operarios o una maquinaria de elevada sofisticación.
Manuel C. Martínez M.
20 ago. 09

jueves, 20 de agosto de 2009

Los Salarios no son Costes de Producción
Manuel C. Martínez M.
19 ago. 09

Desde cuando los fisiócratas reconocieron que el trabajo artesanal no era menos creativo que la Naturaleza. Desde cuando se descubrió las potencialidades productivas de la división del trabajo, desde ese entonces empezó a reconocerse el Valor Creativo del Trabajo Humano (VTH).
Como quiera que todo proceso productivo practicado bajo condiciones capitalistas supone aportes de capital dinero de parte del industrial, del comerciante y del financista, resulta coherente que la contrata de mano de obra remunerada con salarios se considere un coste de producción, y como coste en dinero esos salarios suelen asimilarse a un desgaste o consumo de materiales involucrados en esos procesos. La diferencia es que el trabajo asalariado es vivo e inmediato, y los demás costes son trabajos muertos.

Karl Marx manejó la misma contabilidad capitalista pero no habló de mano de obra sino de coste por concepto de "capital variable", y no de "coste primo"(mano de obra y materias primas). Este "capital" tiene la curiosa virtud de agregar valor al resto del capital invertido en materias primas y auxiliares, y en maquinarias y energéticos varios. Digamos que la aplicación del trabajo humano asalariado es en sí misma la producción de cualquier mercancía. Esta producción, esta creación de valor, es un resultado y no un a causa.

Resumiendo: La remuneración que se le dé al trabajador a cambio de un trabajo ya realizado mal puede ser un coste ex ante de producción. Es más bien una compra ex post.

Esa compra del trabajo ya creado por el asalariado es posterior al proceso productivo, y el salario ya no puede entrar como coste. Además, el salario sólo cubre una parte del valor del trabajo creado y añadido a la parte que K. Marx denominó "capital constante".

Allí K. Marx cometió una imprecisión contable por cuanto le dio entrada previa al salario, en lugar de fijarlo después y entenderlo como un pago "chucuto" que hace el patrono por el trabajo recibido. Fue una imprecisión forzosa porque se propuso demostrar la fuente del valor. De allí que optó por llamarlo "coste variable", tal fue su imprecisión contable aunque no teórica. La variabilidad del "capital variable" vendría dado por agregar más valor que el recibido a cambio como salario, por añadir plusvalor. Pero esta versión marxiana dejó entrever que ese "capital variable" era un componente del costo de producción, y esto es precisamente lo que estamos elucidando y negando.

Por eso aconsejamos a los gobernantes populistas y a los prosocialistas que no soliciten ni impongan Salarios Mínimos con cargo a los costes de producción, ya que, según la concepción vigente, terminan inflando los "costes de producción". Más bien deben limitarse a imponer un reparto del valor ya creado entre patronos y trabajadores, entre ganancias y salarios. De esta manera los precios de venta dejarían de moverse con cada mejora salarial porque sólo irían con cargo a las posibles ganancias patronales.

En términos matemáticos, propongo la siguiente reformulación teórica para los algoritmos económicos correspondientes:
1) D y T – M – P – M’ – D’, para:
D = Capital inicial y constante del patrono;
M = capital constante en Maquinarias, materias primas y afines del patrono;
T = Mano de obra del trabajador:
P = Proceso creativo de valor nuevo o productivo del trabajador;
M’ = Mercancías fabricadas por T, y
D’ = Precio de M’
2) D’ - S - M = G, para:
D’ = Valor de M’;
S = Salarios;
M = Capital constante del patrono, y
G = Ganancias del patrono.
La ecuación clásica del proceso productivo capitalista es:
D − M − P – D’, para
M = capital constante más variable. El trabajo contratado se asimila a una mercancía al igual que las máquinas, las materias primas y afines.
Como se observa, la diferencia entre esta última ecuación clásica y las dos anteriores es que en la "1" sólo parece la mano de obra (T) y no su coste.

Por lo tanto, T, la mano de obra asalariada en la ecuación 1, y creadora de M’ por su agregado a M durante el proceso productivo, sólo recibe un salario por parte del patrono, y este lo asimila a coste como si él hubiera hecho alguna inversión. No, el patrono pone M, y el trabajador su trabajo. Si a cambio este ultimo recibe un salario es sencillamente porque el patrono termina comprándole al trabajador el valor que ya creó con su manipulación transformativa sobre M.