domingo, 4 de octubre de 2009

La “Inteligencia Emocional” o Inteligencia Vulgarizada


Manuel C. Martínez M.
04 oct. 09
Semánticamente, “La inteligencia permite elegir las mejores opciones para resolver una cuestión”. (Wikipedia, pássim). Es una definición bastante amplia, y sobre ella apoyaremos nuestras presentes consideraciones.
La vulgarización de cualquier fenómeno, cosa, concepto, experimento, etc. Significa su popularización. De esa manera lo que elitistamente pertenecía a un grupo de personas se pone a la orden de las mayorías, e independientemente de su grado o coeficiente intelectual. Precisemos que cualquier Coeficiente Intelectual (CI) sólo mide capacidades intelectuales ya vulgarizadas por los propios mensuradores o “testistas”.
Precisamente, los basamentos económicos que cotidiana y milenariamente aplican con eficacia los fenicios y sus descendientes, los comerciantes tanto otrora como ahora, son métodos de relaciones sociales periféricas (no estructurales) que están al alcance de todas las personas que siguen respondiendo a una buena carga genética de rasgos primitivos, de egoísmos, de viveza criolla, de ventajismos, de espuelas largas, de pillerías y tartufismo.
Esas relaciones son comunes para todos los mercaderes, son de vieja data, y quien no aplique todas o algunas de esas argucias comerciales, industriales o financieras, de baja, mediana y alta gerencias, sale del juego, por quiebra o ruina inminente, o, en el mejor de los casos queda condenado a conservar su pobreza comercial de pobre y pueblerino bodeguero, de tal manera y si se inicia como quincallero y carece de “inteligencia emocional”, como tal termina sus días cristiana, judaica o musulmanamente.
Desde los años noventas se introdujo en el mercado burgués el libro La Inteligencia Emocional, y luego apareció: “La Inteligencia E. Aplicada a las Empresas” (burguesas). Se trata de sendos panegíricos en favor de semejantes artilugios psicológicos,. En ellos se echa a un lado la capacidad académica, y lo peor, se conceptúa la inteligencia como una vulgar y primitiva o innata capacidad para ganar amigos, ganar dólares o para que el politicastro se salga con la suya, y para que el más pirata parlanchín aparezca en los escenarios de la demagogia. Tal es la mentira que tanto ha privado en la humanidad desde que algunos de sus integrantes optaron por mercadear y otros por ser consumidores.
La inteligencia no es programable ni mucho menos pedagogizable. Tampoco admite mediciones psicológicas ya que cada cabeza privilegiada de un ser inteligente siempre es una experiencia nueva, inédita y de perogrullo insólita. e insólita. La distinción entre IE e I. Académica es pura mercadotecnia. A nadie se le puede enseñar cómo debe configurara sus neuronas. Sugiero leer la entrega siguiente:
El CLONAJE ANTIIDIOTAS
La apropiación privada y sectaria del poder económico, social, cultural e ideológico les ha garantizado siempre a los poderosos de turno la disponibilidad de amplias facultades para adquirir por trueque, por compraventa o por la fuerza todo tipo de bienes materiales e inmateriales.
Por ejemplo, han secuestrado y recibido como botín a personas dotadas de acervo cognoscitivo e inteligencia superior. Así lo hicieron los romanos con los griegos, y lo hizo el papá de Alejandro Magno con Aristóteles, quien fungió de preceptor de ese afamado conquistador. También EE UU se repartió leoninamente, y con la URSS, la plantilla de científicos de punta, quienes a la sazón trabajaban para Hitler en la elaboración de las primeras bombas termonucleares, justo después que los capos del fascismo fueron vencidos por los aliados del terror angloyanqui.
Pero hasta allí ha llegado el ecuménico y suprapoder de los antisociales de siempre: Anteayer, esclavistas; feudales, ayer; hoy, salaristas.
Ocurre que, como ningún fenómeno es cerrado ni completo, siempre ha habido un bien incompartible, inasequible, inadquirible, incomprable, inexpropiable, intransferible, amercantilizable, inendosable e insintetizable. Hay bienes que no están disponibles en ningún mercado, como la exquisita y sui géneris belleza de alguna mujer.
Hablamos de la inteligencia humana, del talento, valores estos y hasta ahora que sólo azarosamente aparecen depositados en los seres humanos, sin ninguna obediencia a diferenciaciones de ningún tipo, porque se trata de paquetes neuronales de intrincadas configuraciones no comprobadamente hereditarias, cual variable aleatoria o probabilística, y supuestamente inclonable.
Este es el punto: Tal sería, a nuestro juicio, el objetivo final de los ensayos que viene realizando la moderna Genética. Todo comenzó en mamíferos con la oveja Dolly. Es que , así como los homosexuales masculinos han soñado y suspiran por salir encinta para consumarse como hembras, asimismo, quienes ostentan fortunas y poder sobre los demás no han podido tener, ni comprar todavía con todos sus dólares hijos de inteligencia superior. Estos suelen aparecer en los vientres de cualquier persona con absoluta independencia de sus condición socioeconómica.
El error de los genetistas del CLONAJE (que los convierte en timadores in vitro) es que, por idénticos que sean los paquetes genéticos, ningún clon garantizará que la estructura neuronal y combinatoria del cerebro configurará necesariamente la misma inteligencia del original. Ésta es inverosímilmente duplicable. Hasta ahora, dos gemelos normales se parecen muchísimo entre sí y en todo, menos en su cerebro, aunque con ínfima <> para este suceso..
Podríamos también hopotetizar que cada espermatozoide de las miríadas lanzadas en cada eyaculación porta una exclusiva configuración cerebral de las otras tantas miríadas heredadas del arcano árbol genealógico que se halla presente en cada progenitor. Verdaderamente, que sea el espermatozoide o el óvulo portadores de una inteligencia privilegiada procedente de algún pariente de atrás, es simplemente un asunto que sólo la probabilidad en juego puede resolver.
Por supuesto, para ningún magnate de las finanzas puede ser de su agrado que su *cachifa* dé a luz un hijo de inteligencia superior a todos los suyos propios, y, para evitar esa <> sociogenética, han estado haciendo lo imposible para el logro sintético de un cerebro humano, que, a la luz de estas inferencias, bien pudiera resultarle perfecta y artificialmente tarado. Tomado de www.all.at/sadelas