sábado, 6 de noviembre de 2010

La Plusvalía no tiene Mercado
(Crisis crónica del Capitalismo)

Manuel C. Martínez M.
04/11/2010 7:29:37

La Relación Social Capitalista configura a la burguesía como clase explotadora, y al proletariado como c. explotada,
pero hasta allí se trata sólo del aspecto humanista del sistema. En cambio y complementariamente, la “plusvalía” representa
la materialidad más objetiva de dicha relación de explotación del trabajo.


Por esa razón, Carlos Marx organiza su obra, El Capital, de tal manera que en sus primeros 3 Libros trata ese aspecto humano
de la relación burguesa a través de la Mercancía (Libro Primero), su Circulación (Libro Segundo) y su Tratamiento
Macroeconómico (Libro Tercero), y reserva para el Libro Cuarto, de 3 Tomos, todo lo concerniente al plusvalor.



Obsérvese que ambos aspectos, la relación burguesa y la plusvalía, consumen casi un mismo metraje tipográfico, y déjese
sentado desde ya que mientras los dos primeros libros han sido más o menos bien digeridos por la burguesía y sus epígonos,
no ha ocurrido lo mismo con el Libro Tercero, habida cuenta de que es en este libro donde Marx y Engels dan cuenta del
origen no mercantil de la ganancia. (Cónfer: “El problema de la Transformación”, de mi propia autoría: http://www.aporrea.org/actualidad/a37856.html .



Sobre esas bases teóricas, pasemos al mercado para detenernos en los inventarios de mercancías que permanentemente saturan
todos los estantes de las empresas del mundo dedicadas al mercadeo mayor y al detalleo de una producción que de partida
carece de compradores, por ingente, costosa y sofisticada que sea la publicidad que constantemente fabricantes y
comerciantes practican para incentivar, torcer, renovar, ampliar y forzar insatisfactoriamente una demanda que de partida
tiene la limitación del salario como rasero adquisitivo.



Tampoco la excelente calidad utilitaria de esas mercancías burguesas logra mayores compradores ya que, a lo sumo,

la competencia intraclasita de fabricantes o de comerciantes involucrados logra colocar algunas, pero con cargo al
estancamiento de otras.



Ni siquiera los mecanismos alternos del crédito han podido dar cuenta de una oferta sin demanda adecuada. Por el contrario,
el crédito al consumidor final y a los comerciantes y fabricantes siempre ha tenido como epílogo las famosas crisis de
invendibilidad coyuntural, según apreciación burguesa, pero que en nuestra proletaria apreciación se trata de una crisis
crónica.



La carencia de mercado solvente para la plusvalía parte de las propias fábricas, habida cuenta de que el capitalista,
si bien logra recapitalizar algunos costes constantes, y todos los salariales, nunca podrá vender por no hallar
compradores la parte de los costes constantes empleados en el trabajo excedentario creador la plusvalía impaga.



El fenómeno de la “acumulación” de capital que termina centralizado en las compañías transnacionales, al lado del fenómeno
de la injerencia mercantil apoyada en doctrinas librecambistas y demás mecanismos comerciales internacionales , son
fenómenos derivados de la propia estructura económica provocado por un sistema que logra fabricar mercancías gracias a
unos trabajadores a quienes no les paga, con lo cual tampoco puede recapitalizar los insumos materiales utilizados para
fijar el trabajo más allá del tiempo necesario a cambio del caula los trabajadores reciben su salario.



Las guerras interimperilistas, las discrepancias comerciales permanentes y la política gubernamental de todos las economías
suelen girar alrededor de la conquista y penetración de un mercado que jamás podrá absorber unos excedentes mercantiles en
los cuales el capitalista sólo invierte capital constante, y este por naturaleza es incapaz de ofrecer ganancia sin recibir
el trabajo que lo convierte en mercancías. Como esta parte del trabajo asalariado no le cuesta nada al capitalista,
resulta lógico que como mercancías terminen saturando unos inventarios que están a la vista de todos.

Desde acá, dado que estructuralmente la plusvalía carece de mercado solvente, sugerimos que los gobiernos empeñados en
solucionar el problema del hambre en su amplio sentido pongan cuotas mínimas de realización para todos los comerciantes a
fin de que estos vacíen sus inventarios, por ejemplo, a través de remates periódicos, so pena de ser confiscados antes de
que sean declarados obsoletos o inutilizables por perecibilidad y daños afines.

viernes, 6 de agosto de 2010

Conozcamos al Proletariado
(Ni asalariados ni pobres)

Manuel C. Martínez C.
04/08/2010 18:47

El proletariado es la principal clase social, en calidad y número, de muchas de las sociedades conocidas. Siempre ha estado protagonizado por trabajadores explotados por terceras personas. Sus integrantes usualmente tienen pocos ingresos de escasa duración y corto alcance, y como única propiedad, además de su fuerza de trabajo (FT), exhiben mucha carga familiar además de las ilimitadas deudas públicas contraídas en su nombre por sus gobernantes.

Entre esta clase hay unos más pobres que otros, a pesar de trabajar como burros maltratados durante toda su vida, inclusive desde su temprana niñez y hasta su tardía vejez. Es una clase social que durante los últimos 100 años se ha ido enriqueciendo demográficamente gracias a las gestiones “humanitaristas” en favor de mayoridad del hombre y la mujer, y de la “liberación feminista”, así como la de los hombres que acusan formas sexuales no convencionales.

A los adolescentes se les salta años a fin de integrarlos más prontamente a las bolsas de trabajo, ya con responsabilidades civiles y penales. A los llamados gayes se les abren caminos morales en un plano casi igualitario con el resto de los sexos, y con igual fin en favor del incremento de la masa de trabajadores disponibles y aptos para su coexplotación en esos centros fabriles, comerciales y bancarios. Connotados movimientos sociales modernos, identificados con el eufemismo de “reivindicaciones feministas” han ido sacando a la mujer de sus hogares, de su maternidad, de sus maridos, con el subrepticio y perverso fin de penetrarlas a los centros fabriles, comerciales y bancarios 1

En teoría, es la clase de avanzada social con mayor fuerza potencial de lucha en favor del desarrollo de su capacidad laboral. Ésta fuerza reproduce el valor de sus salarios, y produce las ganancias patronales de los dueños de fábricas, de los comerciantes y de los banqueros. La “Ley del mínimo coste y máxima ganancia” (ley de oro de la Economía Burguesa), rige para ambos contratistas: el patrono lucha por la minimización del salario, y el trabajador lo hace por su maximización. Digamos que trabajadores y capitalistas jamás hacen equipo social, simplemente viven en lucha y contradicciones con tendencias antagónicas.

Cabe acotar que cada proletario en funciones en fábricas, comercios y bancos financieros, produce una plusvalía que macroeconómica o globalmente forma parte integral de la masa de plusvalía que terminan repartiéndose porcentualmente y a partes iguales, los fabricantes, los comerciantes, los banqueros y los gobernantes.

Cabe, pues, sopesar la inconmensurable capacidad de creación de la riqueza material que alberga el proletariado y que termina poseída en propiedad privada por los ricos del mundo, a tal punto de que toda, absolutamente toda, esa riqueza material acumulada durante milenios procede del trabajo impago de los proletarios de este mismo mundo sobre la base de relaciones sociales laborales, forzadas, que modernamente se admiten como contractuales dentro de ese Derecho Positivo Civil Burgués que data desde los tiempos mismos de la Revolución Francesa emprendida exitosamente por los distinguidos, historiados y connotados políticos, diputados y juristas, literatos y Sociólogos, todos cuadrados con la causa burguesa en contra de los antiguos explotadores feudales y esclavistas.

Semejante contrato mercantil laboral entre asalariados y capitalistas funciona entre trabajadores proletarios que siguen vendiendo, bajo múltiples versiones sociológicas y contables, su única mercancía llamada fuerza de trabajo a un precio salarial cuyo valor de cambio en el mercado es siempre muy inferior al precio del valor que dicha FT agrega en fábricas (Producto Interno Neto-PIB-) a los medios de producción ajenos ya apropiados por su comprador o patrono gracias a la misma plusvalía que jornada tras jornada va acrecentando dicha riqueza ajenamente conculcada.

Digamos que tenemos un proletariado que mientras más trabaja más enriquece a sus patronos, más los fortalece , razón por la cual él va perdiendo estímulos para seguir operando dentro de semejantes y leoninas relaciones de trabajo, para él, y de relaciones de explotación para su contratista. En ningún momento, ningún asalariado trabaja para un solo patrono, sino para toda la clase capitalista.

La vida del proletario transcurre entre reclamos por mejoras de ingresos que son tragadas por la inflación en los precios de su cesta familiar, y la entrega gratis de una mayor riqueza acumulada para los capitalistas. Por eso, la lucha de clases moderna debe centrarse, primeramente, en una supresión de los asalariados y, sólo consecuencialmente, de los pobres.

1
http://clio.rediris.es/udidactica/sufragismo2/origfem.htm

Ni asalariados ni pobres

Conozcamos al Proletariado

(Ni asalariados ni pobres)

Manuel C. Martínez C.

04/08/2010 18:47

El proletariado es la principal clase social, en calidad y número, de muchas de las sociedades conocidas. Siempre ha estado protagonizado por trabajadores explotados por terceras personas. Sus integrantes usualmente tienen pocos ingresos de escasa duración y corto alcance, y como única propiedad, además de su fuerza de trabajo (FT), exhiben mucha carga familiar además de las ilimitadas deudas públicas contraídas en su nombre por sus gobernantes.

Entre esta clase hay unos más pobres que otros, a pesar de trabajar como burros maltratados durante toda su vida, inclusive desde su temprana niñez y hasta su tardía vejez. Es una clase social que durante los últimos 100 años se ha ido enriqueciendo demográficamente gracias a las gestiones “humanitaristas” en favor de mayoridad del hombre y la mujer, y de la “liberación feminista”, así como la de los hombres que acusan formas sexuales no convencionales.

A los adolescentes se les salta años a fin de integrarlos más prontamente a las bolsas de trabajo, ya con responsabilidades civiles y penales. A los llamados gayes se les abren caminos morales en un plano casi igualitario con el resto de los sexos, y con igual fin en favor del incremento de la masa de trabajadores disponibles y aptos para su coexplotación en esos centros fabriles, comerciales y bancarios. Connotados movimientos sociales modernos, identificados con el eufemismo de “reivindicaciones feministas” han ido sacando a la mujer de sus hogares, de su maternidad, de sus maridos, con el subrepticio y perverso fin de penetrarlas a los centros fabriles, comerciales y bancarios 1

En teoría, es la clase de avanzada social con mayor fuerza potencial de lucha en favor del desarrollo de su capacidad laboral. Ésta fuerza reproduce el valor de sus salarios, y produce las ganancias patronales de los dueños de fábricas, de los comerciantes y de los banqueros. La “Ley del mínimo coste y máxima ganancia” (ley de oro de la Economía Burguesa), rige para ambos contratistas: el patrono lucha por la minimización del salario, y el trabajador lo hace por su maximización. Digamos que trabajadores y capitalistas jamás hacen equipo social, simplemente viven en lucha y contradicciones con tendencias antagónicas.

Cabe acotar que cada proletario en funciones en fábricas, comercios y bancos financieros, produce una plusvalía que macroeconómica o globalmente forma parte integral de la masa de plusvalía que terminan repartiéndose porcentualmente y a partes iguales, los fabricantes, los comerciantes, los banqueros y los gobernantes.

Cabe, pues, sopesar la inconmensurable capacidad de creación de la riqueza material que alberga el proletariado y que termina poseída en propiedad privada por los ricos del mundo, a tal punto de que toda, absolutamente toda, esa riqueza material acumulada durante milenios procede del trabajo impago de los proletarios de este mismo mundo sobre la base de relaciones sociales laborales, forzadas, que modernamente se admiten como contractuales dentro de ese Derecho Positivo Civil Burgués que data desde los tiempos mismos de la Revolución Francesa emprendida exitosamente por los distinguidos, historiados y connotados políticos, diputados y juristas, literatos y Sociólogos, todos cuadrados con la causa burguesa en contra de los antiguos explotadores feudales y esclavistas.

Semejante contrato mercantil laboral entre asalariados y capitalistas funciona entre trabajadores proletarios que siguen vendiendo, bajo múltiples versiones sociológicas y contables, su única mercancía llamada fuerza de trabajo a un precio salarial cuyo valor de cambio en el mercado es siempre muy inferior al precio del valor que dicha FT agrega en fábricas (Producto Interno Neto-PIB-) a los medios de producción ajenos ya apropiados por su comprador o patrono gracias a la misma plusvalía que jornada tras jornada va acrecentando dicha riqueza ajenamente conculcada.

Digamos que tenemos un proletariado que mientras más trabaja más enriquece a sus patronos, más los fortalece , razón por la cual él va perdiendo estímulos para seguir operando dentro de semejantes y leoninas relaciones de trabajo, para él, y de relaciones de explotación para su contratista. En ningún momento, ningún asalariado trabaja para un solo patrono, sino para toda la clase capitalista.

La vida del proletario transcurre entre reclamos por mejoras de ingresos que son tragadas por la inflación en los precios de su cesta familiar, y la entrega gratis de una mayor riqueza acumulada para los capitalistas. Por eso, la lucha de clases moderna debe centrarse, primeramente, en una supresión de los asalariados y, sólo consecuencialmente, de los pobres.

1

http://clio.rediris.es/udidactica/sufragismo2/origfem.htm

martes, 25 de mayo de 2010

CONOZCAMOS el CAPITALISMO

Conozcamos el Capitalismo
(Respetemos la Crítica que Marx nos dejó)

Manuel C. Martínez M.
24 may. 10
Cuando conocemos los panegíricos a favor del capitalismo solemos pensar que se trata de personas muy bien tarifadas y subjetivamente interesadas en la perpetuidad de este modo de producción. Nada más falso; descubrir, analizar e interpretar las características de cualquier fenómeno no significa plegarnos sumisamente a ellas, simplemente las describimos, aunque en ellos nos vaya la perdida de subjetividad con que previamente hayamos abordado el caso. Es la dialéctica de toda investigación: Con nuestras observaciones influimos en las variables, y estas lo hacen de vuelta sobre el observador. (Cónfer: Relación de Indeterminación de Heisenberg)

Algo parecido fue lo que hizo Marx con ayuda de mejor herramienta científica, el Materialismo Dialéctico e Histórico. Pasemos revista a algunos de sus varios prolegómenos que sirven de apertura a todas sus obras.

Por ejemplo, Marx confiesa que no pintó de color de rosa al capitalista y el terrateniente, pero que tampoco le atribuía intenciones subjetivas a la explotación que aquellos practicaban, salvo en la medida en que son la personificación de categorías económicas, los puntales de intereses y de relaciones de clases determinadas. (Cónfer: Karl Marx, El Capital, Prefacio de la Primera Edición Alemana).

De ese prefacio deducimos que los ataques viscerales contra un comerciante burgués o industrial o un banquero no tienen nada de anticapitalismo, pero sí mucho de ignorancia sobre las características de este sistema clasista.

Otro ejemplo: En la producción de las mercancías se habla de coste medio para referirse al valor de los insumos de medios de producción y de valor agregado por los asalariados en cada unidad de mercancía. Se habla de “precio” como expresión mercantil o de mercado para es misma unidad. Digamos, una mercancía contiene o cuesta X valor, y se puede lograr por ella un determinado “precio” que no necesariamente resulte a la par con aquella. Unos industriales terminan vendiendo por debajo de su coste, o valor invertido en cada unidad de mercancía, y así lo hace el intermediario correspondiente. Otros logran vender necesariamente a un precio superior. Esa es la única forma de estabilizar la producción y el mercado. La idea responde a lo que se conoce como igualdad de las tasas de ganancia en rango macroeconómico e internacional. (Ob. cit., Libro tercero).

Desde luego, la contabilidad burguesa cita como “coste” sólo el valor de la mercancía sin inclusión del plusvalor, como si no existiera explotación salarial. Dejemos claro que la ganancia de los mercaderes, deducidos sus costes operacionales, representa una alícuota de plusvalía ya contenida en la mercancía fabricada en modo capitalista. Aquellos zigzagueos del precio alrededor del valor de cada mercancía sólo buscan equiparar las tasas de ganancia en condiciones normales. Si la producción ofertada no cubre la demanda del caso, son los propios demandantes quienes se abocan a reconocer precios exagerados que se traducen en sobreganancias de mercado, pero esto es irregular, no define el sistema. Imagine usted una transacción de compraventa entre dos artesanos: ellos intercambian mercancías mediante trueque o dinero, pero tanto en el primer caso como en el segundo ambos reciben un valor equivalente al que entregan.

Ahora, si la oferta sobrepuja la demanda, entonces los propios vendedores (productores y mercaderes) optan por bajas de precio que reducen sus ganancias al vender a precios inferiores al precio medio de toda la producción. Por eso los industriales se cuidan para mantener una oferta tendenciosamente rezagada. Por eso es necesario que un gobierno que desee ayudar la economía de su país debe estimular la producción privada con libre competencia y a como dé lugar. Los lamentables casos de acaparamiento, de despilfarro de inventarios (leche vaciada al mar) son artilugios tendentes a mantener unos precios que si caen por debajo de cierto límite necesariamente terminan arruinando al empresario o dándoles pérdidas durante el año económico en curso. Si esto ocurriera, dejaría de pagar impuestos, merman los Ingresos fiscales, sobreviene desempleo, etc.

Así se mueve la economía burguesa, pero no se trata de impiedad, ni de acciones inicuas contra nadie. Garanticemos un libre mercado, estimulemos al máximo la producción que cubra la demanda potencial solvente, ayudemos al menesteroso e incapacitado o minusválido, y veremos que ese capitalismo funciona sobre rieles. Es lo que ocurre actualmente en sociedades no menos burguesas que la nuestra y donde al parecer reina armonía entre burgueses y proletarios. Pongamos trabas a la producción, al mercado, y veremos acaparamiento, especulación, inflación y desempleo por todas partes.

He ahí algunas importantes características del sistema, de los industriales, mercaderes y financistas, sin que su voluntad prive para nada. Obsérvese que los inversionistas no están al frente de ninguna empresa. Son simples dueños económicos de los medios de producción, y propietarios jurídicos de las acciones mayoritarias de todas las empresas del mundo que se hallan en red económica internacional.

Los encargados de obtener máximas ganancias con mínimos costes son la Gerencia, los vigilantes, los contables, pero todos estos reciben instrucciones técnicas, no de los accionistas, sino de las leyes económicas del Sistema capitalista de producción. Estas leyes y su correspondiente tecnología forman parte integral del pénsum e estudio de las principales universidades y academias del mundo moderno.

En el caso venezolano, el gobierno animado por un supuesto interés socialista, estimula la producción pero le exige a los productores sacrificios económicos que en nada benefician el futuro ni la estabilidad de esas empresas ayudadas por el Estado. Este desconocimiento de la Economía capitalista cuyas leyes aconsejan que deba operarse con mínimos costes y venderse a precios máximos le impide al gobierno actuar correctamente. Por cierto, costes mínimos supone comprar medios de producción a su valor medio de mercado, y pagar salarios estrictamente ajustados al valor de la fuerza de trabajo. Reconocerle al trabajador un salario mayor se traduce en “pérdidas” ya que eso sería como pagar más de la cuenta por las materias primas. Así funciona eso.

La pérdida de un empresario “generoso”, o con una contabilidad deficiente, se corresponde con sobreingresos a favor de quienes vendieron a un precio superior al valor entregado, salvedad hecha de los trabajadores que están naturalmente capacitados con una fuerza de trabajo creativo de un valor superior al valor de aquella. Sobre esta cualidad salarial opera con éxito el régimen burgués.

Cuando un asalariado resulta incapaz de generar valor agregado con un plusvalor mínimo no es empleable o irrentable. Y no se trata de malos sentimientos de parte de los patronos: “los negocios son los negocios” reza el prejuicio popular. Si estos males ocasionados a las mayorías en beneficio de pocos no nos complacen, no por ello debemos desconocer que así funciona el Sistema Capitalista.

martes, 20 de abril de 2010

La privatización de toda la Economía es inevitable

(El populismo agota sus días))

Manuel C. Martínez M.

17 abr. 10

Hemos conocido estados llamados socialistas en URSS, Yugoslavia y Cuba, sociedades donde el proceso de instalación del Estado proletario siempre ha arrastrado vicios del Estado burgués, digamos que la transición jamás se ha concretado. Se busca explicaciones. Jamás han sido socialistas en el verdadero sentido marxiano. Pero tampoco se conoce aún la completa capitalización o privatización de la Economía Nacional.

Venimos afirmando y denunciando que los gobernantes de los estados burgueses son explotadores natos a la par de los explotadores capitalistas. Estos extraen plusvalía, y aquellos plusproducto. El producto elaborado por los funcionarios de la burocracia masiva consiste en servicios públicos impagos, por cierto, más de tercera calidad que de primera. (Cónfer: http://www.aporrea.org/ideologia/a98705.html

http://www.aporrea.org/ideologia/a98546.html

Resulta curioso como los políticos y gobernantes demócratas de la última centuria vienen luciendo carismas socialistas, se abocan a muchas nacionalizaciones y defienden con mucho énfasis la no privatización de unos servicios públicos cuya prestación por esos mismos gobernantes ha transitado de fracaso en fracaso, con notorio malestar social, de insuficiencias y mala calidad , despilfarradora, malversadora y corrupta. La gran consecuencia económica de esa temeridad empresarial burocrática ha sido los Grandes e interminables Créditos Públicos sólo honrables mediante nuevos endeudamientos, cosas así.

Bien, lo fracasos socialistas y nacionalistas de todos sus ensayos tienen en común haber irrespetado las condiciones sine qua non que los cambios estructurales de los modos de producción exigen. La siguiente cita revela cómo se ha ignorado las críticas de Marx al respecto:

Entendemos por "sistema capitalista puro" a la libre explotación del trabajo asalariado disponible o extracción directa de plusvalor por parte de propietarios privados de medios de producción, esto es, sin interferencias políticas o estatales de ninguna índole. Tal es la tendencia irresistible que tiende a imponerse cada vez con más fuerza. Tendencia objetiva irreversible de no mediar una acción revolucionaria del proletariado mundial que rompa con la organización del trabajo y de la vida social y cultural basada en el modo de producción capitalista, en la propiedad privada de los medios de producción. “De Wikipedia, Internet (http://www.nodo50.org/gpm/yugoslavia/04.htm ).

Obsérvese que primero se admite la tendencia a la universalización máxima del sistema capitalista “puro”, pero contradictoriamente, “antimarxianamente”, se invoca la necesidad “revolucionaria” de arremeter contra ese desarrollo a fin de revertirlo. Eso irrespeta la filosofía materialista dialéctica, según la cual la existencia, la realidad social, ofrece las condiciones mismas para su cambio. Este cambio es ideado sólo cuando el desarrollo de las fuerzas productivas así lo reflejan en nuestra conciencia. Los yugoslavos parecen no entender bien el asunto marxista, pero no están solos en su desviación socialista. Por estos desviados caminos siguen transitando todos los modernos movimientos antiimperialistas”.

Un gobierno puede perfectamente asumir de nombre funciones socialistas pero seguir respondiendo a un Estado burgués. Este es, a nuestro juicio el Estado venezolano.

En la Rusia zarista, por ejemplo, no fue cierto que el Capitalismo se hallaba desarrollado como para dar el salto hacia el Comunismo. Lenin hizo esfuerzos teóricos descomunales a fin de demostrar lo contrario, pero no pasaron de ser unos justificativos para el asalto del poder por parte del socialismo bolchevique. (Cónfer: V.I. Lenin, “El desarrollo del Capitalismo en Rusia”). Los bolcheviques tuvieron éxito, se instaló la Primera República soviética, esta se amplió durante la postguerra y ya sabemos del paradójico aburguesamiento al final del estalinismo.

Ese ensayo y gobierno socialista no termina todavía de ser analizado más allá de la crítica que se hace del “dictador” Stalin, de sus desaciertos administrativos, de sus crímenes y asuntos afines.

El fracaso de la URSS suele atribuirse al mal gobierno estaliniano y la campaña anticomunista norteamericana, pero lo cierto es que se trató siempre de una muerte anunciada. No estuvieron dadas las condiciones estructurales y el ensayo se derrumbó. Las leyes económicas no son “Constituciones Jurídicas”, ellas son inviolables.

Es que la construcción del Comunismo pasa necesariamente por el Estado proletario. Este se caracterizaría por una férrea dictadura proletaria que mantendría frenada la aspiración de la clase burguesa por seguir disfrutando de su riqueza acumulada con cargo al proletariado. La clase burguesa, una vez que se den las condiciones, habrá perdido fuerza mercantil pero quedará mucho pequeñoburgués con sus mismos proyectos capitalistas. Estos se aferrarán al viejo modo con sus pequeñeces individualistas.

Hoy por hoy queda mucha tela burguesa que cortar. Significa esto que aún no están dadas las condiciones capitalistas y precomunistas para el salto al comunismo. Podría haber tentativas fallidas. El caso chino es proverbial.

Aquí estamos de acuerdo con la apreciación yugoslava:

Una de las parcelas del trabajo social todavía no incorporado como fuente directa de apropiación y disponibilidad discrecional de plusvalor por parte de los propietarios privados, está constituida por los trabajadores de las empresas del Estado, especialmente en aquellos países con burguesías nacionales débiles, dominados por regímenes políticos pequeñoburgueses del tipo nacional-populistas, con proyectos de acumulación de capital basados en un capitalismo de Estado burgués o de "desarrollo autosostenido del capital nacional", donde los Estados -constituidos también en empresas públicas- han venido actuando a modo de barrera de contención del capital multinacional privado, en salvaguarda de la pequeña y mediana explotación del trabajo asalariado. Son los residuos del bloque histórico de poder formado entre la clase obrera (en especial su aristocracia en gran parte localizada en las empresas del Estado) y la pequeña y mediana burguesía nacional "no monopólica". A excepción de Cuba -cuya excepcionalidad confirma la regla- a esto se redujo el antiimperialismo que floreció en los años inmediatamente posteriores a la segunda guerra mundial.”. De Wikipedia, Internet, http://www.nodo50.org/gpm/yugoslavia/04.htm

Tenemos un trabajo donde apuntamos en esa dirección: http://www.aporrea.org/ideologia/a61030.html

Pero también venimos describiendo cómo los Estados, es decir las sociedades donde existen clases sociales, una de las cuales es protestarla por excelencia y la otra es explotadora, cómo esos Estados, decimos, han estado defendiendo a la clase burguesa y, además, explotando al personal burocrático. Este personal es subpagado, vejado y pasa sus días de jubilación con pensiones de vejez sometidas a todas las fluctuaciones monetarias que esos gobernantes burgueses aplican al circulante: devaluación monetaria, inflación desgobernada, moras en los pagos, etc. (Ver vínculos de arriba, Segundo párrafo.)

Bueno, allí en esa ingente población burocrática está una buena reserva de asalariados dispuestos a defender con sus uñas cualquier modalidad burguesa que los saque de la deplorable situación en que los viene manteniendo el Estado burgués. Los conatos de nacionalización con apariencia de socializaciones ya no podrán seguir funcionando y el sector privado dará cuenta total de todas las empresas de servicios “públicos”. Hacia allí pudo apuntar el Nobelado Stiglitz cuando habló del “Hibridaje Estado burgués Empresa privada”. Será un paso hacia el control total de Economía. La empresa privada ya no se desentenderá de los Servicios públicos, liberará a sus funcionarios y los asimilará a asalariados. El populismo agota sus días y los vestigios feudales llegan a su fin.

Se buscará la máxima concentración de la producción total, sin la ineficiente e improductiva división actual de unas empresas privadas para algunas mercancías, y un Estado parasitario, feudaloide y explotador que no termina de convencer como gerente para cubrir eficientemente el cúmulo de necesidades sociales colectivas, masivas y paralelas que actualmente pretende satisfacer un Estado burgués que más se ocupa de explotar a sus funcionario que de resolverle problemas a la sociedad, más allá defender los intereses de la clase burguesa. Esta clase dará cuenta de esa retrógrada y anquilosada intromisión feudaloide oficialista en asuntos que por su naturaleza deben ser atacados privadamente. Esto forma parte del desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas que es condición sine qua non para el arribo a nuevos modos de vida.

Además, el comercio que fue la base de acumulación previa para el desarrollo del capitalismo mantiene apresado también una buena cuota de asalariables. Esto ocurre también en las cadenas financieras bancarias. Las empresas industriales burguesas actuales no tardarán mucho en reincorporar a sus fábricas las gestiones comerciales, y se habrán dotado se suficiente capital circulante como para desistir de las gestiones financieras actualmente en manos de terceros capitalistas.

El personal mercantil de comerciantes y banqueros se alzará necesariamente, exigirá mejores pagas que la tasa de ganancia mercantil ya no podrá honrar. Será entonces cuando el capital industrial dé cuenta de todas las funciones productivocircualtorias. El burguesismo habrá logrado la máxima concentración del capital, el populismo gubernamental habrá agotado sus días y toda la economía se habrá privatizado justo antes de darse el salto hacia el Comunismo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Lo qué tienen en común la “Devaluación” y la Ecuación con 2 Incógnitas
Manuel C. Martínez M.
10 mar. 10
marmac@cantv.net

Normalmente, a los niños estudiosos suele impartírseles Aritmética y se les inicia en Álgebra, misma que pueden enriquecer en su adolescencia y juventud. La razón de esta gradación etaria es el grado de dificultad intelectiva que ofrecen esas disciplinas matemáticas.
La Aritmética opera con una variable abstracta de valores homogéneos o simples sumandos, mientras en Álgebra algunas sumandos se desdoblan en otros. Esto complica la comprensión del operador ya que de perogrullo es más difícil o más concreto atacar dos variables que una sola.
Esa diferencia cognoscitiva entre aritmética y álgebra es, más o menos, la que se da entre los valores de las mercancías, antes de salir al mercado, y los precios de producción al que son liquidados fuera de fábrica en el mercado correspondiente. Es una diferencia entre Microeconomía y Macroeconomía, una diferencia entre la ciencia de la Economía y la paraciencia de la Crematística. Consecuencialmente, estas diferencias podrían explicar la afinidad entre la devaluación del bolívar y una ecuación con dos incógnitas.

Veamos: Muchos atribuyen a la ESCASEZ la causa o fuente del valor mercantil o v. de cambio, pero ella simplemente sirve para encarecer o abaratar los precios, según la orientación del desbalance entre ofertas y demandas. Los precios son la concreción final en el mercado del valor creado en los centros fabriles o manufactureros, de manera que sólo en condiciones muy hipotéticas o inverosímiles y abstractas se da una identidad entre valores y precios.

Los valores de las mercancías difieren de sus precios de mercado en que estos últimos desde los tiempos del trueque sirven para concretar las operaciones de compraventa, pero los primeros han sido el resultado de muchos años de estudio, análisis, elucubraciones y sostenidas investigaciones científicas realizadas desde que los primeros pensadores y filósofos se ocuparon de la Economía. El grecomacedonio Aristóteles, por ejemplo, de varios siglos precristianos atrás, fue el pensador que más se acercó al concepto concreto del valor-trabajo.
Según Karl Marx (Cónfer El capital, Libro Primero, Cap. IV Cartago), Aristóteles supo distinguir entre Economía (arte de satisfacer necesidades siempre finitas mediante valores de uso) y Crematística (arte de obtener dinero, siempre infinito). La Crematística, cargada de contabilidad, acertadamente es la misma que hoy siguen practicando los apologistas del mercado en su férrea convicción de que en este está la riqueza y fuente de la ganancia. Sólo así omiten la condición de explotador del comerciante al lado de banqueros y de productores con obreros asalariados. Los “mercantilistas” en general pertenecen a la Economía de Bodegueros; más que Economistas son crematísticos o Economistas Vulgares.
Marx infirió que Aristóteles estrelló su extraordinario talento frente al concepto de “valor” por su condición esclavista donde le tocó vivir, razón por la cual se mostró “cegato” o incapaz de ver en el trabajo de los esclavos la verdadera fuente de la riqueza dineraria. (Ob. cit., pág. 76).
Marx descubrió que la separación crematística entre precios de mercado de las mercancías y el valor económico de las mercancías surge de la dificultad para llegarle económicamente al PRECIO de PRODUCCIÓN (Ob. cit, Libro III). Este tipo de precio pertenece a la Macroeconomía, mientras que los precios cotidianos de los bodegueros pertenecen a la Microeconomía1/, independientemente del giro del capital involucrado. Para estos efectos poco pesa la diferencia entre el microcapital de un pequeño burgués y el megapital de un inversor transnacionalista.

Las dificultades en Economía suelen ser mayores que en Crematística. En aquella se determina el valor de cambio de las cosas, el valor trabajo presente en las mercancías capitalistas. En Crematística sólo hablamos de la diferencia entre el dinero que entra en un transacción y el dinero que sale de la misma, una operación de vieja data y al alcance hasta de analfabetos. Por esta razón hay tanto intruso y “tirapiedras” en los asuntos mercantiles.
Asimismo, las dificultades algebraicas son mayores que las aritméticas. En el caso concreto de las DEVALUACIONES del BOLíVAR nos hallamos con una variable que a su vez se desdobla en dos factores excluyentes pero igualmente capaces de resolver la ecuación en juego, o dar cuenta de las transacciones de compraventa: 1.- El valor del bolívar frente a las mercancías (valor nominal o aritmético), y 2.- El valor del bolívar frente a la divisa norteamericana (valor adquisitivo o algebraico de mercancías importadas 100% o predominantemente fabricadas con insumos importados). En el primer caso hablamos de dinero nominal, del salario, de la pensión, de nuestros ahorros, cosas así. En el segundo caso hablamos de la paridad del bolívar o poder adquisitivo real.

Ocurre que los trabajadores suelen entretenerse en el cálculo y estima del dinero nominal y la “devaluación” o poder adquisitivo real del bolívar queda reservado a los comerciantes y al Estado, por aquello del control cambiario. Por esta razón los trabajadores en general sólo ven especulación, alzas de precio, y exigen mejores salarios paliativos, incapacitados como están para ver en las devaluaciones la causa intrínseca de esa Inflación inducida por el Estado. Los gobernantes por su parte aprovechan el reducido pensamiento aritmético del consumidor para atribuirles a los comerciantes las causas del malestar económico, de la insuficiencia de la oferta y de la carestía de la vida. Mediante esta argucia gubernamental el gobierno oculta su responsabilidad directa mediante las devaluaciones cambiarias aplicadas al bolívar frente al dólar.
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1/ “Microeconomía” es la carrera universitaria que se ha impartido en la Escuela de Economía (Economía como eufemismo de Crematística) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Carabobo. Por lo menos así fue durante mi carrera en esa magna casa de estudios, años 1960-1965.

lunes, 1 de marzo de 2010

El Insalubre Cemento Portland

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lunes, 22 de febrero de 2010

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Cuando el Verbo se hace Aclasista
Por: Manuel C. Martínez M.
Fecha de publicación: 22/02/10


Así, sin darnos mayor cuenta, usamos el lenguaje como si todos fuéramos igualitos, como si todos, cual idílica y bíblica parejita, todos hubiéramos nacido y desarrollado simultáneamente, comido lo mismo, leído lo mismo, aprendido lo mismo, todo lo cual configura una auténtica imposibilidad hasta comprobada por la Física Moderna.

Así, por ejemplo, mi gratamente recordada e inolvidable maestra CRUCITA ROMÁN1/, comadre de mi difunta Abuela materna y madrina de mi ya fallecida Madre, allá en su “escuelita no graduada”, pero “multigraduada”, sita en la avenida Carlos Soublette, entre las calles Pedro Bermúdez Cousin y Miguel Peña, a mano izquierda de sur a norte, Valencia, Carabobo, Venezuela, mi recordada maestra, digo, con su bien trabajada, fina, alargada, elegante, fuerte y femenina uña de su pulgar derecho marcaba el trozo de lección donde decía: ¡Roque, se quema tu casa! Roque corrió. Como niños principiantes del alfabeto jamás conocimos ni averiguamos si el hipotético Roque era o no inquilino o propietario de la casa en cuestión. Obviamente, luego supimos que “nuestra” población ha estado durante más de 25% de la Era Cristiana dividida entre inquilinos, rentistas y propietarios de su inmueble, algunos gravados hasta la muerte, listos para ser rematados por fraudulentas hipoteca a favor de quien auxilió financieramente en caso de alguna de esas enfermedades que demandan servicios de elevado coste hospitalario, no aptas para pobres insolventes per se, y otros como ranchos de variopintas calidades, los más peores que otros.

Así, otro ejemplo, cuando el médico recomienda la toma de una pastillita P tres veces al día después de cada comida, ora a él le consta que su paciente come esas otras tantas veces, ora asume una postura aclasista.

Así, un nuevo ejemplo, cuando decimos que la vida está cara, efectivamente siempre lo ha estado pero sólo para los asalariados de medianos y bajos ingresos, y para los artesanos, profesionales y técnicos de tercera (los de los pobres), así como para el grueso de los funcionarios públicos honestos y capaces, ya que en estos mercados (eufemismo de países), como Venezuela, por lo general la alta Burocracia sigue corriendo a cargo de los Mejores Incapaces no sólo en lo moral sino en lo tecnocientífico, rudimentariamente hablando, y son ellos quienes terminan recibiendo o cogiendo para sí, por sí mismos o a través de serviles testaferros, las mejores partidas presupuestarias, razón por la cual son inmunes ante cualquier brote inflacionario, cualquier devaluación monetaria, cualquier tragedia natural, cualquier comisión de hechos punibles.

Así, otro caso, cuando el trabajador de fábrica o el tendero les dice a sus clientes, familiares o amigos, o a sus compañeros de trabajo, y aunque no se lo crean: “Mi” empresa paga correctamente sus impuestos municipales y nacionales…”, o les afirma: “No “tengo” mantequilla, sólo “tengo” margarina, esos tenderos, esos obreros, renuncian a su condición de simples empleados y asumen ser copropietarios. Para corroborarlos en su error, la fulana Real Academia Española (RAE) les reserva en sus entradas semejantes desaguisados aclasistas vaciadas en su Diccionario de la Lengua Española, que está configurado, editado, enriquecido, manipulado, amputado, corregido, recorregido e impuesto al mundo hispanoparlante y extranjero como lo máximo en gramaticalidad, según la misma RAE.

Otro: Solemos oír desde el vientre materno que “tememos” patria, que “somos iguales” ante la ley, que tenemos todos los derechos y garantías sociales y políticas, y económicas, del mundo, que “tenemos” el mejor salario, que “tenemos” el mejor gobierno, etc., a sabiendas de que “nuestros” gobernantes suelen defecarse sobre todo ese parapeto jurídico constitucional.

Tener patria para quienes no tienen ni siquiera una casita propia ni trabajo propio, ni herramientas propias; para quienes ni siquiera tienen “nombres propios” ya que por lo general son clones apelativos tomados de sus ancestros, de santos y de no tan santos; de santas y de no tan santas, eso es, decimos, es algo más que asumir una postura de craso ignorante, es ser un pendejote desconocedor de “nuestra” sociedad clasista por causa de un lenguaje aclasista tendenciosamente manejado, enseñado y configurado por los reales y “arrealados” académicos de la dominante cosa burguesa.

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1/ La Señorita Cruz Román, Crucita para sus alumnos y representantes, ignorada por todos los gobiernos de ayer y de hoy. Maestra pionera, descontratada y trabajadora incansable a dedicación exclusiva durante sus buenas 8 horas diarias y hasta más. Hasta dónde sé, trabajó por su cuenta, riesgo y amor durante las décadas 20-50/SXX, aprox., en flagrante violación del Decreto Guzmancista de 1870. De esta trabajadora docente y decente podríamos decir que representó el auténtico y olvidado trabajo ad honórem y vocacional espontánea y disciplinadamente realizado a favor de la comunidad de su tierno y precioso entorno de infantes e infantas, y sin más remuneración que las gracias y/o Bs. 1/semanal por cada pupilo. Impartía enseñanza desde las primeras letras hasta los siempre temidos y desencantadores “quebrados” u operaciones con números fraccionados. Para sobrevivir creaba extracátedra unas bonitas pantuflas femeninas para su consumo personal y un remanente que previo encargo colocaba dentro su “distinguida“ clientelita vecinal para damas y niñas. Las trabajaba a base de liencillo negro, hilos de cocuiza blanquecina y piel de neumáticos “desechados”. Murió sin pena ni gloria burocrática, pero quedó eternamente sembrada y bien cultivada en nuestros infantiles corazones y pensamientos.

marmac@cantv.net

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