jueves, 2 de febrero de 2012


Paradojas Capitalistas 
La pauperización de la clase media e "indignada" es inevitable


Manuel C. Martínez M.

01/02/2012 14:55:06

De entrada: Los llamados "indignados" de la Europa Occidental y de EE UU no son otros que aquellos proletarios que ideológicamente se han mantenido idiotizados con las promesas del individualismo burgués. En mentalidad se han comportado más anticomunistas que los mismos burgueses de alto peso mediático, a cambio de las diferencias salariales que les ha permitido llevar una vida más "digna" que el resto de los proletarios del mundo, particularmente de los eurasiáticos, africanos y mesosuramericanos; por eso hoy se muestran muy indignados.


Recordemos que esos dignos trabajadores europeos de ayer, hoy indignados, descienden familiar y clasistamente de quienes no se sumaron al proyecto socialista soviético. Por el contrario, asumieron una conducta bestialmente agresiva contra todo trabajador que mostrara simpatías con las ideas marxistas o de izquierda. Conducta similar han adoptado los llamados escuálidos de países como Venezuela donde, gracias a su apoyo, en estos países han reinado las famosas dictaduras mata gente que conocemos. La política betancurista y adecopeyana venezolana sirve de ejemplo en estas aseveraciones.


Para explicarnos cómo es que la alta burguesía euroccidental, representada en América por EE UU y Canadá, Brasil, México y hasta la misma Argentina, en Asía por Israel y en África por los racistas surafricanos, pretende hoy castigar económicamente a quienes han sido el segmento proletario que los ha apoyado en su negativa a la adopción de un Socialismo de remplazo, debemos ir al mercado burgués.


Resulta que el mercado capitalista, luego de crecer y ampliarse sin limitación alguna sobre la faz de la Tierra, tiene ya muchas décadas sufriendo conflictos de producción y venta, y estos han desembocado en crisis megasociales de la talla de 2 Guerras Mundiales, la segunda con armamento y matanzas atómicas.


Recordemos, además, que el capitalismo es un modo de vida dedicado a acumula riquezas para seguir acumulando riquezas. No es el estilo del modo feudal, caracterizado como estuvo de ser una sociedad consumista por excelencia, con un mercado inelástico en oferta y en demanda.


Porque es un hecho que el mercado burgués necesita inevitablemente crecer y crecer, y cuando está copado por industriales ya establecidos, estos necesariamente deben entrar en guerras destructivas, pero no maltusianas, sino fundamentalmente burguesas, sencillamente competencia burguesa. Por esta sola razón, agotados los mercados de consumo final, no le queda al sistema otra salida que la redistribución del capital variable, ese capital variable que viene empleado en la clase trabajadora, y que la intelectualidad apologista burguesa ha negado en su literatura vulgar.


Bien, como sabemos, la mayor parte de ese capital va a las manos menos creativas de riqueza. Fundamentalmente va a manos gerenciales, contables, asesoras, investigativas, policiales, militares, políticas o burocráticas, etc. Esta mano de obra, si bien trabaja mucho y es de elevada calidad tecnociéntifica, no aporta un ápice al Producto Interno de ninguna sociedad burguesa. Nos explicamos: la llamada mano de obra intelectual se ocupa sólo del mantenimiento y cuantificación del patrimonio burgués, de la riqueza creada por los aslaraidos que se hallan directamente involucrados en la transformación de la materia prima y de la manipulación de las máquinas y equipos correspondientes. Aquellos trabajadores "escuálidos", de aquí, e "indignados" de Europa, son conservadores de riqueza, pero no son los creadores de ella.


Seguimos: El capitalismo se ha dado cuenta de que, por ejemplo, el mercado ya no resiste que los proletarios verdaderamente creadores de la riqueza mundial sean quienes paguen con sus salarios los altos emolumentos recibidos por la clase que sólo conserva, cuida y cuantifica dicha riqueza, que en todo caso podrían ser los mismos burgueses, los patronos, o, más conveniente a sus intereses, que lo sea esa mano de obra no productiva.


Como se sabe, los altos ingresos salariales tienen un tope en materia de "cesta familiar", y de allí que sus beneficiarios suelan hacer ahorros que les permiten meterse a burgueses explotadores, con lo cual agrandan el mercado de oferta burguesa, sin contar con demandantes. El resultado es una clara agravación del conflicto intraclasista por el reparto del mercado local, nacional e internacional.


Como estamos ya infiriendo, el capitalismo ha decidido acortar los emolumentos de la mano de obra improductiva, es decir, reducir el ingreso de estos privilegiados proletarios, y, es más, ha optado por aconsejar a los gobiernos del mundo, entre estos a los suramericanos, para que reorienten partidas del gasto presupuestario dirigidas a los escuálidos y redirigir esas economías hacia el segmento proletario verdaderamente productivo que no es otro que el trabajador más humilde, menos escuálido y más alejado de la clase media. Por estas razones, la pauperización de esos indignados será inevitable.


De todo eso inferimos, de paso, que poco importa cómo se llame la política emprendida por los gobernantes que asuman esta nueva estrategia burguesa, si socialista, comunista, socialista de este o aquel milenio, lo importante es que contribuyan eficazmente con dicha pauperización porque sólo así se podría agrandar el mercado de consumo final. Estadísticamente, por ejemplo, con un salario de alta clase gerencial o investigativa se podría alimentar unas 20 familias, según el salario mínimo, para unos emolumentos de 30MM/mes, aproximadamente.
Ganancia y Tasa de Ganancia
El pequeño capitalista no se orienta por el grande, sino todo lo contrario

Manuel C. Martínez M.

30/01/2012 8:48:49

Periodistas deficientemente documentados, muchos Economistas de bajo perfil académico y los especuladores de la comunicación suelen afirmar que los vendedores de "cafecitos" ganan mucho dinero, que especulan y ganan a razón de varias veces 100 por cada 100 Bs.F. invertidos (Bs., o bolívares, para abreviar). Y eso es verdad, un cafecito de cafetines y afines dejan un margen de ganancia exorbitante, cuantitativamente hablando, pero se trata de mercancías de bajo monto, de bajo precio o de poco valor unitario en las ventas.


Efectivamente, si la ganancia global del cafetinero se redujera a esa alta tasa, digamos 500%, para un precio del café pequeño = Bs. 3.000, entonces, su costo sería de Bs. 500, salvando los demás gastos y demás mercancías. En consecuencia, para que por ese concepto este comerciante se redondee una ganancia, digamos Bs. 8.000 al mes, tendría que realizar ventas por Bs. 9.600/mes (unos 107 cafés diarios, aprox.), venta de la cual, pues, le quedarían Bs. 8.000 = 500% sobre el costo causado, como tasa de ganancia sobre esa inversión de Bs. 1.600/mes.


Eso significa que el cafetinero, realmente, tendría que vender varias veces ese valor de Bs. 9.600 para poder costear los demás costes constantes y variables involucrados en su negocio, y al final quedarse con los Bs. 8.000/mes, del ejemplo.


Ahora, en el caso de un vendedor de automóvil, cuyos costes de operación sólo se incrementan básicamente por concepto de inmuebles, con un (1) vehículo que venda al mes, para una tasa de ganancia, digamos, = 50% (900% menor que la tasa del cafetinero), levantaría sus buenos miles de Bs. /mes, para un precio del vehículo, sea este el caso, de Bs.100.000, o sea, tendría una ganancia de Bs. 50.000.


Con esos ejemplos, deberíamos tener claro que la tasa de ganancia particular, la de una mercancía o empresa, no son suficientes para medir con aproximada exactitud la rentabilidad mercantil de nadie. Una tasa de ganancia elevada no necesariamente significa elevadas ganancias. Pero, hay más, en el sistema capitalista, los capitalistas medianos y menores suelen emplear menos maquinarias y equipos que el empleado por la gran industria. En estos casos, es necesario conocer la ley de la distribución intraclasita de la plusvalía. Este tema se refiere a la explotación intraclasista, más allá de la explotación de plusvalía realizada por un empresario en particular.


Mediante el famoso "Problema de la transformación" de los valores de las mercancías en "precios de producción, Carlos Marx dio cuenta de la sobrevivencia de la alta burguesía no financiera. Ocurre que el gran capital dedicado a la fabricación y venta de mercancías suele operar con una alta composición orgánica de capital, esto es, con mucho capital constante y poco capital variable, poca mano de obra, relativamente. Esa sobreinversión en capital no productivo de riqueza alguna, se traduce en una pobre tasa de ganancia, lo cual desestimula su inversión, mientras que la industria mediana y pequeña lucen más atractivas porque en estas se genera una mayor cantidad de plusvalor. De resultas, los capitales se desplazan de un segmento a otro, las ofertas reaccionan adecuada y proporcionalmente, la tasa de ganancia se eleva en la alta empresa, y baja en las medianas y pequeñas. Al final y tendenciosamente se logra una tasa promedia para la masa global del capital invertido. Es esta tasa promedia la que debe tomarse en cuenta a los efectos de ciertas regulaciones estales, y del cálculo estadístico en general.


Esa tasa promedia de ganancia rige, pues, para todo el capital, independientemente de cada monto en particular. Un empresario de menor giro termina obteniendo la misma tasa del gran productor, y así resulta explotado en segundo grado, gracias al trasiego de parte del plusvalor creado en su pequeña industria y que va a manos del empresario mayor. Tal es la explotación de capitalistas entre sí, porque no se trata de una guerra o competencia entre empresarios afines en sus mercancías, sino de una guerra o competencia entre capitales de todo tamaño. Obviamente, siempre el capital mayor lleva la ventaja, y hacen mal u obran ingenuamente, aquellos pequeños capitalistas que suelen ponerse al lado del gran capital cuando surgen movimientos sociales antiburgueses.




 

 

 

 
La Renta Petrolera Desplaza la Plusvalía
La Economía venezolana burguesa es más mercantil que fabril

Manuel C. Martínez M.
20/11/2011 22:19:29

Cierto que a Venezuela se la identifica como una sociedad burguesa, o sea, una economía típicamente capitalista. Según esa apreciación, podríamos hablar de un Producto Interno Bruto fabril, de una renta nacional de la cual derivarían las demás rentas laborales y empresariales y tributarias, es decir, los salarios, los impuestos municipales y nacionales, los intereses financieros, la ganancia comercial y los dividendos fabriles.


Pero, bien miradas las cosas, desde hace más de 70 años, literalmente, Venezuela vive del petróleo; lo ha explorado con manos ajenas, lo ha recolectado con manos ajenas, entubado con manos ajenas, y lo exporta hacia otros países. Su valor en dólares mueve la economía nacional de la manera más parasitaria que pueda imaginarse, además de que la mayor parte de esos dólares retornan a los países clientes a los que se les vende este recurso energético.


No en balde las actividades comerciales y financieras ocupan los primeros lugares estadísticos en el Producto Interno Bruto. Alrededor de 50% de este PIB es alimentado directamente por la RP, y el resto lo hace indirectamente ya que las mayor parte de la demanda doméstica es efectuada por la burocracia nacional, con el gobierno incluido.


El caso más patçético se refleja en unasreservas internacionales que sólo garantizan pago de deudas y el país sigue cada ño dependiendo casi unilateralmnte de l recolección de este recurso natural. Sus presupuestos de Ingresos y Gastos tienen como piso monetario el ingreso petrolero, al punto de que la fuente del ingreso anual queda vinculado al precio del dçóalr. Este precio, durante los últimos 4 años ni siqueira responde a criterios objetivos, sino a una supuesta política prudencial ante los vaivenes sorpresivos que viene sufreindo el precio de este energ´tico que es el más demandado, más barato y menos riesgoso hasta ahora.


 

 

El Mercado Inmobiliario en Venezuela
Los bienes duraderos suelen ser acaparados, el

caso venezolano, de flamante tratamiento, es, sin temor a equivocarnos, un trascendente ensayo de gran envergadura.


Manuel C. Martínez M.

26/01/2012 18:37:58

Para nadie es un secreto que la vivienda forma parte de la anacrónica propiedad feudal que rezagadamente sigue imperando a lo largo del tiempo burgués. Hoy por hoy, la tenencia de tierra con viviendas y edificios ha sido el gran negocio de la clase burguesa, desfasadamente llamada clase terrateniente.


Se trata de un segmento de la burguesía que centra parte de sus inversiones en la compra, construcción, venta y arrendamiento de inmuebles habitacionales para uso familiar, comercial y fabril. Este tipo de mercancía goza del privilegio de ser inmune a la obsolescencia que es propia de la gran mayoría de los bienes. Por el contrario, este segmento de la alta burguesía se ha cuidado de darle una sobredurabilidad económica a los "bienes raíces", terrenos vírgenes y edificaciones en general.


Para nadie es un secreto que siempre ha sido motivo de "satisfacción académica" atribuirle a la propiedad privada inmobiliaria la cualidad de "estar exenta de depreciaciones". Por el contrario, estas mercancías han sido objeto de un permanente e inercial acrecentamiento de capital sin adición de nuevo capital por parte de su tenedor. El comerciante del mercado inmobiliario no corre riesgos, no contrata asalariados; su tipo de explotación es una mixtura económica de propiedad feudal con expresiones capitalistas. Es el gran negocio de la industria inmobiliaria, y arrendataria por excelencia. Rige a nivel mundial, y el caso venezolano, de flamante tratamiento, es, sin temor a equivocarnos, un ensayo de gran envergadura.


Es así cómo un dueño de inmuebles simplemente se convierte en un acaparador de oficio y en especulador nato, porque mientras fabricantes y comerciantes de calzado, por ejemplo, ven su mercado reciclado constantemente, según la durabilidad promedia de estos bienes, el vendedor y constructor de inmuebles lo hace una sola vez, los acapara para su "engorde", los vende sólo al mejor postor, que es decir subasta, o los arrienda de por vida. Como si fuera poco, cierra a voluntad unilateral toda opción de traspaso por compraventa, sencillamente porque para este capitalista su ganancia se deriva de la renta directa proveniente del inquilino, y se cuida de mantener acotada la oferta de viviendas mediante el acaparamiento de terrenos vírgenes, el freno de la oferta, a fin de mantener una creciente suba de precios en sus correspondientes alquileres y precios de venta, si fuere el caso. El extremo y la mejor prueba de este acaparamiento en defensa de los alquileres y precios altos se manifiesta cuando mantienen grandes extensiones de terrenos ociosos, así como de viviendas y edificios cerrados expuestos a su deterioro porque sencillamente, lejos de perder valor, supuestamente lo ganan mediante esa propiedad ficticia de ser bienes no depreciables. La literatura burguesa de Economía Burguesa es rica en estas nauseabundas s conceptualizaciones. Digresión: En las ciudades y periferias urbanas ha sido frecuente, con la alcahuetería más descarada de las Alcandías nacionales, el sacrificio de feraces terrenos agrícolas a favor de edificaciones, con lo cual acortan la oferta de alimentos o contribuyen a encarecer sus precios en una industria agrícola donde también suelen tener intereses capitalistas los mismos inmobiliarios que estamos tratando.


Es por ello que el capitalista de bienes raíces siempre se ha valido del Estado para garantizarse semejante abuso comercial. Es en este mercado inmobiliario donde el poder de la alta burguesía ha contado con gobiernos que no han pasado de ser simples administradores del patrimonio de la burguesía. La defensa del derecho de propiedad privada con rango constitucional va más allá de la simple propiedad privada sobre las mercancías de la "cesta básica", y por eso las legislaciones penales han dedicado más esfuerzos a la lucha contra el delincuente menor, el ratero y el ladrón de mercancías y dinero en efectivo, que sobre los ladrones de la propiedad inmobiliaria. Ciertamente, si en algo el capitalismo y la propiedad privada son un robo, es en el segmento de capital inmobiliario.


El llamado engorde del precio de terrenos y edificios ha permitido y factibilizado que muchos terrenos y edificios hayan permanecido ociosos durante siglos, mientras en paralelo, los buhoneros carecen de locales ad hoc

, trabajando en calles y aceras, y cientos de miles de familias han estado viviendo en ranchos o viviendas de mala muerte. Este ensayo venezolano, en honor a la verdad, es todo un reto económico contra una de las inversiones más vergonzosas y aborrecibles del capitalismo nacional y mundial.