sábado, 22 de septiembre de 2012

                                       Curiosidades venezolanas, Actualizaciones 3
                                                                   Manuel C. Martínez M.
                                                                           15-09-2012

-1.- La fuerza indetenible,  a prueba de macádam y materiales afines, que presentan las plantas con sus raíces que levantan aceras y derriban puentes, es una manifestación y prueba en pequeñísima escala de la potencia atómica o molecular que explica el poder de la  energía atómica.
0.- Traje negro y los vestidos largos y anchos, así es el vestuario de las orquestas y solistas clásicos. Si cada instrumentista, pongamos por caso, vistiera a su arbitrio, se convertiría en un polarizante foco desagradable e imprudentemente distractor de la sutil pieza en función.


1.- Si el café fuera de color negro, entonces en vez de *marroncito* habría
que pedir un grisecito. La academia de la lengua hispana trae "café puro" o
sin leche, pero no NEGRO. En cambio, sí hay pelo o cabellera naturalmente negra.

Obs.: Las siguientes curiosidades pertenecen a la llamada 4ta. República venezolana.

2.- "Solíamos" decir: Te espero en mi casa, ve por mi casa, cuando no pasamos
de simples inquilinitos, casi siempre morosos, y nómades.

3.- Hablamos de la "Prehistoria", como si se tratara de una era cumplida y
pionera de la humanidad, pero quien arroja basura por las calles mientras
desenvuelve mercancías, o arroja conchas de bananas y mamones, es viejo
espécimen prehistórico, sólo que ahora sus desperdicios son
imbiodegradables.
Sin embargo, excavaciones modernas revelan que muchos cavernícolas
botaban sus despedicios en el "solar"de sus "cuevas", de paso muy bien construidas.

4.- Se habla de "democracia" como un sistema donde el pueblo tiene el poder,
a pesar de que se trata de sociedades abiertas y descaradamente clasistas,
donde los pobres y asalariados sólo tienen voto, pero no voz, y un voto
perfectamente vulnerable, manipulable, tracaleable, como lo demuestran hasta
ahora todas las cuestionables elecciones que se realizan con cargo al Erario
Público.

5.- Hablamos de libertad de expresión, pero los cogollos partidistas le
imponen a sus seguidores que estos oculten todas las marramuncias
practicadas por el mediano y alto liderazgo, bajo la desvergonzada figura de
"mediolavar los trapos sucios en casa".

6.- En las elecciones "democráticas", para elegir directivas de organismos
gremiales, sindicales, de oficios o profesiones en general, se inscriben
ternas o cuaternas, según el número de directivos a elegirse, y cada grupo
político presenta su respectivo equipo directivo, pero la constitución de la
Directiva termina conformada por aquellos aspirantes que aparecieron como
candidatos a la presidencia de dicha Directiva, independientemente de que,
pongamos por caso, como Secretario de Finanzas quede un ignaro que no sabe
lo que es una cuenta corriente, y suele confundir Entidades de Ahorro y
Prestamos con bancos privados..

7.-Los niños asisten a la escuela a enterarse de la Historia de sus
antepasados internacionales, pero desconoce de dónde son sus vecinos del
piso superior del edificio donde viven.

8.- A esos mismos niños se les enseña el concepto de infinito, y a  sumar
  sumandos con decenas de dígitos, pero el salario de sus padres,
por ejemplo, no pasa de tres dígitos en términos de dólares. Ver arriba las
addenda del caso 3.

9.- La libertad de tránsito terrestre por calles, plazas públicas y demás
accesos viarios, rige también y en perfecta igualdad "democrática" para
malandros y "malandras", para trabajadores y pillos, para insociables de
todo tipo, para prostitutas y dignas señoras, para sanos y enfermos, para
cuerdos y menos cuerdos, para sobrios y vikingos.

10.- Solemos lavarnos las manos después de usar el lavabo y de hacer micción
o "pipi", pero no las lavamos antes de tocar o de usar nuestro órgano
sexual exterior. Así corremos el riesgo de habernos contaminado justo antes
y autopasarnos microbios venéreos, entre otros, sin haber tenido contacto
sexual alguno. Tampoco lavamos la manivela del lavabo después de usarla, y
podríamos contaminar los futuros usuarios o recontaminarnos
 con los patógenos que allí nos esperaban


sábado, 12 de mayo de 2012

Asesoría Económica Profesional-nada de Piratería



Sobre la LOTTT

Estamos a sus gratas órdenes 


PARA consultas sobre la LOTTT y otros temas de Economía Política: Usar esta dirección:

marmac@cantv.net.


Sabremos ayudarlo sin pirartería alguna. Recuerde que estamos densamente poblados de charlatanes, de Contadores, Ingenieros, Abogados, bodegueros, sindicaleros y hasta peridodistas y afines que fungen de Economistas sin serlo, y como todavía estos gobiernos no saben aplicar correctamente la leyes que elaborabn y aprueban en abundancia, la comisión de estafas a sus "clientes" se halla a la vuelta de la esquina.

Cuando, por ejemplo, los Ingenieros hacen piratería en Economía, es porque, además de que podrían ser  simples TÉCNICOS de la ECONOMÍA, invaden el campo de la ECONOMÍA como ciencia; se ponen a opinar sobre salarios en lugar de "remuneraciones laborales", a emitir juicios de valor sobre  prosperidad económica en lugar de hablar del PIB (Producto Interno Bruto), a secas; de plusvalía, en lugar  de ganancias o de tasas de interés; de pobreza, sin conocer su origen, y de riqueza, sin saber de dónde sale ni de con cuáles costillas se fabrican. Digamos que son profesionales víctimas de enseñanzas "inducidamente" torcidas por sus docentes, sus libros de textos que han venido reciclando al confusión entre valores de uso y valores de cambio, una confusión derivada, viciosamente, porque por precio han entendido valor,  y por este, a la relación cuantitativa interprecios.Una confusión que podría tener su causa final en soslayar la ECONOMÍA MARXIANA, que la ECONOMÍA científica por excelencia.

Por lo demás, los Ingenieros  son mágníficos TÉCNICOS de ECONOMÍA, porque la INGENIERÍA, en particular, es una ciencia pragmática por excelencia. Es así cómo suelen hacer gala de sofisticados artilugios matemáticos par hacer ver por ejemplo, que el valor de las cosas radica en sus utilidad marginal y/o en  otros desaguisados económicos, aunque muy válidos, quizás,  para la ECONOMETRÍA, pero ineservibles para la ECONOMÍA.
Desenredar las versiones emitidas por los piratas de la Economía, en ese sentido,  ayudados por otras leyes concomitantes, se torna sobrecostosa y hay permananetemente la tentación del "mal arreglo frente al buen jucio", según el prejucio acuñado desde hace centurias por esos mismos piratas del conocimiento y el litigio.

 Atte., Econ. Manuel C. Martínez M.

      Sábado, 19 de mayo de 2012
























viernes, 11 de mayo de 2012

El Poder Imperial y la flamante LOTTT


LOTTT: No abrigamos resultados acelerados en el cumplimiento integral de una Ley que confronta el fundamental Poder Económico local, regional, nacional e internacional: el empresariado. Este poder se refiere al sistema que los ampara, ya que cuando los intereses económicos de cualquier “bodeguero de la esquina son afectados”, se toca una sonora alarma que despierta y pone en movimiento todos los resortes ligados monetariamente, directa o indirectamente con el capital mundial; es así como podemos entender mejor en qué consiste el PODER IMPERIAL: la protección es global y viable durante cada segundo que se activa   cada dólar en funciones inversionistas burguesas. En nuestro caso, desde hace más de 100 años integramos la nueva “Geografía”-la del mercado nacional y mundial-a la que los  académicos   contestes dieron en etiquetar como "espacio geoeconómico”, en su impedimenta o impotencia para hablar más claro ante la poderosa fuerza dominante de las relaciones económicas vigentes. El Poder económico es temido y   respetado hasta por los niños, a pesar de que estos son los más rebeldes por excelencia, por esa ingenuidad que los caracteriza en sus primeras fases de desarrollo como fuerzas productivas. En Venezuela, “lo saben hasta las piedras”, ese poder es por ahora imbatible; por ejemplo: un canal de TV incurrió hace unos 9 meses en una evidenciada y televisada sarta de calumnias sobre disturbios, quizás autogenerados por los mimos intereses del poderos, en una connotada “prisión saturada de “presos”, ahora eufemísticamente llamados “privados de libertad”-dizque para no dañarles su personalidad, a juicio de los “mejores” juristas, sociólogos y  sicólogos del mundo que aquí viven y conviven-. Y ese canal fue luego sancionado y multado en bolivaritos harto devaluados, pero que lucen muy abultados en términos nominales. Así, han pasado más de 9 meses y ese mismo canal, hasta donde sabemos, no ha hecho hasta ahora más que abstenerse a pagar, y hasta también donde sabemos, el gobierno político sigue pacientemente empolvando el caso. Con semejantes antecedentes de cada día, como hábito bien arraigado propio de quienes tienen el Poder verdadero, ‘¡las esperanzas de ese cabal cumplimiento para la LOTTT, exhiben  un bajo perfil.

jueves, 10 de mayo de 2012

Detalles de la LOTT Venezuela


Detalles de la LOTTT: Cada vez que el salario aumenta a voluntad del patrono o del Estado (caso del Salario Mínimo anualmente prefijado) el consumidor termina pagándolo, digamos que lo que reciben unos directamente, estos mismos terminan pagándolo indirectamente. Es una verdad palmaria que cuando aumenta el capital variable-salario-aumenta el costo de producción, y este es trasladado ipso facto al precio de venta, demás de hacerlo con el correspondiente ingrediente de una supuesta tasa de ganancia de mercado que se imputaría a este incremento de inversión en la mano de obra.

Otra cuenta se lleva con la óptica marxiana-que no marxista-por cuanto, hasta donde he leído y sé de muchos así etiquetados, sobre todo argentinos, franceses y españoles, la mayoría no suele pasearse por estos análisis; se entretienen más bien en las especulaciones sociofilosóficas del propio Marx-hasta han tenido el tupé de pretender superar su Obra, El Capital, a la que le hallan todo género de imprecisiones y desfasamientos que se les ocurra a alguno de ellos con tal patallar como críticos marxistas y opinadores de oficio. Esa anticomunista actitud marxista la asumen sin haber digerido ni comprendido todavía ninguno de sus principales problemas: me refiero al de las traducciones chimbas que nos han llegado a América y a buena parte de la rancia Europa Occidental. Pongamos por caso, el problema de la Transformación, grados I y II frente al cual, lejos de abordarlo, lo dan por desfasado y terminan dándole la razón al tarifado Samuelson un enfermizo apologista del sistema burgués.

Esa es la esencia de este tipo de mejoras dentro de este sistema y forzadas por este. De las protestas aducidas por los patronos del sistema, muchas son por excedentes de ignorancia y muchas otras por conveniencia mendaz. Po ejemplo, ahora la estafa con el reconocimiento del horario diario que sirva de base para el pago de horas extras, y de los días de vacaciones y afines, es mayor que antes. Cuanto decimos antes, decimos desde toda la vida salarial hasta este 30/abril 20212, a partir del cual que se trabaja sólo 5 de los 7 días semanales. Esto lo explicaremos de nuevo porque pareciera que no se ha entendido que sólo a pocos y con poco poder de injerencia en estos asuntos les interesa, y al grueso le interesa callar y callar.

En resumen: Si un trabajador en Venezuela, pos 30-04-2012, - gana 35 unidades salariales semanalmente, y trabaja 5 días por semana, eso significa que gana 7 unidades por día (35/5). Este salario diario se dividiría entre las 8 horas, y así se calcularía el salario por hora diurna, a los efectos de horas extras, y el salario diario, a los del pago de prestaciones sociales y afines. Los dos (2) días de asueto, son eso, días no trabajados que no tienen por qué pagarlos ningún patrono, pero tampoco podría seguir afirmando ante nadie que el trabajador gana sólo 5 unidades por día (35/7) ni que él, muy generosamente le regala dos días para que su trabajador esté en su casita echándose aire en la cara y en otras partes.

sábado, 14 de abril de 2012

Ganancias Burguesas o  La Maquinización es la Urna del Capitalismo, y el Proletariado, su Sepulturero
La errónea conseja de Adam Smith y Algunos trucos burgueses de la cesta básica 
Manuel C. Martínez M.

11/04/2012 22:14:27


Científicamente, la maquinización industrial

privada nunca ha sido rentable

y de allí las frecuentes crisis.

El capitalista busca aumentar sus ganancias

a punta de sacrificar la mano de obra que es

su verdadera fuente. Revoluciones Industriales,

I y II, tales son la gran contradicción

del sistema burgués que ahora nos

permitimos reconocer como

un espejismo paracientífico (I).


 

Comercio, producción, banca, juegos de envite y azar, deportes, actividades todas ellas asociadas a las ganancias, al punto de que el mundo burgués se mueve alrededor de ellas sin tenerse todavía una clara visión coadmitida por todos sobre su origen ni razón de ser, y así seguirá ocurriendo mientras el modo capitalista de explotación dé paso otra forma de vida. Sólo cuando nuestra vida exterior ofrezca datos objetivos, sólo cuando los proletarios del mundo uniformen sus criterios respecto a la burguesía, sólo entonces los propios burgueses y la parte del proletariado confundido hasta, todavía rezagados y desactualizados terminarán convenciéndose de que las "premoniciones" del genio de Tréveris siempre han sido, más bien, inferencias objetivas de una realidad burguesa que científicamente pudo percibir el crítico que más tiempo de su vida le dedicó al estudio y critica del Sistema capitalista.


En el Libro III, El Capital, de Carlos Marx, se maneja en términos porcentuales la composición orgánica del capital invertido-relación entre medios de producción y mano de obra- a los efectos de comparaciones generales de los capitales invertidos en las distintas empresas. Eso se hace sobre la base de centros de producción de mercancías donde se conjugan técnicamente los factores de la producción que se hallaban separados fuera de la fábrica. El capitalista los compra, reúne en sus galpones y oficinas, se inicia el proceso de trabajo técnico, y al final se valora la producción en términos dinerarios a fin de darle uniformidad práctica a los capitales que entren y salgan de las fábricas.


Cuadro extraído de la obra citada:


Cuadro 1

C = c + v = Capital y Valor Mercancía Inicial

C’ = c + v + pl = Valor Mercancía Producida; para c = capital constante en medios de producción; v = c. variable en mano de obra, y pl = plusvalía o capital como ganancia en potencia.


Cuadro de los mismos datos en valores numéricos porcentuales presentados con fines comparativos:


Cuadro 2

80c + 20v = 100C. Esta sería la fórmula contable que recoge la relación del artesano con medios propios de producción.

80c + 20v + 20 pl = 120C’


En la segunda ecuación suponemos una tasa de pl = 100%, lo que significa una jornada partida en 2 subjornadas iguales. Una correspondiente al tiempo de trabajo necesario para que el trabajador devuelva en valor trabajo el monto del valor del salario impuesto(II) por el patrono o testaferro del capitalista, e = v. Otra subj. correspondiente al trabajo excedentario durante el cual el asalariado trabaja de balde y crea más valor para su contratista.


Como quiera que la mano de obra (v) queda usada cuando ella trasforma directamente los medios de producción, dividiremos la jornada diaria dos movimientos productivos: 1.- El relacionado con el tiempo de trabajo necesario para crear un valor equivalente a v y como suma de ½ v + ½ c consumidos durante media jornada. Y 2.- El relacionado con el tiempo de trabajo excedentario (III), necesario también, para crear el equivalente a la plusvalía con un valor equivalente a la suma de ½ v + ½ c consumidos (IV). Tales movimientos productivos los recogemos en el cuadro siguiente:


Cuadro 3


(40c + 10v) + (40c + 10v) = 100C. Capital Comercial Inicial o capital indistintamente de que el trabajador o artesano realice algún plusproducto o no lo haga.


(40c + 10v + 10pl) + (40c + 10v + 10pl) = 120C’ = 60c.v.pl + 60c.v.pl. capital Final en Mercancías, como una mezcla de trabajo vivo vendido y cobrado con trabajo vendido y no pagado y con trabajo muerto de maquinarias y demás medios de producción.


El segundo término de la segunda ecuación del Cuadro 3 es fiel reflejo contable del ocultamiento del plusvalor en las oficinas del capitalista, habida cuenta de que el valor total de las mercancías producidas (120C’) aparece como el costo reflejado en la primera ecuación (Capital Inicial) más la ganancia potencial que ofrecería el mercado.


"Cuanto más se desarrolla un país, por ejemplo Estados Unidos, sobre la base de la gran industria, más rapidez presenta el desarrollo de ese proceso de destrucción. Por consiguiente, la producción capitalista sólo desarrolla la técnica y la combinación del proceso social al mismo tiempo que agota las dos fuentes de las cuales brota toda riqueza: La tierra y el trabajador." (Carlos Marx, El Capital, Libro I, C. ap. XV). Esa destrucción descansa en la contradicción señalada en el epígrafe de esta entrega: Mal puede un sistema ser rentable si la mano de obra es contante y significativamente desempleada y remplazada por trabajo estéril mecanizado y los bosques, montañas y recursos naturales son desertizados, agotados y usados desmedidamente en el menor tiempo posible.

Desde luego los Economistas y empresarios que niegan el trabajo como fuente de ganancia, tienen razón en no ver ni entender el problema, pero en ese aspecto incurren en otra contradicción por cuanto la pelea escenificada en los mercados en pos de una igualación de la tasa de ganancia a favor de los capitalistas hiperdesarrollados a punta de maquinización, y con cargo a los capitalistas que mayor emplean mano de obra con mínimo capital mecánico.

El monto del salario guarda relación cuantitativa con la cesta básica y esta se mide por los precios del mercado a partir de la desunionista paga de acuerdo con la capacidad específica e individual de cada trabajador, de esto ya hemos escrito. Pero, pero como en los hechos el patrono impone cualquier salario sujeto al mínimo que de un tiempo para acá lo señala el Estado, es lógico que las mercancías de esa cesta básica suelan ser minimizadas en cantidad y calidad. Ocurre que, por ejemplo, la leche, el pan, el azúcar, aceite de comer y afines, ya están predefinidos por la propia literatura económica y médico y fisicoquímica como bienes nutricionales de primera necesidad y como tales entran como mercancía convencionales de la cesta básica. Así las cosas, para esa pequeña muestra, la burguesía fabril y comercial se cuida de mantener precios sobreelevados, artificialmente elevados, de tal monto y manera que con 4 o 5 bienes de tercera y a precios meramente nominales el salario mínimo, presentaría un poder adquisitivo absoluto más elevado que el real, y con este artilugio burgués, el trabajador es igualmente estafado con un salario mínimo que se empleará en la compra de bienes doblemente levados en sus precios. No hay duda de que si los precios pudieran ser bajitos, bajito sería el salario mínimo, o con igual salario mínimo se podría comprar una mayor volumen de bienes.

Ese tiempo excedentario no se refiere a un segundo tiempo cronológicamente entendido, como tan equivocadamente lo consideró el Economista clásico Nassau Senior, operador docente de Oxford y precursor de los "especuladores" liberalistas y marginalistas que por este medio ya hemos evaluado. Se trata de una porción de tiempo de trabajo impago que transforma determina valor de medios de producción. Son relaciones técnicas, sólo que una es pagada y otra no, lo que le da carácter económico o extratécnico a la relación laboral burgo-proletaria.

Este apologista Senior les aduló tanto los capitalistas de marras que tuvo la ocurrencia de imponer en sus clases de esa "connotada Universidad" que la ganancia la obtenían los empresarios al final de la jornada (en su última hora), razón por la cual cualquier reducción de aquella traduciría la ruina de aquellos.

Operamos con ½ jornada porque estamos suponiendo una plusvalía =100%.


 

 

martes, 10 de abril de 2012

CAPITALISMO COMUNISTA Segunda parte

El Capitalismo Comunista.
Segunda parte

La importancia del Salario Mínimo, y el Sindicalismo capitalista


Manuel C. Martínez M.

08/04/2012 6:33:35


A los asalariados, primero se les asigna

su remuneración, según estándares sacados del mercado a fuerza de costumbres. Luego se les mide su trabajo marginal que servirá de base y tabulador para los precios de venta en ese mismo mercado. Esto ha permitido que los salarios de una misma empresa expresen una improductiva discriminación dentro de sus plantillas, con salarios que se mueven desde groseras remuneraciones hasta los miserables salarios mínimos.


 

De entrada, reconózcase que si no fuera por los "salarios mínimos" anualmente decretados por el Estado, para muchos empresarios
, aquellos podrían reducirse a pan y cebollas. La experiencia sufrida por los primeros proletarios europeos de la incipiente industrialización capitalista e inglesa así lo confirma. (Véase Carlos Marx, El Capital, Libro 1, Caps. XXV y siguientes-Cartago).


Por supuesto, los "salarios mínimos" también son usados por los empresarios inescrupulosos-de pequeño capital y con muchas ganas de riqueza fácil y rápida-para arreglar a los nuevos asalariados sólo con ese mínimo desembolso, a pesar de que algunos merezcan otro mayor.


Desde hace tiempo, la burguesía aprendió que le resultaba más rentable pagar un poco más a los trabajadores, mantenerlos "contentos" en su condición de trabajadores sociales
, y como tales atribuyéndole su pobreza a los malos gobiernos, o a la compañía Z o a la doble Z: Ese mayor desembolso en capital variable ha estado condicionado a mantenerlos separados estructuralmente, como trabajadores asalariados, unos menos pagados que otros. Así mantuvieron los señores y señoras, los señoritos y señoritas, a "su" servidumbre durante sus buenos 1.000 años, años vividos en olor de santidad como supercristianísimos y medioevales: las "amas de llave" y los mayordomos terminaron creyendo que no eran trabajadores, sino sus contratistas


Digresión: Aunque la división como estrategia bélica para vencer se le atribuye a los políticos, esto podría responder a que no ha terminado por entenderse que primero es la Economía y luego el Estado. O sea, se trata de una estrategia primariamente clasista; la aplicaron con éxito los esclavistas con verdugos y capataces no menos esclavistas; igual hicieron los señores y señoras feudales con encopetadas amas de llave y abotonados mayordomos y lacayos que humillaban a sus compañeros y compañeras de trabajo servil, y por, supuesto los capitalistas.


ES que la mayoría de los teóricos o apologistas burgueses, de los consejeros famosos y gobernantes exitosos, no han pasado de ser simples agentes bien pagados del Poder Económico de turno. Se les usa para mantener a raya al proletariado, pero los capitalistas en sus fábricas se han encargado directamente, por conseja de Economistas vulgares, de dividir al proletariado, según venimos explicándolo en las primeras entregas sobre este tema del Capitalismo Comunista.


El método más eficaz que han logrado los capitalistas para mantener esa división proletaria ha sido los sindicatos, con inclusión de los llamados sindicatos de "izquierda", como si izquierdas y derechas no fueran categorías acuñadas por la misma burguesía de la "ultra revolucionaria" y rancia Francia, con sus traidores de todos los tiempos, falsos sindicalistas encargados de apaciguar los ánimos cuando los trabajadores se calientan mucho ante los diarios abusos patronales; se encargan de operar a favor de los gobernantes de turno, cuadrados estos con la propia burguesía nacional e internacional.


Los ejemplos vividos en la Venezuela de comienzos de esta centuria-con golpes de Estado de variopintos matices-con ayuda de sindicatos politizados, suerte de ex trabajadores o t. parasitarios que terminan irremediablemente aburguesados. Estos agentes de la burguesía, quienes fungen de representantes de los trabajadores-es una etiqueta, y hasta allí-, con muy raras excepciones, son parte de las plantillas empresariales que unen o, más bien, atan a los trabajadores sólo en la superficie, mientras en la base permanezcan ya subyazcan máximamente desunidos en razón de los discriminantes salarios. De esta manera, por fuertes que fueren los lazos sindicales, la desunión proletaria continúa sobre el piso de nuestra estructura económica.


Bueno, si bien los comunistas del mundo no han podido aún aplicar plenamente las enseñanzas de la Economía Política reformulada por Carlos Marx-su critico más sobresaliente- cuyas ideas y apreciaciones científicas siguen a la espera de su admisibilidad plena por parte de la "derecha" o burguesía, y del proletariado in sólidum-como una sola masa de trabajadores libres de fronteras y patrias. Y ocurre, pues, que para sorpresa del mundo político esa misma derecha capitalista, paradójicamente, sí lo está haciendo: Está fusionando a la clase proletaria a nivel mundial.


Lo hace mediante una nivelación salarial que minimice las diferencias salariales entre sus trabajadores tanto en cada empresa como en todas ellas de todos los escenarios dominados por la inversión capitalista. Precisamente, el pivote de la defensa a ultranza del individualismo exacerbado manejado hasta ahora como vía burguesa para lograr una economía sana y en constante progreso ha sido esa diferenciación salarial.


A los trabajadores s eles paga un salario personalísimo porque, supuestamente, personalísimo también es su capacidad de trabajo. Hay trabajadores que defienden la tesis de la desigualdad de los seres humanos, que no hay dos personas iguales, y conste que esto lo afirman universitarios, Ingenieros, Contables, Abogados y Economistas no científicos, quienes en común tienen el rasgo de no ser comunistas.


La división burguesa aplicada para vencer o ganar a máxima capacidad consiste en aplicar el principio socialista (?), según el cual de cada trabador, según su capacidad, y a cada quien según su trabajo-individual-, sin tomar en cuenta que el trabajo es social y por eso no debe regirse por tal principio, si bien, por razones técnicas y obviamente un mismo trabajadora no puede atacar el paralelo ni simultáneamente todas las variantes laborales.


A estas diferencias técnicas, como quiera que se trata del valor de uso de la fuerza de trabajo, el sistema capitalista las ha usado para justificar esa discriminación, y, lo más perjudicial para ambas clases es que el capitalista ha pretendido hallar en ello una mejora en las productividades de la empresa.


Nunca se le ocurrió pensar que sus crisis recurrentes podrían tener allí una poderosa causa estructural, y no lo hacía por la profunda alienación que la clase burguesa sufre, particularmente desde que Carlos Marx colocó al sistema capitalista en su lugar, como explotador de proletarios, porque hasta la aparición del burgués, a los comerciantes de la antigüedad pudo haberles asistido alguna razonable dosis de veracidad cuando firmaban que sus ganancias procedían del mercado, y hasta allí. No pudieron concebir, no podían-no lo pudo ni Aristóteles- que sus ganancias procedían de la riqueza creada por "sus" esclavos, y por los "zarrapastrosos y "pestilentes" campesinos de "sus" tierras.


Ciertamente, la división técnica del trabajo tiene esa propiedad, que unos trabajadores realizan labores más simples que la de otros, pero el asalariado, además de entregar su trabajo durante una jornada también compromete y congela su vida fuera de su empresa. Lo hace con los salarios discriminatorios que asiste al mercado, y esto tiene un efecto negativo para las mayorías: se trata de una persona que se aliena con la condición de ganar menos que otros, para expresarlo con la mayor simpleza.


Bueno, ahora, luego de tantos siglos de ensayo y error, de aplicar ese nefasto principio individualista, inconveniente para ambas clases, el empresariado burgués de alto giro ha decidido, superar esa gran falla, según venimos explicando en estas entregas, y lo seguiremos haciendo a petición de partes interesadas..


 

Resulta que de muy poco ha servido la ganancia forzosa derivada del método marginalista aplicado en el cálculo de los precios de mercado mediante la promediación de los rendimientos de los diferentes trabajadores de una misma fábrica ni la de su mezcla con los costes constantes, materias primas, desgastes depreciativos y afines en general. Cuando Marx precisa que el valor lo determina la productividad media de los trabajadores especializados en tal o cual mercancía, hace abstracción del resto de los costes, pero es de inferirse que se trata de una método de cálculo que rige para todos los insumos del caso. Que se trata de un trabajo o valor social.


Sin embargo, a manera de hipótesis circunstancial, pensemos que hubo alguna razonable imprecisión metafórica en el tratamiento comercial "burgués" que Marx le da al valor de la fuerza de trabajo, alrededor del cual él centró sus análisis cuando a esta la señala como la única mercancía que un trabajador "libre" (carente de medios de producción-sin tierra y sin herramientas) puede llevar al mercado. Pero, deja asentado que el precio de esa mercancía debe corresponderse con "el valor exacto de los medios de subsistencia familiar de los trabajadores, y de cada uno en particular. Y viene al caso la siguiente digresión. Es necesario conocer la capacidad de cada trabajador, y hasta medírsela con la mayor exactitud a fin de meter a las diferentes fuerzas de trabajo en la criba de la Estadística, y determinar el valor social o valor medio, pero nada de eso quita que cuando aplica o usa su fuerza de trabajo lo haga con el concurso ligado del resto de trabajadores.


Se trataría de una hipótesis que hoy por hoy nos vincula la diferenciación de los salarios de un paquete de trabajadores reunidos en un taller y relacionados con maquinarias y materiales ajenos, pero a su disposición, con los valores específicos de cada una de las diferentes fuerzas de trabajo de cada uno de los trabajadores, particularmente tomadas en cuenta, y sin ver dichas fuerzas como un valor social. Es decir, la fábrica los contrata como vendedores de una mercancía en el mismo plano que se trataría a la compra de una silla, de unos zapatos o de cualquier mercancía producida y propiedad de su productor.


Pero el trabajador, cuando sale de la fábrica tiene necesidades iguales, ya que esa fuerza de trabajo "reside en su organismo", y ese trabajador-vendedor deja la fábrica cuando termina su jornada. Aquí sí tendrían razón los Ingenieros, los Contables, los Abogados, los Socociçólgos y demás profesionales anticomunistas, para afirmar que las personas no somos iguales frente a la bodega, ni frente al abasto, a la carnicería, zapatería, etcétera. Somos muy diferentes allí, en el mercado de consumo, tan diferentes como diferentes sean neutras rentas.


Es preciso tomar en cuenta las observaciones pertinentes que Marx recoge de la siguiente manera:


"El lector debe advertir que no se trata del salario o del valor que el obrero recibe por una jornada de trabajo, sino del valor de la mercancía en que se realiza esta…" Nota marginal 15 del Cap. I.II, El Capital, Libro I, Autor citado.


Estamos ahora viendo más de cerca el problema, y por eso consideramos que el coste medio de fábrica recoge un valor medio que comprende todos los medios de producción y todos los tipos de trabajo que socialmente se hallan presente en el proceso de trabajo correspondiente. El precio de compraventa de los medios de producción es reconocido por todos los compradores y fabricantes como valores sociales; si eso es así, entonces, ¿por qué no se le puede pagar a cada uno de los trabajadores según el valor medio de las distintas fuerzas de trabajo intervinientes? El Capitalismo actual perece apuntar hacia una respuesta positiva.


Entendamos que fue una metáfora desprendida del mismo medio exterior impregnado de relaciones y categorías comerciales con todo y para todo. Los precedentes inmediatos del Capitalismo que conocemos tuvieron su "Prehistoria", precisamente en el capital comercial que venía desarrollándose desde los mismos tiempos bíblicos y herodotianos. Cuando Marx afirma que el trabajador libre sólo tiene para vender en el mercado su fuerza de trabajo, y la considera como la única mercancía; Sin embargo, a manera de hipótesis circunstancial, pensemos que hubo alguna razonable imprecisión metafórica en el tratamiento comercial "burgués" que Marx le da al valor de la fuerza de trabajo, alrededor del cual él centró sus análisis cuando a esta la señala como la única mercancía que un trabajador "libre" (carente de medios de producción-sin tierra y sin herramientas) puede llevar al mercado. Además, deja asentado que el precio de esa mercancía debe corresponderse con "el valor exacto de los medios de subsistencia familiar de los trabajadores, y cada cada uno en particular. Y viene al caso la siguiente digresión. Es necesario concer la capaida de una trabajdor, y hasta medírsela con la mayorexzcatitud, afin d meter a los diferenet sopereareios en la criba de la Estad´sitca, pero nada de eso quita que cuando aplica o usa su fuerza d etrabajo lo hace con eñl concurso ligado d el reso de trabajadores...


Se trataría de una hipótesis que hoy por hoy nos vincula la diferenciación de los salarios de un paquete de trabajadores reunidos en un taller y relacionados con maquinarias y materiales ajenos, pero a su disposición, con los valores específicos de cada una de las diferentes fuerzas de trabajo de cada uno de los trabajadores, particularmente tomadas en cuenta, y sin ver dichas fuerzas como un valor social. Es decir, la fábrica los contrata como vendedores de una mercancía en el mismo plano que se trataría a la compra de una silla, de unos zapatos o de cualquier mercancía producida y propiedad de su productor.


Pero el trabajador, cuando sale de la fábrica tiene necesidades iguales, ya que esa fuerza de trabajo "reside en su organismo", y ese trabajador-vendedor deja la fábrica cuando termina su jornada. Aquí sí tendrían razón los Ingenieros, los Contables, los Abogados, los Socociçólgos y demás profesionales anticomunistas, para afirmar que las personas no somos iguales frente a la bodega, ni frente al abasto, a la carnicería, zapatería, etcétera. Somos muy diferentes allí, en el mercado de consumo, somos tan diferentes como diferentes sean neutras rentas.


Es preciso tomar en cuenta las observaciones pertinentes que Marx recoge de la siguiente manera:


"El lector debe advertir que no se trata del salario o del valor que el obrero recibe por una jornada de trabajo, sino del valor de la mercancía en que se realiza esta…" Nota marginal 15 del Cap. I.II, El Capital, Libro I, Autor citado.


Estamos ahora viendo más de cerca el problema, y por eso consideramos que el coste medio de fábrica recoge un valor medio que comprende todos los medios de producción y todos los tipos de trabajo que socialmente se hallan presente en el proceso de trabajo correspondiente. El precio de compraventa de los medios de producción es reconocido por todos los compradores y fabricantes como valores sociales; si eso es así, entonces, ¿por qué no se le puede pagar a cada uno de los trabajadores según el valor medio de las distintas fuerzas de trabajo intervinientes? El Capitalismo actual perece apuntar hacia una respuesta positiva.


Entendamos que fue una metáfora desprendida del mismo medio exterior impregnado de relaciones y categorías comerciales con todo y para todo. Los precedentes inmediatos del Capitalismo que conocemos tuvieron su "Prehistoria", precisamente en el capital comercial que venía desarrollándose desde los mismos tiempos bíblicos y herodotianos. Cuando Marx afirma que el trabajador libre sólo tiene para vender en el mercado su fuerza de trabajo, y la considera como la única ,mercancía, también aclara que su libertad consiste en que cuando realiza la venta no vende a su persona, sino que permite el uso de sus fuerzas durante una jornada predeterminada.

también aclara que su libertad consiste en que cuando realiza la venta no vende a su persona, sino que permite el uso de sus fuerzas durante una jornada predeterminada.


En la entrega reciente dijimos:

"A los trabajadores, fábricas adentro, se les trata como si fueran trabajadores de igual preparación artesanal, apelotonados, cada uno realizando labores independientes y desconectadas entre sí, como el los viejos tiempos de la manufactura burguesa preindustrial, y sin entenderse aún que se trata de un trabajo dividido en razón de las diferentes fases involucradas y propias de cada proceso de trabajo impuesto por cada mercancía. La excusa que ofrece el sistema capitalista para semejante trato es la mayor o menor simpleza de los trabajos concretados, un hecho que deja a un lado la homogeneidad de las personas como tales y opta por tratarlos como simples vendedores de su fuerza de trabajo." (Véase: http://www.aporrea.org/ideologia/a141421.html )

Precisamente, ese es el punto: repetimos: Marx, por abstracción
, presenta al trabajador asalariado (capitalizado) como simple vendedor de Fuerza de trabajo, y a esta como la única mercancía que podría vender por su carencia de medios de producción. En consecuencia, le pagarían un precio según la capacidad laboral de cada uno de esos "vendedores-que no lo son, porque en concreto son simples trabajadores. Y este el punto sobresaliente en estas críticas que venimos haciendo.


Como quiera que los costes complementarios diferentes a la mano de obra son comprados a unos precios que también ha fijado el mercado, y en cada uno de esos materiales y materias ha intervenido la fuerza de trabajo correspondiente, en suma, tanto la mano de obra viva como la "muerta" responden a valores medios, pero sus precios son puntuales y específicos para cada mercancías, según el trabajo que en ellos se haya vaciado. Es por eso que Marx se cuida y es claro al hablar de "trabajo social", un concepto que va más allá de la simple suma de los valores que aporten los tejedores de la misma tela, cuando estos operan en compañía de otros especialistas, digamos los hilanderos, digamos los mecánicos de la fábrica, digamos los estibadores, los caleteadores y aseadores de la empresa que los agrupa, los contables, los ingenieros de costes
.



I www.sadelas-sadelas.blogspot.com

II La abstracción fue el método usado por Marx en toda su obra e investigaciones en los campos sociológicos, y el económico particularmente. La usó y recomendó como método alternativo ante la carencia de los instrumentos físicos y concretos de los laboratorios de ciencias como la Química o la Física. Mediante la abstracción pudo avanzar desde los aspectos más simples de cualquier fenómeno analizable hasta su máxima concreción lograda por su enriquecimiento de aspectos y modalidades formales que van oscureciendo la esencia de cada fenómeno, al punto de presentar una forma en cada fase suya desligada aparentemente de su contenido.

 

domingo, 8 de abril de 2012

CAPITALISMO COMUNISTA

El Capitalismo Comunista (I)

Autor: Manuel C. Martínez M.
Fecha de publicación: 07/04/12


 
No basta comer y leer, más bien cómo producimos alimentos y demás bienes, y
por eso, una Formación Técnica Integral luce como la verdadera
Transición hacia el Comunismo, como si se tratara de una religión
única y monoteísta, con repitientes, tal vez, pero sin rezagados
ni desertores ni no graduandos.
Es un hecho que a las relaciones sociales de producción constituyentes de la estructura económica de toda sociedad no sólo debe mirárseles como una división del papel de los hombres ante la producción de bienes(versión marxista en estricto sentido), sino bajo una óptica más dilatada, es decir, inclusiva de cómo se desenvuelven dentro de sí las clases imperantes: cómo operan los diferentes capitalistas en su incesante intracompetencia, cómo se organizan entre ellos mismos-con sus escasos miembros-y cómo lo hace el proletariado con su ingente población demográfica, todos éstos unos más pobres que otros.
   Por supuesto, en la relación capitalista-asalariado la variable independiente es la primera parte. No puede haber igualdad de fuerzas en contradicción porque la contradicción desaparecería. Esa misma desigualdad clasista nos va explicando cómo la propia clase burguesa crea a sus propios enterradores. Lo está haciendo con su "Verdadera Tercera Revolución Industrial Proletaria", a nivel mundial, y, según estamos planteando en esta entrega, podría seguir el ejemplo de China, o sencillamente la iniciativa puede perfectamente salir de cualquier país, como Venezuela para ir ensayando la mancomunión de la fuerza laboral dentro de la empresa capitalista con estricto respeto a la complementariedad de todos y cada uno de los trabajadores respecto de todos los demás, y en consecuencia que todos perciban salarios medios y sin importar para esos efectos el grado de complejidad productiva, porque cada trabajador concreta su capacidad y rendimientos sólo en mancomunión y no aisladamente.
   Es otro hecho que entre las leyes fundamentales que moldean el Universo, en la Tierra y sus países actuales, se observa el imperio de la ley de simetrías. Así, coadmitimos que la división social económica, es decir, la dupla burguesía y el proletariado, o clases transitoriamente contrarias y finalmente antagónicas, es una división o desunión que se ve muy bien reflejada en subdivisiones dentro de cada una de esas clases, por ejemplo: entre los sindicatos de "obreros", de empleados, de activos, de jubilados, de docentes de Primaria, estadales y municipales, de Educación Media, Universitaria, y la de los sindicatos de empresarios: de la construcción, variopintas cámaras de comercio, de industriales, de pequeños y medianos industriales.
   Veámoslo así: A los docentes universitarios, por ejemplo, en Venezuela y otros países de viejo praxis se les marca divisionariamente, a unos como principiantes, a otros como "dueños" más acabados del conocimiento, y si bien se trata de una excelente y bien intencionada diferenciación técnica y empírica, sabemos que tales particiones del educador se traducen en diferencias económicas y, por derivación, en d. culturales.
   Mal puede un docente "Instructor" dar de sí todo lo que guarda en su potencial productivo si su remuneración resulta miserable, y en el caso venezolano, donde se habla mucho sobre sus posibilidades de convertirse en un potencia, y con "añadiduras socialistas", paradójicamente, de esa manera, discriminatoria en cuanto su paga-con sus moras incluidas-, se condena al docente a que desemboque en una persona tendente a colocar su interés personal por encima del social
2, tal como la tendencia sufrida hasta por el más palurdo de los comerciantes al detalleo.
Otro hecho: Si la paga del Titular, con todo su infatuamiento de sabihondo, ya lo conduce a una vida mediocre a la que ese subpago lo condena, ¡cómo será la mediocridad que inducimos al Instructor!
No hay, en honor a la verdad, una diferencia sustancial y estructural, pongamos por caso, entre un médico de blanquérrima blanca y un bodeguero de esquina de manos sucias, en cuanto a su avidez inmediata por la riqueza fácil, y aceleradamente lograble, para lo cual poco les importaría razonablemente llevarse por delante la economía del paciente (eufemismo de cliente), de todo aquel que visite su empresa, llámese ésta "Consultorio médico" o bodeguita de la esquina. Sus marcadas diferencias son meramente técnicas, como las tienen 2 tejedores, uno armado con un telar semiautomático, y otro con uno estrictamente manual.
    Tales son las distinciones propias, respectivamente, de la Economía y la Ingeniería, unas diferencias de fondo que ningún Ingeniero ni Físico ni Químico ni afines podrá asimilan mientras no cursen la carrera correspondiente, y no limiten-como hasta ahora- sus conocimientos sobre Economía a los "elementos de Economía Vulgar o de costes. Esta variante académica es la que figura en los pensa de Ingeniería de todas las universidades del mundo burgués3.
La simetría nos explica la coexistencia de gremios separados de: deportistas infantiles, juveniles, mayores; hay plomeros de primera calidad, de segunda. Se da el gremio de odontólogos, de geriatras, de ginecólogos y psiquiatras de primera y segunda calidad o renombre, de sastres y zapateros jornaleros, en fin que la precipua división social de burgueses y proletarios es sólo una síntesis muy apretada de múltiples y atomizados miembros que en común, separadamente, tienen sólo su condición de trabajar para vivir a cambio de cobros o rentas de sus explotadores, y estos en común tienen la de vivir para explotar a aquellos y conservar y acrecentar la riqueza privada que les brinda la pertenencia a esta clase , y ambas excluyentes entre sí.
Estamos presenciando que una sociedad así, atomizada en sus clases, carece de estabilidad, sus conflictos no dan viabilidad a la paz, y los despilfarros y ofertas invendibles con hambre degradadora en los dos extremos, entre los ricos y los pobres del sistema, están forzando a una reconsideración de las inversiones capitalistas. Ya parece haber tocado fondo la minimización de la paga de las mayorías y la mejor paga de una minoría, todos dentro de la propia clase proletaria.
A los trabajadores, fábricas adentro, se les trata como su fueran trabajadores de igual preparación artesanal, apelotonados, cada uno realizando labores independientes y desconectadas entre sí, como el los viejos tiempos de la manufactura burguesa preindustrial, y sin entenderse aún que se trata de un trabajo dividido en razón de las diferentes fases involucradas y propias de cada proceso de trabajo impuesto por cada mercancía. La excusa que ofrece el sistema capitalista para semejante trato es la mayor o menor simpleza de los trabajos concretados, un hecho que deja a un lado la homogeneidad de las personas como tales y opta por tratarlos como simples vendedores de su fuerza de trabajo.
   Por eso, el proceso de la Verdadera Tercera Revolución que damos en llamar R. Proletaria Capitalista4, o Capitalismo Comunista, está en marcha y figura entre los llamados "Objetivos de este Milenio", planeados por la ONU, que pudieran entenderse como objetivos de alcance más cercanos que tardíos. Pero, además, se trataría de una revolución desigual y combinada, porque, por ejemplo, los alemanes ya son expertos en ella y desde hace muchas décadas, lo mismo podemos inferior de los Chinos donde además de se reacomodo proletario estaría en práctica la solidarización o mancomunión de la mano e obra sin distingos de remuneraciones para ninguno de los trabajadores en funciones, más allá de la correspondiente complementariedad exigida por el concurso de los medios de producción y la mano de obra y sobre la cual y hemos conversado(http://www.aporrea.org/ideologia/a129690.html).
    Suponemos y todo nos induce a hacerlo: Que el "secreto" de los alemanes orientales, chinos y euroasiáticos en general que explicarían sus éxitos industriales no menos capitalistas que los de la rancia Europa Occidental y de EE UU, puede perfectamente andar por allí. Se trataría de países que han sabido y están conscientes de que las diferencias salariales que actualmente rigen entre los trabajadores, lejos de ser estímulos positivos para la educación y progreso personal, por el contrario, jamás lograrán incrementar sus ingresos medios al nivel que lograrían con salarios iguales. Esto quedaría explicado porque todos los trabajadores operarían con acordes a su complementariedad, sin las trabas alienantes que caracterizan las diferencias de sueldos por el solo hecho de que unos ejecuten trabajaos más simples que otros, pero igualmente necesarios, al punto de que la complejidad del trabajo de otros sólo se puede concretar cuando el trabajo simple se halle simultáneamente presente y relacionado con aquellos.
    Mucho se ha defendido y abogado por un "capitalismo popular, de Estado, democrático, liberal, neoliberal y afines, sin que hasta ahora ninguno de esas modalidades evite las perturbaciones económicas que aquejan al sistema y sus recurrentes crisis. El resultado de la innovación que aquí estamos tratando, rayana en una nueva revolución industrial se reflejaría en un mayor y mejor PIB para la sociedad que la experimente.
1 http://www.sadelas-sadelas.blogspot.com marmac@cantv.net
2 El ostensible desarrollo que ha potenciado a países como Inglaterra, Holanda, EE UU, Italia, Francia y otros, más ha descansado en la explotación que han practicado sus industriales, comerciantes y banqueros fuera de sus respectivas fronteras que el alcanzado endógenamente por una población industriosa y obrera sumida en el pantano de los mismos patrones individualistas que han minimizado al máximo su productividad social. Lo han hecho sobre prejuicios y realidades como la asentada por Carlos Marx cuando nos regaló la siguiente cita, reforzada en cursivas por mí: "No hay tierra sin amo" y "el dinero no tienen dueño", vale decir, mientras las tierras representan el asiento de cualquier "patria", el dinero carece de estas (El Capital, Libro I, Cap. IV). Aquí se hallaría una buena explicación causal y estructural de sus inevitables crisis periódicas y forzosamente recurrentes. Sus apologistas, sin inmutarse por sus desaciertos frecuentes, han hecho pensar al mundo ingenuo que sus progresos responden al individualismo anticomunista, pero ya vemos cómo no es así, sino que se trataría de un progreso exógeno llamado imperialismo.
3 Y quede claro que no podrá ser Economista ningún estudioso interesado por esta Ciencia que de partida no admita y comprenda el carácter superior y científico del Materialismo Histórico sobre el Idealismo Teórico, especulativo y rezagado en los tiempos modernos.
4 Véase:
www.aporrea.org/actualidad/a138993.html (R. estructural. Crítica a las imprecisiones de Noam Chomsky, antimarxista de fondo )
http://www.aporrea.org/ideologia/a71278.html (Ejemplo de "revoluciones" meramente técnicas o ingenieriles; no económicas por cuanto no van al fondo de la estructura económica.)
http://www.aporrea.org/actualidad/a141078.html (R. estructural, sobre la que trata específicamente esta entrega)
http://www.aporrea.org/actualidad/a139842.html (Verdadera Tercera R. Industrial Proletaria o Capitalismo Comunista)
marmac@cantv.net

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Ideología y Socialismo del Siglo XXI

 

sábado, 31 de marzo de 2012


El Carácter Complementario de los Trabajadores Entre Sí (1)

Paguemos a cada trabajador según su trabajo mancomunado, y no según su trabajo.

Manuel C. Martínez M.

29/03/2012 20:42:37

"Se podría imaginar que si el valor de una mercancía lo determina la cantidad de trabajo invertida durante su producción, cuanto más perezoso e inhábil es un hombre, más valor tiene su mercancía, puesto que emplea más tiempo en sus fabricación. Pero el trabajo que forma la sustancia del valor es trabajo igual e indistinto, una inversión de la misma fuerza. La fuerza de trabajo de la sociedad toda, que se manifiesta en el conjunto de los valores, sólo cuenta, pues, como fuerza única, aunque se componga de innumerables fuerzas individuales. Cada fuerza de trabajo individual es igual a cualquier otra, en la medida en que posee el carácter de una fuerza social promedio y funciona como tal, es decir, que en la producción de una mercancía sólo emplea el tiempo de trabajo necesario, o socialmente necesario. El tiempo socialmente necesario para la producción de las mercancías es el que exige todo trabajo, ejecutado con en grado medio de habilidad" Tomado de:


De entrada:

El Principio socialista de distribución debe revisarse por representar un perverso atavismo burgués que mantiene dividido en la base al proletariado. No puede ganarse una conciencia social proletaria uniforme con unos trabajadores mejor remunerados que otros. Esto es difícil de digerir, pero así suelen ser los mejores remedios para los grandes males.



La cita del epígrafe se halla en Carlos Marx (El Capital, Libro I, Cap. I.I-Cartago). Su contenido es uno los fundamentos más importantes de las relaciones de producción burguesas, y un poderoso pivote aportado por Marx para desjustificar que unos asalariados ganen menos que otros, un atavismo que ha pasado a todos los ensayos "socialistas", a pesar de que, curiosamente(?) , toda la obra de este científico versa sobre el trabajo social, no sólo en la fábrica, puertas adentro, sino en todas las empresas pertenecientes a una ciudad, a un estado, a una nación y, si a ver vamos, a todas las empresas burguesas del mundo.

Marx escribe, se apoya y acude al hombre en sociedad que se halla fuera de la fábrica para que este se dé cuenta de que esa mancomunión practicada en su casa, en sitios de recreo, de convivencia entre vecinos y amistades, es decir, fuera de la fábrica, sigue rigiendo dentro de esta. Y, a propósito, es bueno sobrentender que en la cita se está precisando el valor promedio correspondiente a la mezcla de fuerzas de trabajo simples y complejas (II) que necesariamente opera en cada fábrica, en primer lugar, una mezcla que será determinante a los efectos intercambiaros mercantiles, en el mercado.

Así, una cosa es que una mercancía A insuma más valor por ser el resultado de mano de obra más compleja, término medio, y otra, que a los trabajadores de una misma fábrica deba reconocérseles salarios según su trabajo en particular, según su mayor o menor simpleza o complejidad cualitativa. No, en la empresa, puertas dentro, la mezcla de labores desde el mejor especialista hasta el de menor preparación técnica, deben entrar como partes laborales concomitantes e inevitablemente complementarias, de la misma manera que los trabajadores de la misma especialidad entran fusionados estadísticamente, a pesar de ser unos más productivos o perezosos que otros. En cada fábrica, su mano de obra actúa como una fuerza in sólidum, y así, término medio, se reparte el capital de la paga salarial o variable correspondiente.

Por esa razón, las diferencias en los grados de complejidad laboral no vienen al caso, salvo para la determinación de los rendimientos. Los trabajadores de cada tipo de empresa deben ganar salarios iguales, independientemente del tipo de trabajo realizado por cada uno de ellos, para una jornada y disciplina constantes. Hasta el mejor cirujano pierde argumentos para recibir una mejor paga en el quirófano que el de la enfermera del equipo o el de sus colegas con menores grados de especialización. Este es el punto: Ninguno de estos cirujanos y paramédicos podría ejercer bien su trabajo de equipo sin el resto del equipo, así de sencillo.

Las diferencias en razón de mayor preparación o complejidad laboral sólo se respetarían en los tipos de labores que jerárquicamente competan en atención a las fases involucradas en el proceso de producción. Serían distinciones honoríficas que formarán parte del trabajo de cada miembro del equipo. Habrá directores, asesores, Ingenieros varios, obreros raso, aseadores, etc, pero ninguno de ellos podrá sentirse alienado ni infatuado ni desmejorado o mejorado social y económicamente.

Entonces, la diferencia en la calidad o complejidad entre las labores propias de cada empresa queda reservada al mercado donde obviamente habrá mercancías de mayor precio que otras por ser de mejor calidad y exigencia de mano de obra, no ya en cantidad, sino en calidad. Los estímulos para que unas personas estudien más que otros quedará explicado por las naturales vocaciones, y porque las empresas necesitan de esos diferentes especialistas, y de allí que no todos puedan quedarse en cero complejidad, ni todos pueden ser especialistas de levad formación. La sociedad necesita el concurso de los diferentes especialistas, pero eso no es licencia abierta para sembrar las divisiones oprobiosas salariales que hasta ahora reinan. Al respecto, Marx señala:

"…se advierte, a simple vista, que en nuestra sociedad capitalista, según la orientación variable de la demanda de trabajo, determinada porción de trabajo humano debe ofrecerse, ora en forma de una oficio o profesión A, ora en B, en C, D, etc. Sean cuales fueran las fricciones provocadas por tales mutaciones de forma del trabajo, estas tienen que producirse.".
Véase: Carlos Marx, El Capital, L1, Cap. I. II

En corroboración a estas deducciones y recomendaciones en la literatura económica marxista y no marxista se trata el tema de los bienes complementarios (III), aunque estos no son calificados como es debido. Cuando Marx llama a la "unión de los proletarios del mundo" lo hace precisamente sobre esa base social del trabajo mancomunado, del proletariado actuando como una sola fuerza de trabajo en funciones productivas. Si eso es así, la paga de salarios sobre el anticientífico principio de "a cada quien según su trabajo" debe revisarse urgente y definitivamente, en lo que respecta a los trabajadores de cada empresa en particular.

Habrá quien objete de la manera siguiente: Como se prevé salarios superiores para los trabajadores de la empresa productora de mercancías más exigentes en la complejidad del trabajo de sus trabajadores, los especialistas afines de la empresa cuyo valor medio sea menor se hallarían disconformes o subpagados. En estos casos, sólo podemos anticipar que, la idea macroeconómica es que todos los trabajos especializados en diferentes mercancías no tiene porqué ser unos mejor pagados que otros.

Ciertamente, el trabajo aislado, mecanicistamente entendido cual piñones de un reloj cualquiera, no tiene cabida por ahora ni lo ha tenido jamás. Cuando se afirma que "el trabajo hizo al hombre", por alguna razón desconocida se omitió calificarlo como trabajo social, puesto que tampoco ni siquiera el hombre más remoto pudo hacerlo a solas; para esa imposibilidad rige la quimera de Robinson Crusoe., anticientífica y novelesca por todos sus costados. Veamos estas definiciones:

"El trabajo es la fuente de toda riqueza y de toda cultura y como el trabajo útil sólo es posible dentro de la sociedad y a través de ella, todos los miembros de la sociedad tienen igual derecho a percibir el fruto íntegro del trabajo" Carlos Marx, Cartas Marginales al Programa del partido Obrero Alemán.

Es que ni siquiera esa comparación de los piñones engranados se corresponde en una realidad donde nada, absolutamente nada, se halla separado y sin conexión del resto de las más cosa conocidas y por conocer. Marx, usa el método del trabajo social o del conjunto que más adelante dio en llamársele trabajo holístico, más trascendente aun ya que recoge al proletariado del mundo.



[II] Por trabajo simple y complejo se entiende, respectivamente, trabajos realizados por personas con menor formación técnica que otras, desde    el operario con menos esfuerzo en su formación hasta el más acabado que concurra en las plantillas laborales de la empresa de cualesquiera mercancías.
 
Con esta observación queremos despejar una de las más importantes confusiones e injusticias que viene practicando el sistema capitalista, pero que se agrava cuando los teóricos posmarxistas, Lenin entre ellos, y los académicos soviético rusos y de otros países en la actualidad, han extendido semejante confusión al modo precomunista o socialismo.

Efectivamente, una cosa es que las labores y el valor de la fuerza de trabajo promedia invertida en la elaboración de la mercancía A insuma más trabajos complejos que la empleada en otras de menor exigencia técnica o superior. Y otra cosa es pagar salarios diferentes dentro de la fábrica porque así lo digan las credenciales o el currículum de cada trabajador. Esto último es pagar según un trabajo abstracto, y no según el trabajo concreto prestado sólo en mancomunión laboral cuando actúa el equipo completo.

 [III] La complementariedad a la que se refieren los ingenieros, contables y economistas poco científicos, es más o menos esta: 

Según Heinrich f. v. Stackelberg (Principios de Teoría Económica), “La productividad marginal del trabajo sobre una extensión fija de tierra disminuye a partir de cierto límite a medida que aumenta el trabajo empleado” .Y sigue: “La certidumbre de esta ley resulta, por fuerza, de la experiencia común. Si no rigiese, doblando la aportación de trabajo se duplicaría el producto por hectárea, y cuadruplicando la aportación de trabajo se cuadruplicaría el producto. El resultado sería absurdo, pues concentrando sobre una sola hectárea todo el trabajo que en el mundo se dedica a la Agricultura, se conseguiría una cosecha igual a la producción mundial”.
 
    Aquí mismo podemos dilucidar la falsedad interesada de estas supuestas leyes. Obsérvese que, cual modelo notable y matemático, Stackelberg y su pléyade de seguidores (José Castañeda, entre muchísimos desparramados sobre la Tierra, con tanta abundancia como las mercancías de las transnacionales a las cuales apologizan) reconocen que el proceso de trabajo es una inevitable y común interacción combinatoria e intercomplementarísima ya que “Sólo la combinación de diversos medios productivos permite obtener el bien trigo”. Ibídem.
  
Como eso es así, se ve obligado a congelar cada uno por separado de esos medios, la tierra, los trabajadores, la semilla, etc, mientras estudia, mide y... ¡milagro!: descubre el rendimiento decreciente (en el argot ingenieril, o productividad en el económico) del  medio   que siga  moviéndose mientras el resto (céteris páribus) permanezca  constante. Un rendimiento marginal decreciente, sí, pero sólo en razón de la falta de armonía en recursos necesariamente complementarios, para  los diferentes insumos de medios y mano de obra que lleva consigo todo proceso de producción.
 
En su inconsistente modelo, el rendimiento se ve forzado a decaer irremisible, contable e ingenierilmente. ¡Vaya leyes!, ¡vaya estudios!, ¡vaya cálculo estadisticomatemático! para un paquete  productivo  que jamás podrá moverse sin el concurso y la concomitancia de determinados medios que por fuerza deben estar todos allí, moviéndose todos, comprados y reunidos allí,   en la fábrica, para que pueda elaborarse cualquier tipo de mercancía por simple que sea   su más íntima  composición fisicoquímica.
 
 Esta demostración de decrecimiento en la productividad de medios complementarios, si se detiene o desbalancea la combinación de los factores de la producción, es usada por la Contabilidad e Ingeniería burguesas para justificar su famosa teoría de la utilidad marginal decreciente, y, lo grave del asunto, de paso esconden el hecho de que ningún trabajador puede rendir suficientemente en una empresa de varios, desde el trabajo simple hasta el complejo, si el equipo laboral no se mantiene completo y a gusto por partes iguales.
 
Por supuesto, con salarios diferentes reconocidos en función de la calidad personal y aislada de cada trabajador, es virtualmente imposible que los trabajadores lo den todo, a sabiendas que sus colaboración mejoraría la productividad de los mejor pagados mientras él se mantiene marginado dentro de su propia empresa. Ahora bien, la complementariedad de los bienes y recursos de la empresa pone en evidencia que si falla el fósforo, el cigarrillo no sirve para nada, si falla la enfermera, el médico queda virtual y realmente anulado, cosas así.













lunes, 26 de marzo de 2012

Alzheimer para Bien o p. Mal. Primera fase I

Datos de un hombre que lo ha tenido todo sin tener nada al mismo tiempo.

Manuel C. Martínez M.

26/03/2012 9:35:27

Ayer estuve llorando durante muchos segundos. Recordé a mi querida Tía Ce (II), mi esmerada, abnegada y eficiente tía, madrastra y madre al mismo tiempo (III). Sigo endeudado con ella, sus acreencias sobre mí son verdaderamente impagables. Ella me crio desde mis 4 o 5 añitos, aprox. Cuando se casó, me llevó a vivir como hijo putativo con su esposo, mi tío, Sr. Hache Hache quien en lo adelante fungió como docente para mí, y en tal sentido gocé del privilgio mantuano de tener instructor privado...; lo hizo como "maestro de obras" de albañilería-construía modernas casas de adobes fabricados( IV) in situ, con techos de caña brava y vigas de madera desnuda. Yo presencié todo ese proceso, y como oficio colmó parte indeleble de mis primeras impresiones laborales. Fue en esa casa, nunca terminada-sólo la incementó en el baño, la cocina y el inmediato comedor; el resto era de tierra, olorosa y compacta.


 "Las casas de los herreros suelen tener azadón de palo." Con su grato y aromático solar que me sirvió de parque infantil exclusivo para mí solito, con su porche y jardín de frijoles, estos, visitados por bellos pequeños y saltarines insectos agrillados, siempre vestidos de medio luto. Allí, con mi Tía Ce, me enfamiliaricé también con las aves de corral, con el limpísimo"gallito" Santo Domingo y su única antigénere, y por lo cual no pudo practicar su natural poligamia.

También de mi tío tomé mis primeras lecciones de ingesta etílica: Tomaba ron con nombre sagrado, y supe de sus embriagantes vapores. En un frasco de salsa de tomate depositaba agua, papelón y corteza de limón hecho en casa. Lo refrescaba con barro y a la sombra. No recuerdo haberme embriagado, y menos aun cuando probé las calientes sobras de la cerveza capitalina servida en estiradas jarras y botellas ambarinas. ¡Qué amargo resultaban esos tragos! Nunca entendía cómo los adultos podían beber en semejantes fuentes.

Bien, Mi Tía siguió alimentándonos a todos, porque todos fuimos sus hijos. Luego de su prematuro divorcio, regresó a la casa natal, la de mi amada abuela Ge, cuya crianza, a su vez, corrió a cargo de mi Tatarabuela Pe-las personas más adultas y con alimentación descuidada de la época eran las presas favoritas de la tuberculosis pulmonar, un flagelo histórico cuya vacuna vendría décadas después. "Mi" barbero, un pariente de segundo o tercer grado, también sufrió de toses bajitas y recurrentes. Me afeitaba en su silla de madera en aquel salón adornado con barrocas caramas de venados, muy en boga para entonces. Recuerdo su tos por las repetidas pausas que se tomaba.

A ojos vistas y de manera ejemplar, Mi Abuela adoró a mi tatarabuela . Con alta frecuencia íbamos al Cementerio Municipal del Oeste de la ciudad; lo hacíamos en alegre caminata porque yo ignoraba el pesar que a ella le acompañaba ( V ). Yo era su compañero favorito, su primer nietecito, cosas así. En fin, que Mi Tía dio cuenta y crianza de todos nosotros. Fue una "burrita" para trabajar en todo: en artesanías del hogar, en artes culinarias a la sombra de su pulimentada cocina-guardo todavía, cual piedras preciosas, las de machacar carnes y condimentos en aquella piedra que fungía de matraz, colocada siempre a cielo abierto detrás de la cocina para que los desperdicios de las salpicaduras estuvieran al alcance de las canoras y alborozadas gallinas jabadas y pirocas que eran sus favoritas. La cocina era primero con leña de olorosos y lacrimosos cujíes que yo estibaba cuidadosamente y por mi cuenta, luego de recibir mis primeras lecciones. Eran tareas que me divertían tanto como si jugando estuviera: siempre las tomé muy en serio. Estiba y desestibaba, la derrumbaba y rearmaba, y así hasta que yo mismo me daba mi visto bueno.

Mi tía nos socorrió financieramente, y para entonces jamás conocí la figura de los prestamistas extraños a quienes después tantas veces molesté sin mayores trámites, armado como estaba con el poderoso aval de mi Abuela. Bastaba identificarme con nombre y apellido para que me abrieran-púber incipiente aún-mis débitos y haberes. Para entonces no se usaban las vergonzosas y humillantes letras de cambio, bastaba el compromiso del "debo y pagaré", todo de boca, todo en confianza. Esas vulgares y maleducadas condiciones mercantiles vinieron después para quebrantar amistades que se habían forjado durante varias generaciones.

Una vez-yo servía de mensajero, todo un utility de eficiente y eficaz conducta, al punto de que jamás permití que Mi Abuela fuera a bodega alguna, salvo al Mercado libre que empezaba a operar los domingos desde bien tempranito y donde con ese mismo aval de abolengo trabajé contratado para "milagrosamente" y con la mayor brevedad convertir un saco de azúcar en 100 paqueticos de 1 kg bien pesados de Bs. 1,00 c/u y subsidiados desde entonces. Mi jornada se llevaba una hora, más  o menos, a cambio de Bs 5,00 en moneda de plata, en 1 "fuerte" de los de entonces.

Una vez, recuerdo, de regreso de la prestamista de mayor confianza, amiga, compañera de trabajo y de infancia de mi Abuela, le traje la inaudita noticia de que la señora Jota, por conseja de su hijo, ya avanzado como estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela, "sucursal" de Valencia", sólo debía prestar contra soportes jurídicos, con letras de cambio. Como yo sabía ya leer y entender perfectamente las encomiendas de parte y parte, le transmití fielmente lo que me encomendaron: _. Manuelito, dígale a su abuela Ge que debe firmar estos papeles, "aquí, mire, aquí", que con mucha vergüenza se lo pido, pero eso me aconseja mi hijo (futuro Abogado de la familia, y nuevo contrario para las familias de sus vecinos). Hasta ese día duró la amistad entre aquellas amigas quienes vieron desechos en segundos tantos años de convivencia, de vivencias, de amistad. Mi Abuela me encomendó que le regresara todo,todo  su dinero y todas sus desconfiadas letras desprovistas de firmas.


 Desde entonces,  la acompañé muchas veces al Centro, a la Pastora, casa de la señora I  Ge (?), si mal no recuerdo. Allí había muchos muebles que me impresionaron sobremanera y para toda la vida, esta que que llevo elaborando hasta ahora: un piano muy negrito que jamás había visto, un piano de cola y una hacendosa mujer, hija o nuera de la prestamista, que siempre se hallaba muy mojada y salpicada frente a una batea con cerros de ropa para su numerosa prole. Su esposo era "joyero", y ahora deduzco que era su hijo o su yerno.

 En casa de otra prestamista conocí la vajilla de porcelana blanquiazulada y el mantel de alemánico azul que desde entonces también los hice mis favoritos. Y en casa de otra prestamista di mi primera manifestación de cleptomanía inducida. Es injusto llamarme pícaro o ladronzuelo.

Este fue el caso: Los relojes de pulsera con su embrujador tic tac llamaron poderosamente mi atención. En casa de esta prestamista me dejaron en la antesala mientras Mi Abuela realizaba sus transacciones lejos de mí para que yo no conociera de esos detalles financieros. Estaba muy niño y en Venezuela se seguía la griega costumbre de no permitir a los niños oír conversaciones de adultos. Hoy, no sólo se irrespeta esa importante costumbre, sino que los adultos vociferan delante de sus hijos y con todo su heredado y reciclado acervo de insolencias y vulgaridades. Pareciera que los desprecian.

Y en la mesita de centro apareció un fulgante relojito; era de mujer, pero igualmente daba la hora y cantaba su tic tac. No pude contenerme ni lo pensé 2 veces, lo hurté y llevé a casa. Desde el momento en que ese "embrujador"  reloj entró en mi bolsillo, una ambivalente sensación de gozo y miedo me embargó. No tuve paz hasta que fue rota la expectación que sufrí desde el solar de mi casa desde donde y en línea muy recta y durnate una media hora acumulaba aquella estresante espera: Con miedo y vergúenza desatadas, vi la figura en la puerta,  y sin haberla connocido supe que era la dueña, la víctima de mi travesura. _. ¿Dónde  está el roloj, Manuelito?, me preguntó mi abuela, no menos avergonzada y cargada con su enorme pena ajena. Sufrí por primera vez una paliza con tiernas y apuñadas ramas de Pata de ratón recibida por mis piernas que enrojecían e inflamaban al menor tropiezo. Como muestra de ello, debo señalar que mis labios siempre lucían como acabaditos de pintar con fuerte carmesí femenino, al punto de que a mi mamá Ge le preguntaban porqué me pintaba si yo era varoncito. Ella me sugería que apretara los labios para salir de dudas.

Mi tía me enseñó cómo ir a la bodega, cómo comprar con la lista del caso. Aprendí sobre la manipulación de los números del comercio; hacía trucos contables para cobrarme mis diligencias en el abasto donde llevábamos crédito, como todos los pobres que trabajan primero y cobran después. Quitan de fiado la comida y le acreditan al patrono toda su fuerza de trabajo, 100% y durante toda la impuesta jornada. Me habían enseñado a leer, y en consecuencia me había tropezado con las atrayentes y coloreadas e irresistibles historietas y "suplementos de los periódicos dominicales" que yo buscaba a 1,5 Km, + o -, lecturas, todas comprables, todas hechas mercancías. Mi Abuela y Mi Tía sabían de estas insatisfacciones mías, por eso siempre dejaban una arca abierta. Yo creía que no se darían cuenta, que olvidaban donde ponían y guardaban sus pequeños ahorros en efectivo. No recuerdo haber visto billetes en mi casa, más bien monedas de calderilla.
Nunca me lo hicieron ver, salvo aquella vez de "baúl" de madera que también se mantenía libre de desconfianza.

El bodeguero de la esquina suroeste, diligente e industrioso y próspero señor Ele  B,. manejaba dos tipos de contabilidad: La de los "palotes" y la arábiga de reciente improvisación, y por partida doble. El estilizado 5, construido con veloces rasgos de zeta lo tomé de él. De su bodega y expendio de licor por las tardes, también tomé los ejemplos de sus consumidores. Supe del contenido y cantidad de una botella: 24 onzas exactas.

Ya sabía sacar cuentas, las aprendíamos casa de mi Maestra Crucita Román, durante el intervalo de 3-7 años. Era una diligente maestra multiatareada y acertada en su vocación que nos enseñaba desde la o, por lo redondo, hasta los números quebrados o fraccionarios para quienes habían avanzado con ella hasta el cuarto grado de entonces. El alumno que recuerdo más avanzado fue  Ere, siempre arreglado, vestidito de limpio y muy bien calzadito. De él tomé sin su permiso mis primeras lecciones en vestimenta y afines.

Mi maestra había formado a mi Tía Ce y a mi madre Ge de quiera era su madrina. Llevar y traer personalmente nuestra sillita de bejucos y duraderos maderos formaba parte de nuestros "ejercicios" matutinos. Con semejante y denso prescolar entrábamos a la Primaria. Cuando mi Tía me llevó a su casa me inscribió directamente en mi Primer grado, sólo para niños, en escuela graduada, la regentada por las Hermanitas B. Se la pasaban de luto, no recuerdo haberlas visto vestidas de otro color. Este pionerísimo centro de estudios, luego de varias décadas, terminó como un vulgar "patio de bolas", de las antihigiénicas "bolas criollas", típico deporte favorito venezolano e importado de Europa, aunque desmejorado en materia sanitaria, y favorito de borrachos y vividores del juego. En ellos ha recibido una densa y colateral enseñanza la niñez y juventud venezolanas en casi todo su territorio nacional, sin que ningún Estado ni gobernante hayan prohibido ni regulado eficazmente la permanencia de menores en ellos, de los hijos de los "deportistas", en semejantes centros de divertimento muy poco edificantes para la sociedad de ninguna parte.
Estos recuerdos prealzheimerianos continuarán, ¡van a continuar!

Sobre Crucita Román he escrito y hoy hay una microbiografía suya alegremente guindada en el cielo y custodiada por Internet.

I
http://www.sadelas-sadelas.blogspot.com marmac@cantv.net

II Su nombre traduce "el poema", la canción". Eso lo descubrí cuando aprendí latín en mi bachillerato saliente, liceo dionde me inscribí con mis pasos contados, luego de que mi amigo de segunda infancia, de adolescencia y de primera juventud y parcialmente de mi adultez, Erre Jota, rechazó la encomienda de mi mamá Ge que me había inscrito en un semiliceo de elementales enseñanazas economicistas, el de comercio. Erre me dijo con énfasis convincente: Manuel, estudia para doctor, y para ello debes graduarte de bachiller , allí en el Liceo pedro Gual sito en el corazón mismo de ciudad. a más de 2 Km de distancia.

 Para entonces, el nombre e Mi Tía tomó para mí otra interesante dimensión de afecto y admiración. Me enorgullecía saber que así ella se llamaba y lo representaba. A partir de entonces todas las Ces quedaron enfáticamente asociadas a mi Tía Ce, tía y Madre verdadera. Por cierto, nunca la reconocimos abiertamente como tal, los honores maternales los monopolizó mi madre de sangre, quien, a su manera y por razones genéticas, de tales rasgos tuvo notorias carencias, en particular hacia mi semihermana   Ene y h. mí, quienes, como primero y segundo hijos compartimos esa orfandad que, en mi c aso y no de Ene, fue también de padre. A este lo conocí más adelante cuando yo ya daba cuenta de mis propias necesidades en esa escala de niñez y para el resto de mi vida. Gocé de mucha libertad fuera de la casa hacia donde me lanzaba en búsqueda de "trabajo" para empezar a cubrir mis propios gustos con mi propio fiananciamiento.Nunca pude salir a la esquina sita a 50 m de la casa sin tan siquiera "una locha" ya trabajada por mí mismo en mi bolsillo. Él fue llamado para rescatarme de los malos hábitos que andan libres en neustras calles de siempre.
   Él Me inscribió en Segundo grado, año 1948, Grupo Escolar Simón Rodríguez, Venezuela, Valencia, Municipo Candelaria, de amplias comodidades con envidiable, atractivo y rico parque de recreo. Estaba dotado de costosos artefactos deportivos: columpios, tovogán, barras, ruedas giratorias de acero y petrificados maderos, todo bajo la protección de aquellos samanes, siempre obsequisos con su flora salpicante, sus vainas cargadas de semillas castañas, con perfumes e impresionantes colores. Para ese entonces, el Dique de Guataparo abría periódicamente sus gratuitas aguas para el regadío de aquella periferia rural que acunaba la Valencia preindustrial y apacible. Luego supe que esas algas eran el semillero de  antibióticos aertificales que nos vendería después la faramcopea Treansnacional o capitalista, gacias a los hallzgos sintéticos del investigdor Alexander Fleming.

.Para un grupo de compañeritos de escuela, Los Canales_ así los bautizamos-,eran le escenario de nuestra piscinada, nuestra diaria competencia en aras de conquistar primero el rompimiento-chuzo o clavado- de la tupida capa algosa que cubría aquellas frescas, movientes y limpias aguas, apenas turbias y cargadas de humus en invierno.


Cmo ya era fumador, antes de emprender neustro viaje a la "piscina"   comprba me abstecía e cigarilos antihigiñénicos que eran vendidos a granel, servidos por la desaseaa  manos del quiosquero de aquella calle Arvelo, cruce c/ prolongación de la llamada para entonces: Avenida Constitución, hoy Las Ferias.. Era un gusto muy exclusivo de mí frente al resto de mis compañeritos. Tomé el vicio por imitación de los adultos vivos y virtuales , prncincipalmente, de los galanes de cine importado. Este vucio mercanti lo reforcé en mi bachillerato. Cuando aprendía Biologçía e higiene de los aparatos orgánicos leí en la bibliografía correspondeinte: "La ingwesta de tabaco, en iuna dosis de 4-6 cigarrilos, estimula la inteligencia. Este libro de texto no lo he visto mçás ni siqueira en las numerosas libre´rias de viejo o cghiveras ue tanto he visitado y de donde he podio enriquecer mi coiosa y valaioda biblioteca. (Borador, estas aprtes se corregirán despúes.) Otra digresió. Estas retomas d eveivencias son tan impsionates par mí como si ahora stiviera protagoniandolas en viotioenmpoo real. A tal punto, de que he empezado a no saber correctamente si envejecemos o hacemos otra cosa (borrador...)

Allí y así me hice de muchos amigos para quienes siempre fui y lo sigo siendo, Eme Molina, no obstante haberme hecho concocer a mí mismo, 6 años después, como Manuel Clemente Martínez Molina. Así lo hice cuando, luego de revisar mi partida de nacimiento, un requisito sine qua non para la inscripción en Secuandaria, observé en ella aquella "nota marginal", según la cual yo era una persona, un hijo, "reconocido", como tal por Fulano de Tal, ¡ilegítimo, pero reconocido!, ¡vaya, qué dstinción civil!, tán emocionante, infatuante y no menos alienante.
Mi ABUELA, así en altas para diferenciarla de la paterna, me deleitaba con sus añorados recuerdos, cuando de niña  paseaba por  aquellos jardines pintados con  fresas colgadas en las enramadas de porches, vestíbulos  y frontales de las casa de su  barrio, el mismo donde viví los más sensacionales momentos de mi vida acumulada hasta ahora.

La escuela primaria, fuera de mi escuelita, la de Crucita Román,    nunca fue de mi agrado, y rompí con ella motu proprio sin que nadie me lo impidiera, luego la retomé por mi cuenta en el Grupo Escolar República del Peru, misma ciudad, misma parroquia, más cerca de la casa, y donde luego de repetir el 4to. grado empecé a interesarme por lo que estaba aprendiendo "entre rejas". A lo largo de mi carrera estudiantil, de aprendiaje sistemático, quiero decir, repetí también mi segundo grado debido a las frecuentes mudanzas de mi vida infantil,. Estimo en 7 las distintas casas donde viví por cortos años en suma, siempre en la misma parroquia, luego de haber nacido en La Pastora,  en La Maternidad, donde  asistían gratis a las madres  de bajos recursos, y a las de no tan bajos por igual.


A mi padre  Erre, luego de enterarme de su  "generosidad" y responsabilidad civil por aquel reconocimiento,  no sólo le serví de auxilio económico, sin yo disponer suficientemente para mí mismo, sino que, como herencia póstuma, me dejó dos de mis semihernanas paternas. Ellas, ingenuamente, me confesaron que nuestro padre de sangre común les había alertado para que, en caso de necesidades perentorias, acudieran a mí en el bien entendido de que con algo las auxiliaría, pero que de ningún modo me prestaran ningún favor doméstico, como mandados o afines, porque "ellas no eran sirvientas de nadie". Siempre me vio, más bien, como un recurso alimentario de sus deficientes coberturas económicas, en vida y posvida. Supe después que su familia dispuso de una situación económica holagada. Mi abuelo, Jota, era "carretero", tenía una pequeña flota de carros de mula y afines, y prestaba servicios al Madaero Municipal, en una época cuando el automotor norteño no había penetrado el mercado venezolano. El "mal de San Vito" sufridpo por mi abuela paterna consumió el capital   de su amante esposo,  y así la ruina de  la familia se se instaló sin miramiento alguno.

III Tiempo atrás, mi tintero de plumafuente se habría potenciado con mis excreciones lacrimales. Mis ojos siguen sobrehumedecidos. Esta observación sigue vigente.

IV Adobe: Mezcla informe de barro bruto, yerbas y pedruscos que se hallaban en la misma parcela donde se erigiría la casa en cuestión. El barro provenía de la tierra con la que se construiría los 4 o más m3 del pozo séptico o del "excusado", según el caso. Las yerbas procedían del desmonte de la misma parcela. Se les moldeaba en rústicos e improvisados cajones de 4 lados, sin tapas ni fondo. Luego de predisecados al sol, con suavidad casi afeminada, con ligeros movimientos se dejaban al descubi erto para su completo secado y templado. Listos para ser arrumados en arquitectónicas presentaciones que sigo observando en las aladrilladas paredes carentes de revoque e infatuadas con sus vivos lacres tomados de la Naturaleza.

V Mi querida abuela Ge nació y se formó con tanta fragilidad humana que, hasta donde recuerdo, lloró a mi Tía Ce durante todos los días, más allá de los "novenarios", más allá de los meses y funerales, más allá de los recordatorios y obituarios anuales. Ella pudo volver a la vida "normal" cuando, a manera de gracia divina, recibió el Alzheimer. Entonces volvió a reír con sus recuerdos más queridos, porque nunca, que yo supe, mencionó para nada los malos recuerdos que pudo archivar inconscientemente, pero que, al no al "refritarlos", fueron liberados de su excelente memoria para dar paso a nuevas informaciones, a sus bellos recuerdos de su juventud temprana. Y mire que recuerdo todas o casi todas sus anécdotas del trabajo, de su casa, casa que ayudé a construir arreglando aquí, reparando allá, pintando, entechando, cepillando puertas, desoxidando las cantoras bisagras, haciendo de plomero, de carpintero, de jardinero, de sembrador, de criador y hasta de un poquito de radiotécnico y electricista: cables rotos, cuerdas radiales dislocadas, cosas así. Conocí desfasadamente a sus más íntimas, queridas coadolescentes y amiguitas; yo la acompañaba como lazarillo a las puertas de esas casas de la vecindad que para ella seguían tan vivas como sus recuerdos, y como muertas lo estaban para mí. Luego de llamar y preguntar por ellas, se conformaba pensando que habían salido, que volveríamos después. Una desagradable desavenencia familiar me impidió asistir y acompañarla en los últimos momentos de su vida, ni asistí a su entierro; no supe de ella durante varios años, quizás los de mayor necesidad para ambos. Afortunadamente, el divinizado Alzheimer la protegió de tan ingratos momentos. Continuará.