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Sociedad Amigos de la Salud
Dinámica de la Propiedad Artística Europea
Manuel C. Martínez C.
La admiración que los pueblos de América y el venezolano sienten por esas obras exóticas comienza desde la educación secundaria nacional en cuyo pénsum de estudios tiene fuerte peso el programa de Educación Artística. Esta incorporación de esta asignatura en la raíz misma de la Educación Venezolana es un recurso imperial conocido psicológicamente como efecto subliminal. Según ese programa, primero se nos imbuye y condiciona nuestra admiración hacia la producción artística europea, y mucho después se nos habla y escribe sobre la autóctona.
El punto es que en esos escenarios artísticos de vieja tradición transcultural se recoge una evidente evolución de la riqueza producida por las continuadas expropiaciones que los grandes imperios occidentales practicaron y siguen haciéndolo en el continente más tardíamente incorporado a la cartografía internacional.
Los primeros invasores más connotados, como los españoles y portugueses, así como los ingleses, holandeses y franceses, primero practicaron el saqueo en especie mediante la sustracción de ingentes masas de oro, plata y piedras preciosas. Para estos países costeros y peninsulares fue vital el aguijón de la necesidad de una ruta más corta para comerciar con el Lejano Oriente desde donde importaban mercancías de exquisito consumo: sedas, especias y demás exoticidades. En términos de propiedad privada, esa forma de apropiación por invasión original representó el abuso que les permitió a dichos intrusos erigirse progresivamente como imperios postmedievales.
Y ocurrió que con esta riqueza, hoy por hoy indiscutible y comprobadamente mal habida a todas luces, pudieron financiar y costear la producción artística que entonces estuvo muy estimulada, sobre todo en materia pictórica y retratística, en una época donde los recursos de la fotografía brillaban por su desconocimiento. Ni qué decir acerca del auge que tomó la representación en lienzo de las divinidades justamente al comienzo de la universalización de la flamante y monoteísta religión cristiana. Esta segunda etapa puede considerarse como el uso.
Y llegamos pues a la presente etapa cuando la colección y recolección de galerías de bellas artes, con ayuda de los aportes privados de familias muy enriquecidas durante la etapa imperialista, permitieron erigir los museos que bañan casi toda la "atractiva y turística ruta " geográfica de la moderna Europa.
Esta etapa actual representa el usufructo que están haciendo ahora esos países mediante la explotación de sus raídas y derruidas obras pictóricas (La Gioconda), sus deteriorados y descoloridos cacharros, sus mutilados ( Venus de Milo) y afines para que el visitante de este continente siga enriqueciendo a los mismos abusadores y usuarios de la misma riqueza origiriamente americana. Tal es la dinámica artística con sus tres principales componentes de la propiedad privada: abuso , uso y usufructo presentes en la pinacoteca, arquitectura y escultura museística europea.
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