martes, 6 de octubre de 2009

Sr. Presidente: El IVA ha sido mal calculado


Manuel C. Martínez M.
06 oct. 09
Nada permanece en reposo, así lo señala la propia Dialéctica Materialista. No confundir “reposo” con equilibrio. Decir que un cuerpo puede permanecer inercialmente en reposo es un expandido error de la Física Burguesa que bien podríamos ventilar en nuevas entregas.
De momento vayamos al punto: La ideología burguesa no sólo separó la sociedad en dos clases fundamentales, burguesía y proletariado, capitalistas y asalariados, sino que logró concientizar a ambas clases con una conciencia predominante y favorable a los intereses de la clase dominante.
En estas sociedades la pobreza se deposita en los trabajadores productivos, y la riqueza burguesa pasa a manos de los empresarios de la producción, de los comerciantes y financistas y de los principales administradores civiles y gobernantes. Esta riqueza suele ser envidiada, e imitados los métodos para su adquisición por parte de la clase trabajadora.
La mediática predominante es harto proburguesa, y la literatura comunista tiende a ser convenientemente minimizada y maquillada de mil maneras. Inclusive las teorías, leyes y principios socialistas y su terminología marxiana terminan sembradas tiesa y ortodoxamente en sus seguidores y defensores.
Es que además de ser en sí misma una literatura contraria a los intereses capitalistas, todas las adecuaciones, las posibles reformas y hasta las necesarias correcciones que históricamente deba sufrir la información comunista original suelen ser rechazadas a primera vista por los propios izquierdistas.
Digamos que hasta los más furibundos defensores de la dinámica social, del cambio sociológico y de la Dialéctica Materialista y del Materialismo Histórico se comportan reaccionariamente cada vez que se asoma alguna objeción contra lo que hayan afirmado Karl Marx o Engels, o Lenin.
A sabiendas de esa incuestionable realidad, aquí, por ejemplo, tenemos el caso de algunas precisiones que modestamente me he permitido hacerle a la Teoría del Capital.
En varias entregas he tocado la revisión del cálculo del salario diario:
http://www.aporrea.org/actualidad/a85543.html
Hemos demostrado que los salarios no son costes de producción:
http://www.aporrea.org/ideologia/a64497.html ,
y recientemente cabo de corregir y desarrollar el verdadero contenido del “capital constante” y del “valor agregado”.
http://aporrea.org/ideologia/a87814.html El contenido de este artículo se vincula con la entrega siguiente:
http://www.aporrea.org/ideologia/a84644.html
En esos dos artículos pretendo demostrar la esterilidad de los trabajadores indirectos de dirección, administración y vigilancia, aunque se ha reconocido que son trabajadores muy útiles en las condiciones de producción actualmente burguesa. Pero macroeconómicamente no son trabajadores productivos ya que no agregan valor nuevo ni viejo y mucho menos plusvalor alguno.
En este último trabajo se destaca el significativo hecho de que el verdadero Producto Interno Neto (Valor Agregado) es menor de lo que han presentado las estadísticas nacionales e internacionales. En estas se considera el Valor Agregado como suma de todos los sueldos y salarios con lo cual se da por sentado que un gerente empresarial es tanto o más importante productivamente que un obrero de planta, y se niega su carácter de capital constante. Como se infiere, este capital constante, contabilizado como capital variable, sólo adultera el costo total de producción, infla de partida el precio final de las mercancías y le complica la vida al trabajador en su condición de consumidor final, porque este paga un sobreprecio en cada mercancía con lo cual resulta indebida y excesivamente pechado sobre un Valor Agregado que ya sale inflado desde la fábrica.
O sea que como ahora se puso de moda pechar el consumo mediante el IVA (Impuesto al Valor Agregado), de perogrullo los verdaderos trabajadores no sólo dejan ganancias patronales (plusvalor o capital agregado), no sólo apoyan a un personal gerencial no productivo, sino que se ven obligado a pagar un impuesto por un IVA, por un “valor agregado” mal calculado”, que realmente es menor de lo que las empresas capitalistas declaran en sus estados financieros.