domingo, 11 de septiembre de 2011

Conozcamos sobre la Indefensión del Trabajador Burgués

   Conozcamos sobre la Indefensión del Trabajador Burgués
                                  Para consuelo de los “indignados” de Europa

                                                       Manuel C. Martínez M.
                                                                04/06/2011
Como sabemos, los asalariados y funcionarios públicos trabajan primero y cobran después. En tales condiciones sus patronos operan leoninamente, disfrutan de servicios y trabajos sin hacer ningún desembolso previo, y luego de recibido el trabajo pagan a su conveniencia. El trabajador debe   suplicarles con mucha diplomacia, respeto y adulancia para que se pongan al día con sus obligaciones contractuales, pero como el trabajador carece de poder, esas súplicas y reclamos  tienen poca eficacia y no inspiran respeto alguno, aunque obviamente si no cancela semanal o quincenalmente el trabajador se para   porque ¿cómo podría  alimentarse sin salario?

Ese ventajismo patronal se hace notorio al final de la relación laboral, cuando el asalariado o funcionario público salen de las nóminas de trabajadores activos. En estas condiciones su indefensión se refuerza ya que no cuenta ni siquiera con el respaldo de los trabajadores activos. Estos sufren el razonable miedo de que su patrono los despida o tome alguna   represalia en caso de apoyar a gente jubilada o cesanteada. A esta justificada falta de compañerismo se le llama carencia de solidaridad; así lo hacen los falsos sociólogos y politólogos defensores del pueblo trabajador.

En el caso de la empresa privada, y gracias a la defensa sindical burguesa, los patronos ahora se muestran más cumplidores de sus obligaciones con sus ex trabajadores, pero en el caso del patrono gubernamental, este provoca la formación de ex trabajadores indignados porque   aquel suele desentenderse de estos ex funcionarios que no son sus incondicionales, que no cierran notorias y serviles filas en el partido de gobierno, que no tienen “palancas” de gente “pesada” en ese  gobierno que se pone duro y cómico cando se le  reclama el cumplimiento de sus  viejas deudas con los trabajadores, porque, pareciera,  que no se le sirve al Estado, sino al gobernante de turno.

Es así cómo los jubilados de las Universidades venezolanas llevan más de 36 años con acreencias causadas, vencidas y que a cada segundo crecen exponencialmente sin que a ningún funcionario público  responsable directo  de estas deudas sociales mueva una paja para resolverle oportunamente este problemón a quienes ya entraron en la cuenta regresiva de sus años de vida. Estos tienen que seguir viviendo y adulando y soñando y suplicando que le paguen lo que se ganó cuando fue trabajador activo porque, valga la digresión: esas prestaciones sociales, esas “jubilaciones”, esas vacaciones, esos bonos y todas esas acreencias del trabajador no son dádivas para recolectar votos, no son obligaciones electorales,  son partes retenidas del salario impago semanal o quincenalmente, como también son salarios pre retenidos   los llamados aguinaldos de fin de año. Estas erogaciones patronales han sido deducidas del salario y guardadas, por así decirlo, para serles reintegradas al trabajador al final de año con el objeto de que   pase    sus días de desempleado, sus vacaciones y sus últimos años de vida sin pedir limosna de nadie, sin adularle a nadie, porque para eso trabajó, y lo hizo con el agravante de que, como indefenso, fue   explotado burguesamente durante todos esos años de ocupación activa.

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