sábado, 15 de febrero de 2014

La alienación de la mal llamada clase media

La alienación de la mal llamada clase media, o sea, la bien llamada “medio rica, medio pobre”, “medio burguesa, medio proletaria” u otro malformado monstruo  o híbrido social, tiene a su vez su propia génesis:  

Aunque resulte vergonzoso,  los proletarios, salvedad hecha de algunos obreros,  tienen su origen remoto en la clase servil de viejos tiempos realistas, colonialistas y mantuanos. Se trata de los trabajadores domésticos y artesanos, quienes les prestaban servicio incondicional-era forzoso, no había otra manera de trabajar para vivir: sin tierras ni medios de producción- a quienes tenían la exclusiva de ser patronos para sus domésticos y domésticas, para sus sirvientes. 

 Porque los proletarios en sí ni para sí se sirven ni a ellos mismos, lo hacen sólo para terceras personas a quienes terminan adorando, respetando y obedeciendo ciegamente. De esos viejos domesticados vienen los escuálidos y mientras más lo intuyen o llegan a conocerlo más refuerzan su odio hacia los humildes de hoy porque les recuerdan y taladran su encopetado corazón con   lesivos recuerdos, sobre todo ahora que al respirar mejor se sienten avergonzados sin confesarlo.

 Su alienación es pues un tremendo complejo de inferioridad que los está matando de día y de noche. Sobre todo ante un gobierno que reivindica a los pobres, a los domésticos de ahora contra quienes esa “clase media” ha estado desquitándose en el presente lo que no pudieron sus antepasados. Ahora, gracias a la alienación transmitida y retransmitida en cadena genealógica de tatarabuelos a tataranietos a través de bisabuelos, abuelos y de padres a hijos que desde el vientre materno sólo el oyen a sus padres loas hacia el verdugo que mancilló, violó, mató, explotó y humilló a sus antepasados. Tal es el currículo o arbolito genealógico  del escuálido.

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