sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Universo o Poliverso?

(Un tópico astrofísico)
Manuel C. Martínez M.
24 sep. 09
Etimológicamente, universo alude a una unidad formada por diferentes cosas animadas e inanimadas, mejor aún: por todas las cosas. El universo comprende pues, a todos los seres, a todos los objetos que se hallan dentro, sobre y fuera de la Tierra, dentro de nuestra galaxia, dentro de las 100 gigas de soles "vecinos" y dentro de otros tantos millones de galaxias de más allá, todos los cuales estimadamente pueblan y seguirán poblando el llamado mundo conocido e investigado por los astrofísicos contemporáneos. La heterogeneidad reinante en semejante Universo salta a la vista.
Esa definición ha sido coadmitida desde hace milenios por los teólogos, exégetas y epígonos de las religiones cuyos representantes han contado con una mayor "clientela" o con un mayor número de fieles, honestos y cándidos seguidores, fanáticos, vividores, feligreses, etc. Por tal razón, desde su propia concepción la alusión a varios universos (Poliverso) resultaría un contrasentido. Pero, veamos:
<<…Por otra parte, existe también la opinión de que solamente gracias a una adecuada interacción fisiológica con la madre, el embrión adquiere la identidad humana (6). Esta opinión se basa en las observaciones que confirman que, hasta el momento actual, un mamífero no puede completar su desarrollo en el útero de un individuo de otra especie. Este hecho ha llevado a sugerir que después de la nidación en el útero materno, la diferenciación celular que da lugar a los tejidos del organismo adulto está dirigida por mensajes que provienen del organismo de la madre. >> (Wikipedia, pássim).
Aunque se quedó corto con las exitosas incubaciones in vitro, si compartimos ese interesante criterio biológico, la maternidad habría sido hasta ahora una función genéticamente ininterrumpida, vale decir que hipotéticamente dependeríamos y descenderíamos de una madre original que ha sido progenitora de todas las madres, de todos los padres y de todos los hijos encadenados vertical y horizontalmente en todas las generaciones involucradas. En esto se nota una acabada semejanza con las versiones bíblicas ad hoc.

De resultas, cada uno de nosotros representaría en sí mismo un universo vital que ha cruzado todos los espacios y tiempos hacia atrás, y lo seguiría haciendo hacia adelante, circular, explosiva y rotativamente entendido.
Corrientemente y por extensión hablamos de universos estadísticos, como el de los números enteros, de los números reales, etc. También hablamos y decimos que "cada cabeza es un mundo". De tal manera que estamos refiriéndonos a las experiencias individuales de cada ser humano en concordancia con la monocosmovisión que va adquiriendo cada ser humano, y según aquella versión maternal que convierte cada parto en una muestra suficientemente representativa de la policreación de todos los universos personificados con sus correspondientes creaciones fácticas y espirituales.
Digamos que contradictoriamente el universo que manéjase no reúne "matrioshkalmente" los universos individuales en uno sólo, bajo su obcecada convicción de que habría sólo una causa para las múltiples manifestaciones fenoménicas del enriquecido "universo", sino que los da por iguales o semejantes, los apelotona y los hace depender de un solo creador, por cierto muy desviadamente machista, habida cuenta de que se trataría de un creador solitario lleno de una orfandad natural, que nadie lo creó, sino que fue concebido por un poderosa imaginación de filósofos, teólogos y creyentes, ateniéndose a la posibilidad de que fuera del universo, y ahora fuera del Poliverso, pudiera existir algún ente desenergetizado que mágica o religiosamente genere materia.
Un Dios que estaría allá, y un mundo que estaría acá, en franca contradicción con la ley de transformabilidad termodinámica, según la cual es inadmisible la idea de un creador del universo hallado fuera de este.
Consecuentemente, demos entrada a la convicción de que podría hablarse de por lo menos dos universos, y esto ya nos acerca a la idea de la "poliversidad". Un Dios ubicuo ya supone la idea de variopintos mundos regidos todos por esos múltiples dioses fusionados en la universidad de Uno.
Los biólogos trabajan el concepto de unidad y unicidad celular para armonizar la creación de las vidas vegetal, animal y humana con las religiones monoteístas ya establecidas en una reiterada y holística dependencia de todo y de todos de un solo sólo Dios, por ejemplo, de un solo y asexuado creador. Así fue como se arribó después a la hipótesis del "Big bang" u origen cosmogónico del universo, de un universo, cuestión que para nada nos impide concebir varias explosiones cósmicas originarias, y no una solita.
Bien, a favor de esa pluralidad de universos tenemos las mencionadas concepciones de unicidad y unidad, es decir, una universalidad referida a cada ser vivo para garantizarle a cada ser una autonomía propia que lo capacita para interactuar con voz propia con otros seres, de tal modo que en ello le vaya al mundo y a los "mundos" una estabilidad suya avalada por su periódico y perpetuo tráfico genético.
Obsérvese que sólo de mamíferos descienden los mamíferos, aunque se den atípicos casos de mamíferos que ponen huevos, y de aves cuadrupedales (Cónfer Federico Engels, Antidüring). Esta propiedad clasificatoria mantiene unas rígidas clasificaciones de seres independientemente de los ocasionales y circunstanciales casos de mutaciones o metamorfosis que sacrifican especies a favor de la aparición de otras.
 
Por su parte, los matemáticos han pretendido apresar todas las variables y dimensiones geométricas en solitarias fórmulas algorítmicas. Todos los números están referidos a una unidad, aunque contradictoriamente a los seres vivos les atribuimos un origen bicelular devenido en una supra unidad cigótica.
Estamos ahora planteando que puede concebirse miríadas y gigas de universos. Porque la sola idea de objetos "cuantificables" nos introduce en un universo lleno de universos, valga el oxímoron.
Sin embargo, ahora caemos en la cuenta de que los universos son no matematizables. Digamos que si respetamos ortodoxamente la geometría euclidiana entonces no es permisible la matematización de ningún agregado práctico de entes heterogéneos cuya suma es impensable de partida.
De resultas, al parecer no existe el monopolio de la universidad, por el contrario estamos poblados de muchísimos universos cargados de unidad y unicidad. Con cada ser fallecido muere uno reemplazable por el recién nacido. Lo que hemos denominado Universo es una impostura heredada de aquella cortísima visión geocéntrica que de hecho sigue reinando.

La personalísima sensibilidad y sus propias coordenadas geográficas, sumados a la impenetrabilidad de cada cuerpo, impiden que dos personas puedan sentir con la misma receptividad. La visibilidad, la ubicación, la sensación térmica y la intensidad y los timbres sonoros terminan siendo un coto privado de los diferentes y concebibles universos constitutivos de lo que ahora damos en llamar Poliverso.