miércoles, 27 de mayo de 2009

FOOBALL TRUCO-RETRUCO DEPORTES

Fútbol, Truco y Retruco y otros Deportes en el Socialismo
(Pulcritud en los deportes como buen ejemplo ciudadano)
Manuel C. Martínez M.
25 may. 09
Pasemos revista por todos los juegos o deportes que hayamos practicado, o teóricamente conocido por diferentes medios. Observemos que en ellos priva la desconfianza en los movimientos y estrategias de nuestros rivales; estos por su parte suelen reflexionar y reaccionar ante nosotros de la misma manera.
La “Teoría de Juegos y Conducta Social” con inclusión de los computarizados y analógicos como vivencias cotidianas enseña que estos giran sólo alrededor del azar cuando los jugadores actúan sin trampas y el juego está libre de amaño ni apañamientos, es decir sin sesgos de ninguna naturaleza, a fin de que sea el albur lo que limpiamente dé cuenta del triunfador y perdedor correspondientes. Pero la mala e incierta conducta subyace permanentemente como premisa que debe tomarse en cuenta.
En la caza y pesca, asimilados a deportes de sano esparcimiento, vemos cómo el pescador sin rubor alguno engaña y ceba a inocentes pececillos con su malintencionada y mezquina carnada. Vemos cómo el cazador coloca furtivos artilugios en la ruta hacia el abrevadero más cercano o a su morada, y así atrapar sin piedad alguna a su posible y potencial presa.
A las aves en su encantador y alegre vuelo se las elimina a punta de perdigonazos o “floverazos” manipulados con una ventaja y una alevosía propias de sicarios. A los gallos de riña de los acaricia, alimenta y da salubridad para luego llevarlos al cadalso de la gallera donde son sometidos a sanguinarios y recíprocos picotazos y espuelazos de parte y parte hasta verlos morir desangrados, infartados o colapsados. Cada jugador de gallos debe vigilar de cerca las numerosas trampas que suelen imperar en semejantes riñas. Espuelas falsas, minidosis de drogas, etc. Otro tanto y más ocurren en la colorida, sanguinolenta y mal llamada “Fiesta” brava.
El fútbol da tantas demostraciones de mañas y malos ejemplos a tal punto de que dentro del propio escenario deportivo se instalan arbitrarios jueces listos para sancionar a los infractores del caso mediante tarjetas de variopinto colores, quienes son hasta “encerrados” fuera de la cancha o sacados del juego por uno o más encuentros y hasta temporadas de acuerdo a la infracción cometida. El connotado “béisbol” supone un derroche de escupitajos y palabras obscenas. Las variadas estrategias estereotipadas e improvisadas en los juegos de cartas, El “truco y retruco”, el “As y ley”; en el dominó y ajedrez, etc., son buenos ejemplos de deportes impregnados intensamente con pesadas dosis de interesantes artimañas que pudieran desdecir como buenos ejemplos para los deportistas en ciernes.
Sobre esas bases podemos empezar a desconfiar de todos los deportes mal vigilados y distanciados un trecho largo de los sanos principios que caracterizan a los famosos Juegos Olímpicos modernos, aunque estos disten mucho de sus homólogas y fundacionales Olimpíadas Griegas, de los cuales pensamos no que eran muy pulcras ni santas que digamos.
De resultas, si pensáramos socialistamente deberíamos repensar hasta qué punto y para qué nos fueron inculcadas todas esas posibles técnicas o trucos desde nuestras inocente infancia. Sólo así entenderíamos que detrás de cada jugada deportiva se deriva una gran desconfianza, que puede esconderse una engañifa ora de nosotros mismos, ora del contrario en juego tendenciosamente heredada tal vez de nuestros ancestros más primitivos e incivilizados, y que como mala conducta al fin deberíamos superarla para empezar a confiar en todo lo bueno que podemos albergar para todos y hasta para nosotros mismos.